Resultados y elecciones

Opinión
/ 27 mayo 2024
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A casi seis años del primer gobierno de centro-izquierda en México la derecha ideológica aún pregona que México tendrá los mismos problemas que Venezuela -aunque la República Bolivariana padece un intenso bloqueo económico por parte de Estados Unidos y aliados-, que se abolirá la propiedad privada y que se cerrarán templos religiosos, que el país se dirige al comunismo dictatorial, estridentes consignas propagandísticas que continúan en las campañas electorales del PRIANRD, apoyadas por exfuncionarios del INE, dirigentes empresariales, intelectuales, académicos, periodistas y organizaciones de la sociedad civil, la “marea rosa”. No ha sido así.

El estilo personal de gobernar de Andrés Manuel López Obrador ha permeado en la vida política del país y ha generado aceptación de más de 65% de la población y el rechazo -hasta odio- del resto de personas que tienen su esperanza en la derecha partidista. En los hechos hay otra relación del gobierno con sus gobernados, de cercanía y de convocatoria a participar en asuntos públicos, es decir, la construcción de la democracia participativa, contrario al régimen anterior de representación delegativa, de cúpulas políticas y económicas.

La situación económica es ambivalente y será un factor para el electorado, porque la inflación -en su mayor parte importada- reduce sus índices de manera lenta, sobre todo en alimentos, cuyo impacto es más sensible en las familias, pero también hay cifras positivas: niveles al alza de inversión pública y privada -sobre todo extranjera-; incremento de la recaudación fiscal; tipo de cambio apreciado, expresión de confianza; aumento de 90% de la remuneración mínima; 2.7% de desempleo en información reciente; recuperación adquisitiva en casi 15%, entre otras.

Aun con efectos nocivos de pandemia y conflictos bélicos y económicos en el mundo, la economía muestra resultados que, si permanece el Estado orientador con responsabilidad social, pueden sostenerse en el próximo sexenio de Gobierno federal, inclusive con la permanencia de riesgos globales.

En el ámbito social los resultados también son ambivalentes: rediseño de servicios públicos de salud sin resultados óptimos; la seguridad pública continúa en niveles alarmantes, aunque con tendencias horizontal y negativa de los principales crímenes. Por otra parte, reducción de la deserción en educación media y media superior; pobreza disminuida de 41.9% a 36.3%; programas sociales que aumentan capacidad de consumo; asimismo, buenos resultados de participación social en infraestructura educativa y caminos entre comunidades.

La libertad no está en riesgo y la expresión de las ideas se ejerce, como en las réplicas matutinas del Presidente, lo cual no es dictadura. En la construcción de otro régimen político, ha cambiado la relación del Estado con medios de comunicación y organizaciones -al menos a nivel federal- y esta no se sustenta en coacción mutua ni control selectivo de información.

La cercanía estratégica del Gobierno con la sociedad y los resultados económicos y sociales serán aspectos en el desenlace final del próximo 2 de junio; la mayoría de las encuestas apuntan a la continuidad de la Cuarta Transformación en la Presidencia de la República. Por lo anterior, la derecha partidista, académica y mediática apuestan al caos político y electoral para que, desde el Poder Judicial -con sus reuniones clandestinas- se anulen las elecciones, sobre todo en distritos federales para que Morena-PT-Verde no obtenga dos tercios de curules en el Poder Legislativo, lo que permitiría cambios constitucionales.

Es evidente el interés social en la política, lo que no es polarización, más bien una nueva dinámica en que lo público está al alcance de la población y esta asuma su posición, para que la democracia participativa se fortalezca (no más “votas y te vas”) y se refleje en la economía: sin prerrogativas fiscales selectivas, se fomente la inversión directa en condiciones de igualdad; redistribución de riqueza para que el consumo impulse el crecimiento; extender infraestructura productiva -energías limpias, comunicaciones y transportes y redes digitales-; se amplíe la investigación científica aplicada y la capacitación técnica. Que no retornen los “apapachos” ($) del gobierno a las élites políticas, económicas, mediáticas y culturales.

Con su voto, la sociedad decidirá si retorna al pasado reciente o continúa la construcción del régimen político en ciernes.

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