Emily Blunt pudo haber trabajado antes en el mundo de Superhéroes cuando estuvo en la lista de actrices para interpretar a la Viuda Negra que terminó protagonizando Scarlett Johansson, con el famoso Iron Man de Robert Downey Jr. Pero el destino de Hollywood los volvió a reunir, con el mismo director de Batman, Christopher Nolan y el villano Scarecrow Cillian Murphy, en otro estilo de verdaderos superhéroes, detrás de la historia de la bomba atómica, con ‘Oppenheimer’. Y habiendo estrenado en medio de la huelga de actores, recién ahora Emily puede hablar del tema, gracias a las trece nominaciones al Oscar, donde ella también compite como Mejor Actriz Secundaria.
¿Hasta qué punto cambia la perspectiva de un actor, a la hora de relacionarse con un premio como el Oscar? “La concentración, el foco adentro de un estudio es diferente. Y a ese nivel, como actores, tenemos también mucha más libertad cuando nos sentimos protegidos por todos los demás, donde los otros actores tienen los tornillos muy bien ajustados”.
¿El nivel del Oscar es contagioso en el momento del rodaje? “Supongo que ese nivel de actuación se siente como una red de seguridad que un director como Chris Nolan también puede ofrecernos. Y lo digo porque muchas veces, frente nuestro, podemos llegar a tener un líder con su propio ego y una agenda diferente, sin ningún espíritu de colaboración. Es lo que también te quita las alas de la libertad, cuando no cuentas con buenos actores que estén abajo para atraparte. Y con Chris Nolan se siente el respaldo. Es un gran admirador de nuestro trabajo. Ni siquiera tiene monitor... se para al lado de la cámara y ve las actuaciones en vivo, sin llamar tampoco la atención, leyendo las actuaciones, todo el tiempo”.
¿El estreno en medio de la huelga de actores, los afectó en algo a nivel personal? “(Risas) Lo malo es que nunca pudimos ver el estreno (de Oppenheimer), con gente. Ni siquiera juntos. Eso fue triste. Yo volví a Nueva York en plena huelga de actores y con John (Krasinski, mi esposo) tuve que buscar una sala que tuviera IMax para verla en el cine de un shopping, a las cuatro de la tarde. La vi con un grupo de adolescentes que se habían vestido como Oppenheimer. No lo podíamos creer cuando vimos tantos sombreros puestos (riendo). Fue una locura, emocionante. Es muy difícil describirlo incluso con palabras”.
Lo curioso de la historia de Oppenheimer es el debate de señalar al padre de la bomba atómica como el bueno o el malo de la película, en un antes y un después de los eventos que marcaron el gran final de la Segunda Guerra Mundial. Ni siquiera queda claro si fue un héroe o un espía. El cine solo plantea los hechos, con personajes secundarios que incluso son mucho más famosos que el protagonista Cillian Murphy. Y es realmente asombroso como a medida que transcurren los 180 minutos de ‘Oppenheimer’, van ‘explotando’ como chispas, tantas estrellas del mejor nivel como Matt Damon, Gary Oldman, Josh Harnett, Rami Maleck, Casey Affleck, Matthew Modine, Tony Goldwyn o incluso Kenneth Branagh, además de Robert Downey Jr. y Emily Blunt, donde ella interpreta el importante rol de la esposa de J. Robert Oppenheimer.
¿Cómo fueron las primeras conversaciones con Christopher Nolan? ¿Sabías de antemano que él quería filmar una supreproducción en IMAX sobre la creación de la bomba atómica? “La primera vez que me encontré con Chris (Nolan), hacía tiempo que él estaba interesado en filmar la historia de Oppenheimer, estaba por todo Internet. Yo sabía que era algo que a él le interesaba, pero no sabía como podía llegar a conseguirlo en una forma tan entretenida como el cine. Por ahí pasaba el desafío, creo. Y cuando me contó la visión que tenía, me entusiasmó”.
¿No te importó tener un personaje secundario? “Las alas de confianza que te da Chris, son realmente emocionantes para cualquier actor. Por tanta preparación... incluso yo leí todo lo que pude sobre la esposa de Oppenheimer. No me quedó nada por averiguar. Quería entender por qué eran así. Y el libro también ayudó mucho. El guion tenía mucho color en todas mis escenas, por la voz que me dieron”.
¿Hay algo en particular que descubriste de Oppenheimer y la esposa, que no figura en el cine? “Aparentemente, la primera vez que ella lo conoció, fue en una fiesta donde ella estaba vestida con un elegante vestido que llamaba mucho la atención por las orquídeas. Era una mujer que le gustaba mostrarse, daba ese efecto. Y creo que antes de conocerlo a él, tampoco descansaba demasiado. Digamos... él era su cuarto esposo. Son detalles que traté de capturar para conocer su personalidad, alcohólica, muy parecida a las actrices de los años 30 y 40 que de a poco también se fueron deteriorando por el alcohol”.
