Fanny Chambers en Saltillo

Politicón
/ 9 diciembre 2018

En el Siglo 19, la ciudad de Saltillo tuvo numerosos visitantes extranjeros, tanto hombres como mujeres que decidieron vivir por un corto tiempo en esta ciudad. Una de ellas fue la estadounidense Fanny Chambers, quién dejó una obra escrita sobre esta ciudad después de una corta estancia en el Siglo 19.

Su obra fue publicada entre los años de fines del Siglo 19, se intituló “Face to Face With the Mexicans”. Fue editada en el New York por Fords, Howard & Hulbert, en el año 1887. Describe las ciudades de Saltillo, Palomas, Chihuahua, Santa Rosalía, Zacatecas, Aguascalientes, Silao, Querétaro y San Juan del Río.

Contiene amplias referencias a la vida de las diferentes clases sociales: su educación, costumbres y los tipos populares (lavanderas, curanderas, farmacéuticos). De la Ciudad de México (1880-86) hace observaciones sobre la ciudad azteca y española; el clima, religión, literatura, educación, irrigación, industria, policía (los rurales), población (tasa de defunciones por sexo y causas); información sobre los alquileres de casas y coches (precios); la colonia americana y las relaciones de México con Estados Unidos.

Describe particularmente: calles (Indio Triste), la Plaza Mayor, iglesias católicas y protestantes, mercados, escuelas, establecimientos de beneficencia, comercios, hoteles, diversiones, pulquerías, el Valle de México, las inundaciones y el problema del desagüe. De los alrededores menciona: Chapultepec, la Viga y Guadalupe. Del interior de la República visita: Tepeji del Río, Morelia, Teotihuacán, Puebla, Cholula, Xochicalco, Papantla, San Miguel Sesma y Orizaba.

Sus descripciones son muy agudas y muestran una ciudad de Saltillo sumamente dinámica, donde existían controladores de mulas por la calle, y la pronunciación del nombre de la ciudad expresada como “Sal-tee-yo”. Convencida de que esta palabra provenía del lenguaje de los nativos chichimecas, su significado era a su juicio “tierras altas de muchas aguas”. Y eso se apreciaba, ya que “en casi cualquier dirección se podían ver innumerables cascadas cristalinas”.

En efecto, la autora narra cómo en esta población el agua cae de las montañas incesantemente y descendiendo, comenta, como una hoja de cristal, creando a su paso bellos arcoíris. 

De igual forma, describe cómo ésta población tiene un clima seco y fino, con su atmósfera pura y reluciente con un cielo azul. Recuerda igualmente que esta ciudad fue capital de Texas y que, a mediados del Siglo 19, tenía unos 20 mil habitantes. Y se eleva unos cinco mil quinientos pies sobre el nivel del mar. Recordando igualmente en su obra, que la ciudad de Saltillo se fundó el 25 de julio de 1575, por Francisco de Urdiñola, quien dice trajo 60 familias tlaxcaltecas a poblar a esta región.

En su descripción de esta región, no deja pasar en sus comentarios la excelente textura de los productos de los telares de esta población, sobre todo los rebozos, los cuales los describe como chales largos y estrechos, sólo usados por las mujeres de esta región mexicana. Incluso, asegura, que la ciudad de Saltillo es sede de las manufacturas más apreciadas fuera de la región de donde se confeccionan. Para ella estos chales alargados y confeccionados de algodón son la clásica manta mexicana que toda mujer luce. Igualmente se utiliza como rebozos y otras prendas ligadas a su vestimenta diaria.

Sobre los lugares habituales para su recreación, afirma Chambers en su obra, los habitantes de Saltillo tienen lugares comunes para su recreación. Los cuales se sitúan en la plaza principal, así como en una ala fuera de la Catedral.

Igualmente, comenta que es también de admirar no sólo las numerosas iglesias construidas en esta población, sino los colegios, los cuales mostraban, afirma, cupo completo, lo que muestra el interés por la educación de los habitantes de la ciudad. En cuanto a la población extranjera, Chambers comenta que son los de nacionalidad estadounidense preferentemente, los que llegan a esta población. En efecto, los extranjeros que llegan a esta ciudad, nos dice la señora Chambers, son preferentemente estadounidense que llegan aquí por tres intereses sumamente claros: negocios, salud y placer.

Si bien es de resaltar que en su corta estancia en esta ciudad fue acompañada por su hija y su marido, las quejas no se hicieron esperar. La queja más importante fue la relacionada con su hospedaje. En efecto, comenta que tanto su marido como ella misma, no tuvieron ninguna satisfacción en el hotel donde se hospedaron.

El alojamiento del hotel, lo describió, como unas instalaciones y cuartos de escasos muebles, totalmente incomodos, ya que expresó que no es costumbre en México –al contrario de lo que pasaba en Europa y EUA– que las familias puedan vivir por largas estancias en los hoteles. Por ello tuvieron que contratar un servicio de limpieza ya que su estancia fue indefinida, y se extendió por varios meses.

Sin embargo, las palabras son elocuentes referente al buen gusto del pintoresco casco antiguo lleno de interés, afirmó. Lo que más le llamó la atención fueron los numerosos y viejos puentes pintorescos. Estos puentes de adobe abarcaban todos los arroyos, incluso los arroyos secos. Estos arroyos avanzaban a través de los huertos pintorescos en los pueblos indios contiguos. Su descripción la expresó comentando que estos lugares estaban llenos de exuberancia y belleza. Además, resalta “finas aguas medicinales” y baños que los turistas, así como los nativos, disfrutan.

Sin duda este tipo de literatura viajera es una fuente inagotable de conocimiento y expresión sobre nuestros espacios públicos en Coahuila.

El autor es investigador de la Academia IDH

Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH

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