El Gobierno de los títulos falsos
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El 29 de mayo del año pasado, en este mismo espacio, se refirieron unas fichas biográficas colocadas en la Casa de la Cultura Jurídica en Saltillo donde se afirmaba que el (todavía) Gobernador era “Maestro en Política y Gestión Pública por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, San José de Costa Rica”.
Como se mencionó entonces, lo más parecido que en todo caso podía tener era una especialidad “a distancia”.
De una Maestría en el extranjero a una especialidad por internet. Así la diferencia.
Reitero lo entonces señalado: “Tener o no un grado académico, aclaro, poco dice de las destrezas, aptitudes y actitudes de la persona”. El asunto no es por ahí.
Las preguntas, por otro lado, son: cuál será la necesidad de inventar donde no hay; en qué momento y quién decide que estaba bien informar sobre algo irreal.
Una más se agrega: y si esto sucedió con lo más visible del Gobierno, ¿qué esperar con el segundo o tercer nivel?
Veamos un caso concreto: el Secretario de Fiscalización y Rendición de Cuentas. Por si faltara, enfatizo: hablaré del perfil publicado del responsable de promover, entre otras cosas, la transparencia y la rendición de cuentas.
Pues bien. Hacia finales del año pasado, la trayectoria publicada en tres portales de internet (dos bajo la responsabilidad del Gobierno del Estado, uno gestionado por una instancia federal) decían que el (todavía) Secretario contaba con el título de economista por la Universidad de Monterrey (UDEM) y estudios de Geología Económica y Alta Dirección.
Hubo quien le dio seguimiento a ese dato. Transparencia y rendición de cuentas, le dicen. Nada del otro mundo, si se quiere. Significó preguntar por el expediente en poder de la Secretaría, ése que se supone existe de todo servidor público: los papeles que se piden cuando estás por entrar a cobrar.
¿La respuesta? Primero, el reconocimiento de que no se encontró la información; luego, la declaratoria de que al Secretario se le tenía registrado con una licenciatura inconclusa en Economía; finalmente, hasta una declaratoria de inexistencia del expediente. Nada de licenciatura, nada de UDEM, nada de nada.
La indagatoria ciudadana sobre la veracidad del título universitario del actual Secretario de Fiscalización, aquí apenas dibujada en un párrafo, habla a detalle del poco cuidado que hay en la información publicada, pone en duda el manejo y hasta existencia de la documentación que el Gobierno debiera tener sobre los suyos y hace dudar de las intenciones de los servidores involucrados en la transparencia que parecen más aplicados en esconder la verdad y engañar al solicitante.
De esto, del viacrucis de la transparencia, está enterado el Secretario de Gobierno y para arriba. ¿El resultado? Al menos en los dos portales a cargo del Gobierno del Estado se han redactado una ficha que pudiera estar más apegada a la realidad… pero parece más un intento de encubrimiento y ya ni cómo creerles.
¿Termina ahí el asunto? Pues ustedes me dirán: hay documentos, oficios, indicaciones que el Secretario coahuilense firmó como “licenciado” sin serlo. Detalles que no se borran con un click computacional. La lista es larga. ¿Qué sucede ahí?
El contenido de las páginas, dicen, es informativo y de comunicación con los ciudadanos. Resulta que desinforman y generan desconfianza.
Así las cosas en la casa del responsable de promoverla transparencia y la rendición de cuentas en Coahuila. ¿Y por qué no? Si esos “detalles” también los ha tenido su jefe.
@victorspena