La Atlántida, tesoro mítico y fuente de inspiración
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La Atlántida, Shambala, Sangri-La, Agharta o Aztlán son ejemplos de los lugares míticos que encierran leyendas milenarias. Algunos, con restos arqueológicos descubiertos que demuestran su existencia, pero otros, la mayoría, han quedado como fabulas procedentes de narraciones de la Antigüedad, donde los seres humanos poseían capacidades espirituales asombrosas y avances tecnológicos increíbles
Enamorado de la historia, pero con mucho humor a cuestas que le ha llevado a rodar diferentes cortometrajes, web series, publicar libros y dirigir dos canales de Youtube con el nombre “Pero eso es otra historia”, Andoni Garrido es guionista de cine y televisión.
Para su trabajo cuenta con la colaboración de dos equipos de historiadores denominados“El Octavo Historiador” y “El Foro de la Historia”, además de ilustradores que salpican las páginas de sus libros para amenizar los textos.
En su último obra, “Colega, ¿dónde está mi urbe?”, el guionista explica a Efe que su objetivo era “conocer en profundidad si había algo de verdad y ésta podía ser rescatada de esas ciudades de fabulosas leyendas que han poblado libros y protagonizado películas”.
VIAJES POR EL ATLÁNTICO QUE “AVIVARON EL MITO”
Sin embargo, Garrido pone en duda su existencia “porque los argumentos que las envuelven han ido variando a lo largo de los años, pero me interesé por saber qué es lo que pudo dar origen a esos mitos, a esas leyendas en las que detrás está siempre la mitología”.
Así, el autor comenzó a rastrear y escribir con cierto tono de humor sobre lo que hallaba para que la historia no resultara demasiado densa.“Descubrí un montón de historias interesantes que, a lo mejor, no son verdad, pero por lo menos son historias muy entretenidas”, comenta. Sobre su libro indica que “está dividido en ciudades perdidas que se ubican en océanos o en continentes como África, Europa, Asia y, sobre todo, en América, donde hay muchísimas, y aprovecho también este tema para hablar un poco de historia, porque todo esto tiene relación con ella”.
El caso de la Atlántida es al que más protagonismo da el autor por ser el continente perdido del que más se ha investigado e imaginado desde el mundo de la Antigüedad, sobre todo a partir de los diálogos ‘Timeas y Critias’ del filósofo griego Platón (427-347 a. C.).
Los primeros navegantes que se atrevieron a surcar los océanos “hablaron sobre ciudades o continentes perdidos. Muchos otros, durante sus viajes por el Atlántico, fueron creando leyendas de islas míticas. Entre estas destaca el mito de Antillia, o la isla de las Siete Ciudades, que apareció por primera vez en un mapa de 1424”, asegura el guionista.
“Cuando Cristobal Colón llegó al Caribe, se empezó a llamar Antillas a ese conjunto de islas y, al descubrir el nuevo continente, se reavivó el antiguo mito atlante y se comenzó a asociar la Atlántida con este nuevo mundo”, asevera Garrido.
“Tras la llegada de Colón a América y las posteriores expediciones que fueron avanzando y colonizando el continente -continúa Garrido- se quiso asociar éste con la Atlántida, con lo que el descubrimiento reavivó el antiguo mito atlante”.
El guionista indica que eruditos, geógrafos y filósofos afirmaron, a partir del siglo XVI, que, “ese gran continente descubierto por los europeos era en realidad la famosa Atlántida platónica. Esa era la misma tesis del eclesiástico e historiador español Francisco López de Gomara, autor de ‘Historia general de las Indias’”.
En este libro, el eclesiástico mantenía que “los aztecas serían los remanentes vivos de los antiguos atlantes. Su teoría habría que cogerla con pinzas, pero se basaba en cómo se decía ‘agua’ en idioma náhuatl (lengua que se habla en México): ‘atl’”.
UNA SOCIEDAD MÁS JUSTA Y PRÓSPERA
En 1626, el filósofo inglés Francis Bacon publicó ‘La Nueva Atlántida’, una novela de ficción que contaba la historia de una tierra mítica, donde existía una utopía basada en el progreso científico y técnico, y donde sus habitantes lograron una sociedad más justa y próspera.
