Relación trilateral de América del Norte: luces y sombras

Opinión
/ 21 noviembre 2021
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Una reunión positiva y singular tuvo lugar en la Casa Blanca. Fue el Primer encuentro político y personal del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, socios del T-MEC para dialogar sobre los temas de interés común para las relaciones entre los tres países: el comercio, la economía, destacaron además los diálogos sobre diversos temas de interés común. Destacó la cordialidad y el buen trato en los diálogos bilaterales y trilaterales sostenidos.

No se puede dejar de reconocer que la relación bilateral entre México y Estados Unidos a lo largo de los últimos tres años ha sufrido tensiones importantes, la más destacada en relación con la migración de caravanas desde América Central que no disminuyen y que buscan llegar a la frontera con EU: un drama humano de miles de familias y una grave violación a los derechos humanos de los migrantes en territorio mexicano mientras avanzan desde Guatemala y México hacia la frontera con Estados Unidos.

El presidente López Obrador felicitó a Biden por la iniciativa que aún no ha sido enviada a la Cámara de Representantes para legalizar la situación de 11 millones de indocumentados en EU, la mayoría mexicanos. Fue un desatino la felicitación de AMLO para apoyar la política interna de Biden que cuenta con duras críticas de legisladores que se oponen a su aprobación.

El otro tema que quedó en el aire es el de la reforma eléctrica de México y sus negativas consecuencias sobre la continuación de la utilización de energías fósiles y combustóleo por parte de México, así como la afectación o cancelación de los contratos de energías limpias de empresas estadounidenses, otra piedra en el zapato.

El pasado jueves 18, los temas de migración y energía no fueron abordados por la reunión trilateral, pero están ahí y habrá que encontrar soluciones. En particular el de la migración indocumentada tiene ya demasiado tiempo de haberse convertido en la gran crisis humanitaria de América del Norte.

Finalmente hay que destacar el giro que Biden plantea para su política exterior: las relaciones de EU no se establecen con países que son patios traseros o subordinados. “Somos iguales”, señaló respecto a las relaciones de EU con México y Canadá. Esfuerzo que habrá que continuar como lo hicieron durante años las ciudades hermanas a lo largo de la frontera Méx-EU.

Esto no significa que no sea, como ha sido, del interés fundamental de EU la estabilidad de México. Estabilidad significa también seguridad. Habrá que echar las barbas a remojar y comenzar a reconocer que la política de “abrazos no balazos” de la 4T no ha funcionado. México es un país con una inseguridad creciente y una violencia criminal que solo puede equipararse a las pérdidas de las guerras. La seguridad de México está vinculada con la de Estados Unidos. Hoy por hoy, resolver el fenómeno migratorio es una cuestión central, extremadamente complicada, que atañe a la seguridad de EU como la de México y la estabilidad regional. No ha habido avances en los últimos 3 o 4 años, por el contrario los dramas crecen. La gran tarea pendiente es encontrar soluciones concertadas que pongan fin al drama migratorio. Sólidas relaciones y acuerdos trilaterales son necesarios.

Dan ganas llorar al ver las imágenes de niños separados de sus padres, de migrantes que marchan descalzos y no encuentran dónde dormir, de niños que enferman y no pueden continuar, del hambre y la sed que los ahoga, de madres que cargan a sus hijos o que lloran en el parto en medio de la nada, de los robados o secuestrados por criminales, del calor o el frío insoportable para los que avanzan en las caravanas y luego no encuentran un espacio para dormir... ¡Basta ya, esto es inhumano!

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