Termina conflicto en el ITS, ¿qué lecciones nos deja?
Este miércoles fue levantado el plantón que mantuvieron los estudiantes del ITS por más de una semana. Cabría esperar que se aquilatan las lecciones que el evento deja tras de sí
Luego de 10 días de mantener cerrado un tramo del bulevar Venustiano Carranza, ayer se levantó el plantón que los estudiantes del Instituto Tecnológico de Saltillo (ITS) iniciaron en protesta por el uso de su plantel para la instalación de un “área VIP” durante la realización del concierto del Grupo Frontera, el pasado 14 de septiembre.
La conclusión del conflicto, que derivó en la renuncia de la directora del ITS, así como la deposición de la dirigencia estudiantil, puso en evidencia la necesidad de repensar algunos de los usos y costumbres de la clase política local, además de revelar la existencia de múltiples carencias en el plantel educativo.
Las consecuencias del paro, pese a que gozó de amplias simpatías entre la población, las padecieron durante más de una semana los automovilistas que regularmente circulan por la zona y los comercios aledaños al ITS que, al decir de algunos de sus propietarios, se vieron afectados en sus ventas.
Fue, sin embargo, un movimiento caracterizado por la sobriedad y no, como suele ocurrir en estos casos, por la estridencia, si bien queda como resabio amargo la idea de que pudo resolverse con mayor celeridad.
Habría por ello que hacer un esfuerzo por extraer lecciones del mismo y aprender de su génesis y desenlace con el propósito de no prohijar situaciones similares en el futuro.
Una de las lecciones más importantes seguramente es la relativa a la necesidad de modificar la forma en la cual se utilizan los espacios públicos en eventos como el del 14 de septiembre y, sobre todo, que las autoridades sean capaces de leer de forma adecuada la sensibilidad de los estudiantes.
La segunda tiene que ver con la posibilidad de que se actúe con mayor celeridad en el proceso de conceder peticiones clave. Y es que al menos en el recuento de los hechos queda la impresión de que las disculpas exigidas por los estudiantes, y obsequiadas por la autoridad, pudieron llegar antes.
En este sentido, resulta difícil no pensar que si el reconocimiento explícito de que pudo actuarse de otra manera se hubiera dado de inmediato, probablemente el conflicto no se habría prolongado hasta este miércoles.
De igual manera, queda la impresión de que, si las autoridades del Tecnológico Nacional de México hubieran actuado con mayor atingencia en la atención de las demandas de los estudiantes habría sido posible transitar con mayor celeridad en la atención de las causas del conflicto.
No se trata ya de reprochar lo que pudo hacerse, sino de asumir las lecciones de lo ocurrido. Sobre todo, porque el levantamiento del plantón no implica que la situación esté resuelta, pues aún es necesario que se cumplan diversas demandas de los paristas.
El seguimiento adecuado del pliego petitorio es la garantía de que el conflicto no resurja y, sobre todo, de que la población no vuelva a padecer las consecuencias de una insatisfacción que no es su responsabilidad, pero que sí le traslada costos.