Para Andoni Garrido “fue en el siglo XIX cuando el mito comenzó a ganar mucha popularidad. Estaban en auge las novelas de aventuras, siendo su máximo exponente el francés Julio Verne, quien escribió libros tan emocionantes como ‘Viaje al centro de la Tierra’, ‘La vuelta al mundo en ochenta días o “La isla misteriosa’”.
“Pero es en ‘Veinte mil leguas de viaje submarino’, concretamente en su capítulo noveno, donde Verne nos habla de la Atlántida. Los protagonistas del ‘Nautilius’ se encuentran con unas ruinas que serían, nada más ni nada menos,,que los restos de aquella antigua civilización”, argumenta el autor.
En el siglo XX, “miembros del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, conocido como Partido Nazi, crearon la Sociedad ‘Thule’, que fundó Rudolf von Sebottendorf en Munich, entre 1918 y 1920, como un grupo de estudio de las culturas antiguas en Alemania. Pero lo que buscaban básicamente era demostrar que los alemanes eran de raza aria pura”, asegura Garrido.
Según el escritor, “para ellos, la raza aria era una forma de definir a los protoindoeuropeos, que serían una cultura ancestral surgida en algún lugar de Europa de la que procede la mayoría de lenguas, desde Portugal hasta la India. Y es cierto que existen concordancias en muchas palabras en lenguas derivadas del latín, griego, ruso, persa o indio. Pero los nazis lo mezclaron con ideas como que los arios procedían de un continente perdido, que podría haber sido la Atlántida”.
“Fue famosa la expedición que Ernst Schafer realizó al Himalaya en 1938, con el apoyo de Heinrich Himmler, alto cargo del Ejército nazi, para buscar una ciudad perdida o al menos a los descendientes directos de ésta. De esta aventura se pueden ver vídeos donde Himmler y su equipo se encuentran en Nepal tomando medidas y estudiando a la gente de esos pueblos”, añade.
CRETA, EL ENIGMA DE UNA CIVILIZACIÓN REMOTA
Años antes, “en 1900, un arqueólogo británico llamado Arthur Evans, descubrió en la isla de Creta una nueva civilización, la minoica, que surgió más o menos hacia el año 2600 a.C. y que influyó notablemente en la antigua Grecia”.
Garrido apunta que “hacia 1913, otro británico, K. T. Frost, sugirió que esta civilización minoica podría haber sido lo que Platón y los egipcios conocieron como el continente perdido de Atlántida, cuyos monumentos y construcciones colosales todavía se pueden ver en buen estado en la isla de Creta y donde sitúan estos arqueólogos sus hallazgos”.
“Frost -dice el autor- detalla que se trataba de una civilización avanzada para su época, en una isla desaparecida durante milenios”.
“En 1938, el arqueólogo griego Spyridon Marinatos corroboraba esta teoría al asegurar que los minoicos eran en realidad los antiguos atlantes y demostró que, en torno a los años 1600 y 1500 a. C., el volcán de la isla de Thera (actual Santorini) erupcionó y destruyó varias islas, además de provocar un gran tsunami que alcanzó la isla de Creta”, detalla el autor.
Estos datos se han demostrado como ciertos y, además, la forma de la isla posterior guardaba cierto parecido con la descripción de la Atlántida de Platón. “Se trataba de una isla con forma circular, en cuyo centro se levantaba una isla más alta que correspondería al volcán”.
Andoni Garrido concluye que “debió de ser una de las erupciones más violentas que haya conocido la humanidad. Los potentes terremotos que se provocaron llegaron a hacer temblar las pirámides de Giza y muchas poblaciones costeras del Mar Egeo hasta Egipto, quedaron destruidas a consecuencia de los tsunamis. Marinatos relacionó esta violenta erupción de la isla de Thera con el fin de la Atlántida”.
Pero el misterioso continente ha sido y sigue siendo un refugio ideal para los amantes del misticismo y, sobre todo, fuente de creación inagotable en novelas, películas y videojuegos en las que los autores han recreado sin reparos de imaginación asombrosos paisajes y seres sobrehumanos.