Inauguran ‘Hibernación’ de Laila Castillo: constancia que invita a la reflexión
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A través de la agencia de arte Liquen la artista textil Laila Castillo inauguró esta exposición, producto de 92 días de trabajo constante, en el Centro Cultural Casa La Besana
“Hibernación” de Laila Castillo es muchas cosas, pues en esta exposición cada puntada puede tener el más profundo y personal significado o puede ser simplemente lo que es, un bordado más.
Inaugurada el pasado sábado 22 de agosto en el Centro Cultural Casa La Besana, a través de la agencia de arte Liquen, esta serie de 92 piezas de arte textil inició para la artista como un ejercicio de disciplina y constancia, en el que realizaría una obra por día durante todo el invierno, de diciembre del 2019 a marzo del 2020, pero pronto el reto se volvió mucho más grande y personal de lo pensado.
Además de esto, la pandemia dificultó sus cosas y, originalmente programada para exhibirse en marzo pasado, no fue posible presentarla al público hasta esta semana y así lo dio a conocer Talía Barredo, de Liquen, durante la inauguración.
La dinámica concluyó el 21 de marzo. Se pensaba que terminaría con la exposición y la artista bordando la última pieza en vivo, pero la pandemia lo hizo imposible y el ejercicio se remitió a lo virtual, hasta este momento en que por fin las piezas podrán ser apreciadas por el público, agendando una cita previa a través de las redes de Facebook de La Besana y Liquen.
“Al final el proceso fue muy nutritivo, muy enriquecedor en el sentido de que veo la serie completa y recuerdo lo que pasó cada uno de esos días a manera de bitácora como un diario y me repito a mí misma; es que no es el bordado, es lo que pasa mientras se borda”, expresó, “hubo días intensos, hubo piezas que tienen un valor muy personal y también hay piezas que cuando las veo no me gustan. Al final el resultado no me gusta pero finalmente eso pasó ese día y no sería honesto borrarlo, no sería honesto negarlo”.
Las obras contienen extractos de la vida y el trabajo de Laila Castillo en mayor o menor medida, desde aquellas en donde cosió a la tela la primera flor de bugambilia que su marido le regaló cuando recién comenzaba su relación, o un diente de leche de su hija, hasta recortes de libros, frases, rocas, textiles raros y especiales, hojas y ramas.
Visualmente exploran distintos motivos, composiciones, puntadas y paletas de colores, haciendo a cada pieza única, mientras que la carga emocional de cada una difiere, con algunas de ellas realizadas como ejercicios lúdicos mientras que en otras están depositadas profundas memorias o hasta la catarsis de procesos arrastrados por mucho tiempo.
Al estar nombradas por la fecha en que fueron creadas el espectador también puede comparar su propia vivencia con la que la creadora tuvo tal o cual día, o qué estaba haciendo ella en alguna fecha en especial, como puede verse en la que hizo el 8 de marzo, dedicada al movimiento feminista, o en la del día 9, un día sin mujeres, que dejó completamente en blanco.