"Brokeback Mountain" llega a la ópera
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En "Brokeback Mountain", Jack Twist (el tenor Tom Randle) y Ennis del Mar (el bajo barítono Daniel Okulitch) se besan, se abrazan, forcejean en la cama.
Madrid, España.- "Brokeback Mountain", la historia de amor entre dos cowboys que llevó al cine con éxito Ang Lee, llega a la ópera. El Teatro Real de Madrid estrena mañana martes mundialmente la obra, en medio de gran expectación y de la incógnita de cómo la recibirá un público tradicionalmente conservador.
"Si se sienten alejados, no es mi problema. Es su problema". Con esta frase rechazaba hoy sentir cualquier presión el compositor neoyorquino Charles Wuorinen, responsable de la partitura de una ópera cuyo libreto escribió Annie Proulx, autora del relato que publicó "The New Yorker" en 1997 y sobre el que trabajó Ang Lee.
Hace casi una década, cuando el director taiwanés presentó su film, que cosechó premios como el León de Oro del Festival de Cine de Venecia y tres Oscar, este se convirtió en símbolo para quienes a comienzos del siglo XXI aún vivían en secreto su homosexualidad.
Las escenas de amor entre dos hombres en la gran pantalla aún violentaban a muchos, pero en diez años las cosas han ido cambiando. No está claro, sin embargo, que lo que ahora se ve sin grandes problemas en cine y televisión no vaya a chocar en el Real.
En "Brokeback Mountain", los vaqueros Jack Twist (el tenor Tom Randle) y Ennis del Mar (el bajo barítono Daniel Okulitch) se besan, se abrazan, forcejean en la cama y aparecen en calzoncillos sobre ella después de hacer el amor. Son imágenes a veces incluso más explícitas que las que mostraba el taiwanés en su película.
"Es una ópera muy política en el buen sentido de la palabra. Reflexiona sobre la condición humana. Y espero que sirva para abrir el debate, para intentar lograr una actitud más tolerante", explicó hoy el belga Gerard Mortier, asesor artístico del Teatro Real.
El ex director de la ópera madrileña, destituido en septiembre en medio de una polémica, es el responsable de que "Brokeback Mountain" se estrene en Madrid. Se la encargó a Wourinen cuando iba a dirigir la ópera de Nueva York, pero como acabó rechazando el cargo por el recorte del presupuesto, se la llevó a la capital española.
"'Brokeback Mountain' es para un público liberal que piensa que en el teatro no solo buscamos divertimento, sino que también discutimos grandes temas actuales", explicaba un Mortier muy desmejorado, llegado para el estreno desde Alemania, donde recibe tratamiento contra el cáncer. Para él, esta ópera es una forma de luchar contra el tabú social que aún existe sobre la homosexualidad.
La historia de Jack Twist y Ennis del Mar a lo largo de dos décadas es la de un amor prohibido, la de un deseo sexual que, después de cada una de las veces que es satisfecho, otorga una gran carga moral a sus protagonistas.
Es la historia de un amor que solo puede ser vivido a escondidas de una sociedad homófoba que marca de tal manera lo que es "normal" que los lleva a preguntarse quiénes son.
"Podemos ser como el espejo en el que público puede mirarse y le puede servir para analizar estas cuestiones", sostiene Randle, cuyo personaje, Jack, asume su condición sexual con menos problemas. "La mayor parte de los papeles de ópera consisten en cantar y no ayudan a descubrir algo de uno mismo, lo que es distinto en ésta".
En el libreto, Proulx alteró algunos detalles del relato original e introdujo nuevos personajes y texto para el coro. Hoy advertía además que "la película no ha tenido ninguna influencia".
Tampoco en la escenografía, a cargo de Ivo Van Hove, que ha creado un decorado minimalista para la primera parte, la que los dos protagonistas pasan en la montaña. Una montaña dura, agreste, peligrosa, donde la naturaleza es amenaza y peligro. Una concepción alejada de la naturaleza idílica que Ang Lee plasmó en su film.
"Decidí no competir con la película. Compararlas no tiene sentido", dijo.
Imágenes en movimiento -en las que el viento agita las hojas de los árboles, el día torna en noche o las ovejas que cuidan los cowboys beben del río- se proyectan sobre el fondo blanco del escenario. Grabadas en las montañas de Wyoming, a las que fueron juntos Wuorinen, Proulx y Van Hove, transportan al público a la montaña maldita.
Titus Engel está al frente de la orquesta en la interpretación de una partitura compleja, la de Wourinen, "un maestro de la instrumentación", según lo cataloga el director suizo. Es una música tan particular que tanto el propio compositor como Mortier admiten que hay que escucharla varias veces para familiarizarse.
"Nada más que el público oiga las notas iniciales, con esos bajos dobles y esas tubas, verá que entra en el mundo de Wourinen", señaló Engel, apasionado por unos "maravillosos duetos de amor" entre los protagonistas. Y por la última escena, tras la muerte de Jack, en la que Ennis jura amor eterno, de "una emotividad musical inmensa".
Una muerte que queda abierta para el espectador: ¿accidental o crimen homófobo? "Todos sabemos que si no fue un asesinato podía haberlo sido", señala el tenor Randle, recordando la discriminación y la persecución que muchos gays y lesbianas siguen sufriendo.
Por Sara Barderas/DPA