Variante Ómicron XE, ¿una nueva preocupación?
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Todos queremos dejar atrás la pandemia y olvidarnos de los dos años que hemos vivido bajo su tiranía. El hartazgo que provocan las medidas de seguridad alcanza ya cotas insoportables y lo único que deseamos escuchar es que ese episodio de nuestras vidas ha quedado atrás.
Por desgracia, la naturaleza tiene mucha mayor capacidad que nosotros para imponerse en la realidad y, de acuerdo con las autoridades sanitarias, el virus sigue mutando y eso implica que, con todo y vacunas,
no podemos bajar la guardia
del todo.
Una nueva cepa de coronavirus SARS-CoV-2, bautizada como “variante XE”, ha sido detectada por los especialistas y, de acuerdo con los primeros datos al respecto, sería la variante más transmisible de todas las que han sido detectadas hasta ahora.
Ciertamente el hecho de que una porción muy importante de la población se encuentre ya vacunada disminuye el riesgo de que, al contagiarse, las personas desarrollen síntomas graves y sus vidas estén en peligro.
Pero, como se ha dicho repetidamente en los últimos meses, que el riesgo sea menor no es sinónimo de “inexistente” y
eso implica que debemos mantener las medidas de seguridad que hemos practicado desde el inicio de la pandemia hace ya dos años.
Y esto es así porque, aun cuando quisiéramos que fuera distinto, la pandemia no se ha terminado. No cabe duda que hoy llevamos la ventaja frente a este virus que vino a trastocar nuestras vidas y acaso las haya modificado para siempre, pero la última batalla de esta guerra no se ha librado aún.
“XE pertenece a la variante Ómicron hasta que se notifiquen diferencias significativas en la transmisión y las características de la enfermedad, incluida la gravedad. La OMS continúa monitoreando y evaluando de cerca el riesgo para la salud pública asociado con las variantes recombinantes, junto con otras variantes del SARS-CoV-2, y proporcionará actualizaciones a medida que haya más evidencia disponible”, ha dicho
la Organización Mundial de
la Salud.
Dicho en otras palabras, en tanto no se tenga evidencia suficiente respecto de la peligrosidad que representa esta nueva variante, lo mejor es actuar con cautela y eso quiere decir que las personas debemos seguir usando el cubrebocas, mantener la distancia social y evitar el contacto físico.
No es lo que quisiéramos y menos después de que hemos pasado −la mayoría− por un proceso de vacunación que nos hace sentir mucho más seguros, pues aunque sabemos que podemos contagiarnos está claro que los riesgos para la salud y la vida disminuyen considerablemente.
La pregunta, sin embargo, sigue siendo la misma: ¿quién quiere correr el riesgo de incorporarse a la estadística funesta porque le toque pertenecer al escaso porcentaje de las personas que pueden, a pesar de todo, desarrollar síntomas severos y, eventualmente, perder la vida?