Georg Büchner se agiganta en su bicentenario

Artes
/ 29 septiembre 2015

A fines de 1836, Büchner se trasladó a Zúrich, donde murió de tifus el 19 de febrero de 1837.

Berlín, Alemania.- Fugas turbulentas, penas de amor, la vida a caballo entre literatura y revolución y una muerte prematura a los 23 años: el alemán Georg Büchner sigue ocupando un papel central en el olimpo de escritores románticos 200 años después de su nacimiento, un 17 de octubre de 1813.

De su pluma salieron apenas tres piezas para teatro, entre ellas los clásicos "La muerte de Danton" y "Woyzeck", pero Büchner mantiene hasta hoy el halo de luchador por la libertad y un prestigio incombustible como innovador de las letras del siglo XIX.

"Su fuerza revolucionaria desembocó en la poesía", define a la agencia dpa el germanista Hermann Kurzke, autor de una nueva biografía de Büchner. "Sus grandes obras surgieron después de participar en política. De algún modo procesan la actividad revolucionaria de la que formó parte".

De la vida del dramaturgo se sabe poco. Nacido en Goddelau, suroeste de Alemania, estudio medicina en Estrasburgo y Giessen y ya desde los 17 años entró en contacto con diversos movimientos revolucionarios y grupos libertarios radicales de Francia y Alemania.

En 1834 fundó la "Sociedad para los derechos humanos" y escribió el libelo revolucionario "Der Hessische Landbote" (El mensajero rural de Hessen) en el que lanza a los campesinos locales su famosa proclama: "¡Paz para las cabañas, guerra a los palacios!".

El éxito del panfleto le valió una acusación de traición. A diferencia de muchos de su entorno, Büchner logró esquivar a la policía y huyó de Alemania a Estrasburgo, donde tenía contactos desde sus estudios y donde vivía su prometida, Minna Jaeglé.

Ya antes de dejar Alemania tenía prácticamente terminado "La muerte de Danton", su primer gran drama sobre el fracaso de la Revolución Francesa. En 1835 escribió el relato "Lenz", sobre un poeta infeliz, y un año después su pieza teatral, "Leonce y Lena".

También en esos años trabajó en "Woyzeck", su obra principal y el primer drama social de la literatura alemana con personajes de clase trabajadora. Aunque inconclusa y reconstruida a partir de fragmentos, sigue siendo hasta hoy una de las más representadas en los teatros de Alemania.

A fines de 1836, Büchner se trasladó a Zúrich, donde murió de tifus el 19 de febrero de 1837 sin saber que su breve obra influiría de forma decisiva en el teatro posterior. El premio más importante de las letras alemanas sigue llevando su nombre.

"Imagine que Goethe hubiese muerto a la edad de Büchner", especula Burghard Dedner, director del Centro de Investigación sobre Büchner de la Universidad de Marburgo. "Habría que ver qué tendríamos de él, qué obras y que datos biográficos. Habría dejado un drama, tal vez algunas poesías. Lo más importante vino después".

Dedner sitúa "Woyzeck" en la línea de sucesión de los grandes dramas de la literatura mundial, como el "Edipo" de Sófocles o el "Hamlet" de Shakespeare.

También hay indicios de que el escritor pudo desarrollar una carrera importante académica con su otra pasión, las ciencias naturales. "Si hubiese vivido más tiempo, habría actuado en los tres escenarios: el literario, el político y el científico", señala Dedner.

Por Martin Oversohl/DPA



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