Vuelven a cuestionar a ‘Malinche’ el musical de Nacho Cano que busca reivindicar el ‘mestizaje’

¿Malinche fue una traidora? ¿Cortés fue una bendición para la creación de México? ¿Se puede presentar solo ‘lo bueno’ de la conquista sin considerar todas las aristas de la historia? Eso es lo que intenta desde hace un año “Malinche, el musical”, del artista Nacho Cano.

En medio de las conversaciones que surgen por la conmemoración de la llegada de Cristóbal Colón a América, el 12 de octubre, también volvió a estar sobre la mesa esta producción del creador de “Hoy no me puedo levantar”, que como llegó a declararlo en entrevistas por su estreno en 2022, no ve a buenos ni a malos y que “la historia de México se ha contado premeditadamente mal”.

“Todos en esta historia son buenos. Vamos al alma y a lo bueno de los personajes y queremos salir siendo mejores personas, nosotros y los que lo ven”, aseguró en una presentación a medios ese año.

En España este discurso no generó gran controversia, pero al darse a conocer la noticia en México fueron muchos los comentarios negativos que generó, no solo por las libertas que se toma con la historia, sino también por la postura que tomó Cano de querer “enseñar” un mejor ángulo sobre lo que ocurrió.

Si bien la figura de Malinche es compleja incluso para los investigadores mexicanos, una perspectiva que recientemente planteó el medio DW Español es que, ante todo, era una esclava maya, y esa relación de poder pone bajo una luz distinta la “ayuda” que otorgó a Cortés durante la campaña para acabar con el imperio Mexica, así como su “romance” y su rol como madre de un hijo del español, que para Cano es el “primer mestizo”.

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Sumado a esto, el espectáculo no parece presentar bajo una buena luz a los españoles. Como lo planteó la crítica de teatro María Serrano en un artículo que publicó para El Debate, a propósito del estreno del montaje, su revisionismo ideológico queda en entredicho cuando parece darle prioridad a la figura de Fray Olmedo, quien además de burdo y vulgar, está solo interesado en su ambición económica, mientras que Cortés es un bobalicón al que solo lo mueve el oro y las mujeres.

Además, considera que la obra es un espectáculo aburrido que le toma más de una hora y media para que sus personajes principales salga siquiera de españa y otra hora y media para concluir con su enrevesada y ególatra trama.