‘El otro vecino del otro lado’: Arte que revela la realidad de la migración latina a Canadá
La exposición binacional de la saltillense Anahí González muestra ‘el otro lado’ de lo que los migrantes viven en este país, fenómeno que a veces pasa desapercibido ante la fuerza de lo que sucede en Estados Unidos
Cuando se piensa en “migrar al norte”, los mexicanos ubican un viaje a los Estados Unidos, antes que nada, pero el continente no termina ahí, y aunque el fenómeno migratorio hacia Canadá es relativamente reciente existe, y la artista saltillense Anahí González ha reconocido que hay que en este asunto mucho más de lo que hemos llegado a conocer.
Esto es lo que aborda la exposición binacional “The other neighbour of El otro lado”, una colección con piezas que se expuso tanto en Canadá como en México y a través de la cual presenta parte de las relaciones comerciales y culturales entre ambas naciones así como la realidad que vive la comunidad mexicana en el “otro” país vecino.
Este proyecto nace como parte una maestría en la Western University de Ontario, a la cual aplicó hace casi tres años, con la idea de hablar sobre migración y que a lo largo de este tiempo se enfocó en problemáticas específicas de este fenómeno.
“Apliqué y durante el transcurso de esos dos años me empezaron a interesar más las condiciones laborales de los migrantes mexicanos acá, pero también sobre la representación de los mexicanos migrantes en el extranjero”, explicó en entrevista con VANGUARDIA.
“Conecté con personas que estaban ilegales aquí, legales, estudiantes. Personas que llevan ya treinta años aquí. Una de las cosas que resonaba mucho era cuando había ingenieros o licenciados de México pero a la hora de llegar era difícil encontrar el mismo trabajo que hacías y muchas veces era comenzar desde cero, a veces en la cocina, en un restaurante, de mesero, limpiando casas”, comentó.
“Una de las cosas que platiqué mucho con las personas que conecté fue sobre cuáles son los trabajos estereotipados, que aunque no tuvieras experiencia en eso, con solo tomar en cuenta tu apellido o tu apariencia te aceptaba a veces”, agregó.
González mencionó que al principio la salida técnica de su trabajo fue a través de la fotografía, con retratos de los migrantes en aquel país, pero luego consideró que esta no era la forma adecuada de hacerlo, no quería “victimizar ni poner una cara, sino hablar de los temas de poder que mueven a los mexicanos acá”.
“Entonces decidí usar elementos, como cajas de cartón, o lugares, como las tiendas latinas aquí”, explicó, “fue como una alternativa para no concentrarnos en el cuerpo del mexicano, sino en esos sistemas que mueven a las personas”.
El “otro vecino del otro lado”, Canadá, también comentó la artista, se parece en muchos sentidos al gran destino migrante, los Estados Unidos, pero en sus conversaciones con compatriotas encontró diferencias importantes que sirven como punto de partida para reflexiones sobre la manera en como la mano de obra extranjera es tratada allá.
“Aquí creo que una de las cosas que hablo mucho con los mexicanos que conozco aquí es que en Canadá son muy amables, no te dicen en la cara, como en Estados Unidos que vas a ver hasta playeras que te dicen que no eres bienvenido, pero en Canadá muchos los llaman ‘racista de clóset’, no te lo dicen en la cara y a veces eso te confunde”, dijo.
“Por eso en mi proyecto era muy importante separar Canadá y Estados Unidos, porque aquí en Canadá, muchas veces, con el tema del racismo, dicen que ‘sí, pero no somos como los de al lado’, pero al final sí hay problemas y hay que hablar sobre eso”, agregó.
Esta información se tradujo en las obras que se expusieron en Artland, en la Western University de Ontario, y en el Nodo Estación Creativa en Saltillo, donde temáticamente también se unen a través del ferrocarril, vehículo que ha servido a las empresas canadienses para importar los productos hechos en México, cuyos empaques y cajas ella rescata para evidenciar la presencia de la mano de obra mexicana en el país en más de una forma.
“Yo iba a las tiendas latinas a recolectar cajas y una de las cosas que más se ha comentado son estos elementos en las cajas, el branding, donde esta el charro, los bigotes, todo eso pero luego esos elementos también los ves en murales. Entonces una de las cosas que platicábamos y que es parte también de mi tesis es cuándo comenzó esa construcción de nacionalismo, que empezó con el costumbrismo en 1800 pero que luego esos elementos fueron extraídos por artistas europeos, que fueron como turistas y empezaron a retratar las costumbres y luego artistas mexicanos nacidos en México copiaron esas ideas y luego en 1900 cuando empezaba este nacionalismo y la construcción de la identidad mexicana se seguían usando esos elementos”, explicó la artista.
“Es increíble pero luego uno piensa que eso fue cien años atrás, pero todavía en las marcas, en el capitalismo, vemos todavía esos elementos. Creo que eso es algo que debemos preguntarnos, de dónde vienen esas construcciones y el porqué y porqué todavía los usamos, especialmente en el comercio”, concluyó.