Gobierno de fachada
Seamos claros: si no se ha aclarado completamente el destino de 36 mil millones de pesos de deuda, nada pasará con los 160 millones a empresas fantasmas. Nada en tanto sean los mismos actores quienes estén en escena.
El importantísimo trabajo de investigación del Grupo Reforma y sus reporteros le puso nombre y apellido a lo que, hasta entonces, era apenas un rumor: en el actual Gobierno nada cambió. O para decirlo en términos más precisos: la fachada fue novedosa, pero las mañas permanecieron.
De poco sirvieron los pagos a organizaciones de la sociedad civil con experiencia en transparencia para que les redactaran, promovieran y defendieran una ley de transparencia. O los interminables convenios, eventos y conferencias en la materia. Ya no se diga (si alguien recuerda su existencia) de el apretado enjambre de organizaciones para auditar y promover la transparencia en la entidad quienes, como también es ya tradición, ahora no dicen esta boca es mía.
El Gobierno transparente y certificado por la sociedad civil capitalina dice no saber qué pasó con 160 millones. Sirvieron para rentar legitimidad y un sello. Hoy lo derrocharon.
Coincidente o no con el tema electoral, la nota que recorrió la escena nacional sobre los pagos a empresas fantasmas demuestra el descontrol o hasta el cinismo de un Gobierno tan malo como cualquiera que supo venderse como referencia de honestidad.
El camino ya se lo saben. Lo han practicado con lo de la deuda. Y quien puede lo más, puede lo menos. Apelar a los procesos institucionales. Pedir una investigación a profundidad y no pronunciarse en tanto no haya conclusiones. Sin prisas para que llegue el olvido; poniendo la cara de inocencia, porque ya la tienen dura.
Apenas la semana pasada, la Presidenta del PRI Estatal decía en el Consejo Político que la prioridad del partido será siempre ganar. Y eso cuesta.
¿Alguna idea? Los vacíos de información se llenan de rumores. Y en la memoria del coahuilense estarán algunos casos de funcionarios actuales con maletines con billetes en las elecciones (remember Zacatecas). ¿Negocios entre los mismos?
¿Mecanismos para llenar las bolsas y aceitar la estructura que –¡oh, magia!– se une desinteresadamente frente a un proyecto político?
Por eso ni los priístas le quieren entrar al tú por tú contra los que tienen el poder. Como para qué. No todos tuvieron la oportunidad de vender cobijas o tener un blog ahora desaparecido.
¿Esperar algo de las instituciones? ¿De la electoral? Vaya, es de humanos cuidar la chamba. Y la que tienen es una que no verán de nuevo en su vida (remember España, olé). ¿Del instituto de transparencia? Baste decir que celebraron el Día
Internacional del Derecho a Saber (septiembre 28) confesando, en silencio, su ignorancia sobre cómo se ejerce el recurso público en Coahuila.
¿Esperar algo de la oposición o del torero retirado? De la primera, algunas ruedas de prensa; del segundo, alguna transmisión en vivo por Periscope. A como están las cosas, la esperanza se reduce a dos o tres entre sus filas. Si acaso.
Así el panorama, el orden sólo puede venir de un manotazo en la mesa dentro del propio PRI. Allá en el centro, motivado desde provincia… Pero los profesionales de esto no son ingenuos ni idealistas: hay cuotas y precios, y el asunto es que hay dinero que no se sabe a dónde fue o a dónde irá.
Adelanto los posibles desenlaces: todo fue un mal entendido, la investigación será por tiempo indefinido, habrá que darle vuelta a la página.
@victorspena
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