En ‘Los hijos de dios’ de Sebastián Torres Greene lleva las ironías de la Conquista a Morelia

Desde hace unos años la conversación alrededor del periodo de la Conquista y el llamado “Descubrimiento” de América se ha vuelto mucho más profunda, y detalles que antes solo eran cuestionados por algunos historiadores han pasado a ser parte de la discusión popular.

En medio de esto el cineasta mexicano Sebastián Torres Greene decidió abordar ese momento histórico a través de la ficción y plantear a partir de este terreno una visión amplia sobre lo que llama “las ironías” de dicho momento.

Así nace el cortometraje “Los hijos de Dios”, que cuenta la historia de una expedición española en medio de la selva de lo que hoy es Veracruz desde los ojos de un fraile, quien observa el abuso y la sed de riquezas de sus compatriotas, y que se estrena esta semana en el Festival Internacional de Cine de Morelia.

“Para mí era importante plantear una ventana muy auténtica. Que la gente pudiera trasladar, que pudieran ver un poquito de cómo era y esta ironía de los cargadores del mensaje de Dios. Independientemente de que es una historia mexicana también resuena con lo que ha pasado con otros pueblos, de cómo esta intolerancia de que si no crees lo que yo creo tú estás mal”, comentó el director en entrevista con VANGUARDIA.

“Seguimos el viaje de un fraile, es un viaje moral de mucho cuestionamiento, de esta expedición que solo busca riquezas, tiene a una indígena cautiva que están maltratando y empieza a armar un complot con otros soldados de la Corona y vemos cómo esta expedición se empieza a descomponer desde adentro”, agregó.

El filme, que destacó fue realizado con inversión privada y apoyo del Gobierno de Veracruz, ha llamado la atención por el cuidado al detalle y la calidad de su producción, y es también la primera vez que Torres trabaja en un proyecto de esta magnitud.

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“Ha sido muy intenso pero disfruté muchísimo de todos los procesos. Desde el de escritura junto con Edgar Cortés, co-escritor, sumergiéndonos en todas las fuentes, en los libros, en las crónicas, y hasta que empezamos a trabajar con Mario Castro, mi director de arte y la diseñadora de vestuario María Villalpando”, explicó.

“En el rodaje estuvimos 8 días en Veracruz y todo el tiempo de planeación nos permitió ser flexibles, porque si no estás preparado la selva te come vivo. Nos llovió varios días, pero al final pudimos contar la historia que queríamos”, agregó, “tuve la oportunidad de conocer Veracruz dos veces antes de filmar y ese primer scouting definió todo, porque también abordamos la historia de las locaciones. Era un momento en que seguíamos escribiendo, entonces estar ahí y ver el lugar donde nuestros personajes iban a vivir era muy importante y también lo que es posible y no; te puedes imaginar mil cosas pero eso nos permitió resolver varias cosas que teníamos para la historia.

El director señaló que otro de sus objetivos era poder adaptar al lenguaje cinematográfico las crónicas con las que se encontraron durante la investigación, y que para ellos ahondan sobre lo que se sabe del periodo de la Conquista.

Asimismo, asegura que el corto mantiene una postura sin juicios ante este momento, por lo que en medio de la discusión que existe sobre esa época en la actualidad se busca que haya empatía con los personajes y sus situaciones.

“Más allá de tomar un bando, porque está muy polarizado, al final fue parte de la historia, siento que no podemos juzgarlo con 500 años de diferencia. Ya pasó, es más bien juzgar el presente y cada uno de los presentes que han pasado después de eso. Pero el cortometraje no toma bandos, simplemente retrata lo que era esa época y empatizas con la gente”, dijo.

“Para mí fue un sueño hecho realidad. Desde que quiero hacer cine quería estar en producciones así, independientemente de la escala de la producción, obviamente contando historias que más allá de lo épico tocan temas profundos. Pero estar en la selva con mucha gente lo disfrute muchísimo, pero aunque se ve una producción muy grande, que lo fue para términos de cortometraje, en cuestión de recursos nos gastamos un poquito más que lo que gasta un corto del IMCINE, y vino de la iniciativa privada, con apoyos de Veracruz, mucho de ello en especie. Se puso el dinero donde se necesitaba poner para contar esta historia”, concluyó.

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