Mirador 22/07/2024

Opinión
/ 22 julio 2024

Un hombre dedicó toda su vida a lavar platos.

Otro hombre dedicó toda su vida a hacer una catedral.

Murieron los dos el mismo día. Tanto mueren los que lavan platos como los que construyen catedrales.

Ambos se presentaron a juicio ante el supremo tribunal. El lavaplatos fue absuelto; el que hizo la catedral fue condenado.

–¿Por qué? –preguntó con voz en la que había cólera y soberbia.

Le explicaron:

–Porque este hombre puso lo mejor de sí en la tarea de lavar los platos, y tú no pusiste lo mejor de ti en la tarea de construir la catedral.

¡Hasta mañana!...

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