Inauguran la primera exposición individual de Dora Scaccioni

El evento es uno de los pocos reconocimientos que la obra de la pintora italiana, pero que radicó en Saltillo casi toda su vida, ha tenido desde que comenzó su carrera a principios del siglo pasado
Este jueves, el Centro Cultural Vito Alessio Robles pagó una deuda histórica. Con la inauguración de la exposición “Dora Scaccioni. Una pintora italiana en Saltillo”, logró reunir buena parte de la obra de esta artista que a pesar de no haber nacido en la capital coahuilense, legó su docencia y arte a la ciudad, a pesar de que por casi un siglo su imagen estuvo a la sombra de su esposo, el pintor Rubén Herrera.
Arturo Villarreal Reyes, subdirector de Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura, María Elena Santoscoy, presidenta del Patronato de Amigos del Patrimonio Histórico de Saltillo AC y la directora del CECUVAR, Esperanza Dávila Sota, quien presidió el evento, fueron los encargados de la curaduría de esta muestra, integrada por 25 piezas, entre naturalezas muertas y retratos, principalmente, pero también con ejemplos de marinas y paisajes cotidianos de la época, así como un poema de su autoría con el que deja por sentado que a su llegada al país se consideró mexicana y saltillense.

“Uno no es donde nace, sino de donde pace y yace”, citó Dávila durante el evento inaugural, “es decir, uno es donde de donde come y vive. Esa sentencia ilustra el caso del matrimonio Herrera Scaccioni. Ella, nacida en Roma, Italia; él, en Villa de Cos, Zacatecas. A Rubén lo trajo a Saltillo su familia, siendo un niño. Dora llegó a esta ciudad del brazo de Rubén, con quien contrajo matrimonio en Roma y 13 años después enviudó, durante una breve residencia en la Ciudad de México”.
Tras este lamentable hecho, la pintora tuvo varias ocasiones más de dejar la ciudad, como cuando vivió en los Estados Unidos al lado de su segundo esposo, el dr. Molkau. Pero incluso así decidió regresar, y aquí murió en 1975.

Su presencia en Saltillo destacó por cuenta propia, y por no ello no es de extrañar que cuando esta institución lanzó la convocatoria para reunir las piezas de la autora, muchos coleccionistas y familias que la conocieron en vida respondieron sin miramientos.
Ahora, y hasta el mes de septiembre, la obra de Dora Scaccioni estará en exhibición a solo unos metros de su hogar, con ejemplos de una maestría artística que incluso su propio hijo, el crítico de arte Mario Herrera, destacó en un texto —que también forma parte de la muestra—, para que las nuevas generaciones puedan apreciar su sensibilidad, humanidad y genio.