El protagonista Cillian Murphy ya había trabajado con Emily Blunt en la película de terror ‘A Quiet Place Part II’. Y esta vez, ella interpreta a su esposa, cuando con Robert Oppenheimer se mudan a Nueva México para el secreto Proyecto Manhattan donde realmente crearon la bomba atómica. El problema surge cuando se cuestiona el pasado comunista de ella al mismo tiempo que se revelan los engaños de él con otra amante comunista (Florence Pugh), planteando las sospechas de señalar a Oppenheimer como el posible espía que permitió que Rusia tuviera su propia tecnología nuclear. Y esa es realmente la peor ‘bomba’ de la historia más allá de las trece nominaciones al Oscar donde también compite como Mejor Vestuario o Mejor Peinado y Maquillaje que influyeron en la nominación a la Mejor Actriz Secundaria de Emily Blunt.
¿Hablamos de las nominaciones al Oscar para el Mejor Vestuario y Mejor Peinado y Maquillaje compitiendo con Emma Stone y ‘Pobres Criaturas’? “El equipo del vestuario y maquillaje era extraordinario. Cuando yo aparecí por primera vez con una peluca, ellos me odiaron. No usaron una solo postizo en toda la historia. Y los peinados de todos, son diferentes. Hay actores difíciles de reconocer por esa misma razón. Me encantan las transformaciones porque te transforman desde el interior hacia afuera. Un simple vestido con un buen par de zapatos afecta cualquier actuación. Hasta el esmalte de uñas influye para convertirnos en otra persona. Y la maquilladora Luisa Abel hizo un trabajo extraordinario en el proceso donde envejecimos. El solo hecho de poner delante nuestro una gigante cámara IMAX sin darte cuenta, habla por sí solo”.
¿Habiendo representado personajes históricos tan importantes en la creación de la bomba atómica, hay algo en particular que hoy sepas sobre ellos que no sabías o incluso no figura tampoco en el cine? “Yo supongo que la verdadera Kitty debe haber tenido cualidades admirables, más allá de haberse deteriorado por el alcohol. Pero me interesó mucho más la devoción y el amor que ella tuvo por Oppenheimer, la importancia de ser su mano derecha”.
¿Y la parte en que ella se rehúsa a ser una ama de casa, en una época donde estaba mal visto que una esposa saliera a trabajar en vez de dedicarse a la casa y la maternidad? “Por ahí pasa mi empatía, por la idea de sentir que no podía aprovechar su cerebro al tratar de controlarla o domesticarla como una ama de casa, porque no estaba en su naturaleza ser una buena madre ni una ama de casa. Es cierto que en aquel entonces caía muy mal, pero supongo que a ella tampoco le importaba demasiado”.
¿A la hora de tomar en cuenta la nominación al Oscar como Mejor Actriz Secundaria cuál crees que fue el mayor desafío para tomarte tan en cuenta? “Supongo que el desafío siempre pasa por desarrollar el personaje con los cambios de época... es lo que más presté atención. Pero para ser honesta, Chris Nolan también estaba atrás de esos detalles. Será por eso que no puedo destacar ningún desafío. Me gustó todo el proceso. No sufrí un solo momento, salía corriendo a trabajar todos los días”.
¿Recuerdas con claridad el primer día del rodaje? “Lo primero que yo filmé fue la escena con Oppenheimer en el auto, con mi hijo gritando. Creo que ese fue mi primer día. Es la escena donde entran a Los Alamos. Y cualquiera sabe lo que puede sonar que te dejen en tus manos dos niños totalmente extraños. Los llantos eran de verdad (Risas) no paraba de patalear, estaba muy enojado. Y por supuesto, es la escena que Chris eligió porque parece que yo soy terrible como madre, algo que claramente ella lo era en la realidad. Las partes en que los niños eran adorables, cuando se durmieron en mis brazos, las ignoró por completo. No se ven en el cine”.
¿En qué momento te diste cuenta que habías encontrado la voz de tus personajes, al mejor nivel del Oscar? ”Yo leí tanto mis líneas que caminaba por mi habitación hablando como ella. Alquilé especialmente una habitación de Airbnb por tres días y me la pasé hablando sola, como una loca, hasta que me sentí cómoda. Es lo que tanto me gusta de la actuación, el solo hecho de buscar algo diferente, porque ella no suena para nada como yo”.