Sara García, la actriz que nunca fue joven
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Sara García Hidalgo, "La Abuelita del Cine Mexicano", nació un 8 de septiembre de 1895, en Orizaba, Veracruz.
México, D.F..- Pocas son las mujeres con el valor, determinación y talento como ella los tuvo. Quien nunca supo ganarse la vida de otra forma que no fuera actuando, interpretando, creando personajes con los que dejaría huella en la memoria de todos los mexicanos. La mujer que al contrario del complejo de Peter Pan, quería crecer a pasos agigantados para poder interpretar a personajes de avanzada edad, por lo que a sus 30 años no le importó despojarse de su dentadura para lograr su cometido, que con el paso del tiempo le abriría las puertas al éxito.
Sara García Hidalgo, "La Abuelita del Cine Mexicano", nació un 8 de septiembre de 1895, en Orizaba, Veracruz. Siendo la única y última descendiente de un matrimonio de españoles formado por Don Isidoro García Ruiz y Doña Felipa Hidalgo Ruizal, al fallecer sus 10 hermanos. Al ser todavía una niña, quedó huérfana y totalmente sola.
Dejó atrás la tragedia y, como si supiera que su vida siempre le pertenecería a los estudios cinematográficos, Sara se acercó a los estudios de Azteca Films, en donde fue descubierta por el director de cine Joaquín Coss, quien la invitaría a participar en la película "En defensa propia", donde debutaría como actriz mientras corría el año de 1917. La historia de una de las más grandes leyendas del cine mexicano comenzaba a escribirse.
Desde ese momento, y a pesar de ser una mujer joven, no dejaría de interpretar papeles de madres abnegadas, o a la abuelita dulce y tierna, pero de carácter fuerte, mandón y determinante. Aunque al inicio de su carrera utilizaría una peluca encanecida para darles más veracidad a sus personajes, los años se encargarían de que esto ya no fuera necesario.
Realizó más de 100 películas, pero sin duda, unas de las más recordadas son Los tres García y su secuela Vuelven los García, dirigidas por Ismael Rodríguez, donde interpretaría a la abuela del ídolo de México, Pedro Infante, filme donde se verían por primera vez y, contrario a lo que se rumoreaba, crecería un fuerte lazo de respeto y admiración entre ambos, por lo que volverían a trabajar juntos en cintas como Dicen que soy mujeriego, El inocente y La tercera palabra.
Quienes conocieron a Sara, aseguran que su personaje de Luisa García de García era muy parecido a ella, con carácter fuerte, mal hablada pero divertida. Una mujer entrona con su inseparable puro y su luto permanente por el fallecimiento de su esposo, que así como le entraba a la charrería, al alcohol y le sabía a las pistolas, también iba a misa y obligaba a sus nietos a acompañarla. Este sería uno de los personajes que marcarían la carrera de la abuelita del cine nacional.
En su larga trayectoria cinematográfica actuaría al lado de grandes estrellas de la Época de Oro del Cine Mexicano, como Fernando Soler, Jorge Negrete, Marga López, Joaquín Pardavé, Germán Valdés TinTan, Mario Moreno Cantinflas, entre muchos otros.
Como lo son todas las estrellas de misteriosas, su vida privada lo fue aún más. Mujer de un sólo amor, se casó con el actor Fernando Ibañez, con quien tuvo a su única hija, María Fernanda, a quien años más tarde obligaría a incursionar en el cine, pero al saber que actuaría al lado de Jorge Negrete en la película La madrina del diablo, Sara tuvo un mal presentimiento. Su hija tendría un romance con Negrete, al que se opuso rotundamente. Tras enfrentar la infidelidad de su esposo, Sara decidió vivir con su inseparable amiga Rosario González, quien se convertiría en su compañera de toda la vida.
La mujer que naciera con alma vieja, murió el 21 de noviembre de 1980. "La Abuelita del Cine Mexicano", la abuelita del ídolo, la abuelita de todos, quienes hasta la fecha la recordamos al ver sus películas o al saborear una rica taza de chocolate, dejaría un hueco que, hasta la fecha, nadie ha podido llenar en el cine nacional.