Benicio del Toro se une a la nueva aventura de Wes Anderson en ‘The Phoenician Scheme’

El actor platicó con nuestro corresponsal, Fabian Waintal, sobre su participación en esta película, en el marco del Festival Internacional de Cine de Cannes

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/ 8 junio 2025
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La nueva creación artística de Wes Anderson cuenta con estrellas tan famosas como Tom Hanks o Scarlett Johansson, Bill Murray y Benedict Cumberbach, además de Michael Cera y la hija de Kate Winslet, Mia Threapleton. Pero el protagonista, la verdadera estrella de ‘The Phoenician Scheme’ es realmente un orgullo latino: Benicio Del Toro.

¿Cómo fue realmente la primera conversación con el director Wes Anderson para protagonizar ‘The Phoenician Scheme’?

Wes (Anderson) me había hablado primero en el Festival de Cannes, cuatro años atrás. Y recién después me mandó un email, diciendo que íbamos a hacer lo que veníamos hablando.

¿Y entre tantos famosos como Tom Hanks, Scarlett Johansson o Bill Murray y Benedict Cumberbatch, hay algún favortio?

Tengo que decir que fue muy divertido ver a Scarlett (Johansson) con Wes (Anderson), como si fuera un episodio de ‘Yo Amo a Lucy’, en la forma que discutían. Muy gracioso.

¿Alguien más?

Con Tom (Hanks) nos conocemos desde hace tiempo y somos amigos. Será por eso que es todo tan fácil con él. Básicamente, la única conversación que tuve con Tom en el estudio, fue “Mi Dios, ¿Qué puedo hacer por yo?” Tenía pilas y pilas de diálogos y el guion de Wes era muy específico. No quería que tartamudeara por accidente, pero obviamente solo dijo “No, gracias, gracias, gracias”. Hubo un par de momentos en que le pedí a Wes si podíamos sacar algún diálogo, pero después volví a decirle que los pusiera de nuevo, porque estábamos dejando afuera información necesaria. Será por eso que no pude salir a cenar con los demás actores, porque tenía que volver a mi habitación, para hablar solo... y practicar mi letra.

¿Solo?

Bueno, claramente después tuve la ayuda de los mejores actores. Sí, sí, sí. Ellos fueron la mejor motivación que tuve. Tenía que buscar algo extra, dar más y más vueltas, empujando, presionando siempre un poco más, para mejorar.

En una comedia del puro estilo estético de Wes Anderson, en ‘The Phoenician Scheme’ o ‘El Esquema Fenicio’, Benicio Del Toro interpreta el multimillonario Zsa-Zsa Korda que escapa constantemente de diferentes intentos de asesinatos relacionados con oscuros negocios. Y al saber que está tan cerca de la muerte, decide negarle la fortuna a los hijos varones, para que la única hija mujer sea la única heredera (que en la realidad es la mismísima hija de Kate Winslet, Mia Threapleton). Y al embarcarse en una última misión, en familia, la comedia aumenta en la misma medida que crece la relación entre padre-hija, con cada nuevo intento de asesinato y la gracia de aprovechar unas granadas de guerra, como el mejor regalo de negocios.

¿En una historia donde hay tantos intentos de asesinatos y tu personaje se encuentra tan cerca de la muerte... si tuvieras que elegir en la realidad, cómo te gustaría morir y cómo te gustaría que te recuerden?

La verdad, no pienso en dejar un legado ni nada parecido. ¿Qué crees? Tampoco pensé la forma en que me gustaría morir. Supongo que no quiero morir en un accidente. Eso seguro, no quiero morir (Risas).

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¿Qué opinas sobre la historia que plantea ‘The Phoenician Scheme’ sobre la relación familiar y la idea que a veces los padres no tenemos suficiente tiempo para alimentar esa relación?

Supongo que hay ciertos elementos de mi personaje que busca una segunda oportunidad, tratando de reparar una quebrada relación familiar. Y creo que en el proceso, para conseguirlo, él tiene que cambiar. Y cambia. Me gusta creer que la gente puede cambiar. La gente cambia. No todos cambian, pero creo que algunas personas pueden cambiar para mejor. En la historia se nota un poco y la relación que él tiene con la hija es algo que me emociona al verlo. Tampoco sé si es algo que yo había pensado antes, pero cuando lo veo, lo aprecio bastante.

¿La idea de una muerte tan cercana también ayuda a cambiar?

Es la idea detrás de la misión que él impone, por confrontarse tantas veces con la posibilidad de la muerte, una y otra vez. Estando siempre tan cerca de la muerte, tantas veces, entre tantos intentos de asesinatos, detrás del plan de la misión; realmente está el mecanismo para reunirse con la hija. Convertirla en la única heredera, creo que también es una excusa. Lo que le realmente le importa es ver lo que pasa entre ellos dos. Y la misión final se convierte en un ritual, para reunirse con la hija. Ese es realmente el plan que le funciona tan bien.

¿Es verdad que la personalidad de tu personaje realmente está basada en el suegro del director Wes Anderson?

