Reinicio (a la clase política en Coahuila)

Politicón
/ 1 enero 2017
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La clase política es la constituida por los pocos que logran imponer sus intereses a los muchos. 

Parafraseando a los grandes, en este espacio hemos insistido en el tema. Coahuila es, además, tierra fértil para observarlo: los últimos dos sexenios (sobre todo, su manejo electoral y sus triunfos en las urnas) han hecho de la clase política local un tejido apretado y bastante bien depurado (para sus fines) de todo esto.

Puedes estar bien con el poder y llevar una vida privilegiada siendo compadre, pero basta un arranque de rebeldía para que hasta la familia pise la cárcel y no te quede otra más que desaparecer; puedes, por otro lado, ser señalada en medios nacionales por manejar empresas “fantasma” con contratos millonarios y no por eso perder la consideración del poder formal. Ejemplos hay muchos. 

Cuando, desde lo cotidiano del observador externo, decimos “todos son los mismos, se cubren con la misma cobija”, a esto nos referimos. Y nunca antes mejor dicho los de la cobija, por cierto.

Esto, sin embargo, no es completamente cierto. Si uno se fija bien, no siempre son los mismos. 

A lo largo del tiempo, hay ligeros cambios: mientras unos se alejan en silencio, otros tienen una carrera meteórica, pasando de sencillos burócratas anónimos a los enviados predilectos para inaugurar obras o pronunciar discursos solemnes.

En nada se relaciona la capacidad y sí, bastante, la facilidad con la que se cumplen o no los “requisitos” impuestos por el núcleo más significativo de la clase política. Si los liderazgos reales ordenan que hay que ladrar, será joven promesa el que lo haga más fuerte y, por el contrario, estará cavando su tumba quien ya no quiera prestarse a ello. 

En Coahuila, sobre todo en los dos sexenios más recientes, esto se ha llevado a límites que ni los iniciadores pudieron imaginar. 
Si desde hace tres o cuatro años hay ya un candidato, si se le inyectó dinero a una Presidencia Municipal y no a otras, tiene relación con esto. Si hasta se dijo que se quería instalar el Ejecutivo media semana en Torreón, si el tener aspiraciones parecía (parece) un delito, es precisamente por lo dicho: el tejido de esta clase política está bastante asentado.

Pero, que lo esté no significa que todo vaya bien ni sea bueno.

Por allá del 23 de diciembre, hace unas semanas, se conoció un audio con la voz del Secretario de Desarrollo Social diciendo, en una posada, que la estructura de 450 coordinadores estaría al servicio del candidato impuesto al PRI. La confianza, la lealtad y el agradecimiento al todavía Gobernador se demuestra, dice quien despacha en la llamada Sedeso, apoyando su decisión.

Concediendo que no pueda desacreditarse la veracidad del audio, lo que escuchamos no es sino a un sujeto consecuente con la cuota impuesta: no está ahí porque sepa cómo ayudar en el desarrollo social de la entidad, está ahí sólo porque dirá (pensando en que lo dicho queda en confianza) que su función es violar varias leyes y hacer, hasta del más vulnerable, un nuevo Gobernador.

Este 2017 que inicia es año electoral. 
Hay que salir a participar para que los muchos puedan, con el voto, rehacer en algo el tejido de la clase política. Reiniciar. Presionar nuevos aires que permitan ver un panorama distinto, donde los mañosos terminen pagando sus abusos, el pastel se reparta de manera diferente y nuevos actores puedan entrar a escena.
  
@victorspena

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