Al principio, la historia estaba basada solamente en un millonario europeo con cierto problema de salud, alguien que nada podía matarlo, con un reloj carísimo. Y con el paso del tiempo, a la historia se agregó un factor parecido al suegro de Wes (Anderson), un ingeniero de Líbano, un hombre de negocio, con diferentes proyectos, en diferentes lugares, una persona muy cálida pero muy intimidante, con la curiosidad de tener unos proyectos de negocios, encerrados en unas cajas de zapatos que en cierto punto explicó en detalle a la esposa de Wes. De ahí surgió toda esta locura (risas).

¿Pudiste agregar tus propias ideas, entre tantos cambios del guion?

Tuvimos muchas conversaciones, al principio, sobre mi personaje, aunque la mayor parte figura en el guion, lleno de las contradicciones que tanto nos gustan a los actores darles vida. Pero hubo cierto elemento de colaboración mutua, también, como cuando mi personaje se encuentra por primera vez con la hija. Me acuerdo que le dije a Wes, que en la escena le estaba dando demasiada información privada a mi hija, con un completo extraño sentado al lado. Yo tenía que sentirme incómodo hablando frente a un extraño, contando tantos secretos como mi cuenta de banco. Y a Wes se le ocurrió agregar un detector de mentiras para evaluar la confianza del extraño, que fue todavía más gracioso, porque agregó un detector de mentiras portátil, aunque en aquella época algo así seguro tenía el tamaño de un edificio (Risas).

¿Cómo logras que terminemos apreciando un personaje que en la realidad odiaríamos? ¿La preparación se diferencia a otros personajes anteriores?

Los pasos, en general son siempre los mismos: Leo la historia original, leo el guion... en este caso pude hablar con Wes, plantearle toda clase de preguntas. Pero en el esquema de la historia, la mayor información que en otros casos pude haber propuesto mis propias ideas, con otros guiones, en este caso ya estaba escrito. El guion contaba con un mapa emocional que traté de aprovechar, para plantear mis propias dudas “¿Qué haría yo en esa situación?” Y después tuve que buscar las respuestas, aprovechar la inspiración y el romanticismo de Wes, buscando partes también de mi propia vida, gente que conocí, cosas así. Este personaje es maravilloso, porque está repleto de contradicciones, es un desafío apasionante.

¿Queda lugar para la improvisación, en una película de Wes Anderson?

Wes solo quiere que digas la verdad o lo que eso significa. Y como actores, es lo que siempre intentamos. Es lo que él espera. Siempre están los diálogos escritos, aunque uno siempre puede agregar algo personal, siempre hay lugar para la imaginación, para divertirnos también en el proceso.

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¿Hablamos de la primera escena de la película, donde apareces en una tina de baño rodeados de enfermeras, con la cámara ubicada en un plano aéreo fijo, al puro estilo de Wes Anderson?

Fue toda una experiencia. Yo ya estaba sentado en la tina de baño, cuando Wes se me acercó para decirme que pensaba filmar en cámara lenta, quería que yo tomara un trago y mis medicinas, pero necesitaba que todos lo hicieran muy rápido. Y yo le dije “Espera... si vamos a actuar rápido y lo filmas en cámara lenta... ¿no termina saliendo todo normal? Hagámoslo a una velocidad normal (Risas).” Pero él insistió en hacerlo así, decía que iba a ser diferente. Y cuando lo vi, salió genial. Tuvimos que filmarlo todo seguido, en una sola toma, sin cortes, así que lo filmamos 20 o 30 veces.

¿30 veces?

Todos queríamos que saliera perfecta. Y lo logramos. Era uno de los desafíos que tanto nos apasiona a los actores. Quería llegar a la meta final, hacerlo bien. Y fue divertido. Había muchas enfermeras. Una de ellas incluso salía por un lado y volvía por una puerta diferente. Yo terminé adentro del agua, como una pasa de uva. Pero al final, al verlo resultó algo único, muy diferente. La cámara lenta terminó siendo una maravilla.

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¿La elección del vestuario fue tan particular como la elección de los escenarios artísticos?

El vestuario también es muy específico. Fue lo primero que tuvimos, incluso antes de llegar al estudio por primera vez, habían puesto en la pared dibujos con los diseños que íbamos a tener cada uno. Y apenas nos vestimos tal cual como nuestros personajes, también tuvimos la perfecta definición de los roles que íbamos a tener. Como actor, con solo ponerte un traje y verte en el espejo, se siente al instante, como te vas a ver en el cine, como si supieras quien es esa persona. En cierta forma construye la mitad del personaje.

¿Habiendo trabajado con directores de cine tan especiales como Oliver Stone y Steven Soderbergh, qué tan diferente resulta la experiencia artística con Wes Anderson?

Es muy extraño meterte dentro de la mente de alguien, especialmente alguien con una imaginación tan rica y fértil como Wes Anderson. Pero con solo entrar en el estudio, él crea escenarios increíbles con los detalles más exactos y precisos que vemos después en el cine. No son efectos especiales que aparecen después. Actuar con él, realmente se siente como entrar dentro de la mente de alguien a quien también tengo una enorme admiración. Por eso siempre me pone contento volver a trabajar juntos, como lo hicimos antes con ‘The French Dispatch’. Cuando Wes me llama, siento que puedo canalizar el niño que tengo adentro. Y como actor, el sentimiento es único.

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