A Leonardo DiCaprio le daba miedo su barba
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Alejandro González Iñárritu reconoce que el vello facial era uno de sus temores durante el rodaje de ‘The revenant’
LOS ÁNGELES.— Alejandro González Iñárritu sabía que Leonardo DiCaprio estaba dispuesto a ir a los confines de la tierra para filmar la historia épica del siglo 19, “The Revenant”, tal como él lo quería.
El cineasta mexicano consideraba a DiCaprio el actor ideal para el papel de Hugh Glass, un cazador de pieles de la vida real que sobrevivió al ataque de un oso y fue en busca de los compañeros que lo abandonaron por muerto en el yermo implacable.
Una y otra vez a lo largo de casi un año de producción, el actor nominado al Oscar y ambientalista demostró su pasión por el filme: comió carne cruda de bisonte, se desnudó en temperaturas bajo cero, se zambulló en río gélido. Pero desde el principio, el realizador de “Birdman”, “Amores perros” y “Babel”, tuvo una preocupación: la barba del actor.
“No se puede actuar aquí con una barba postiza. Luciría horrible”, dijo Iñárritu en entrevista reciente.
“No cualquiera tiene una barba tan tupida. Fue una apuesta”, abundó.
Afortunadamente, DiCaprio brotó una barba espesa y enredada que se convierte en un símbolo de la situación de su personaje.
Los maquilladores agregaron tierra y una mezcla de glicerina y arena para darle a su pelo ese aspecto mugroso y sangriento, tal como corresponde a quien ha sido mutilado por un oso.
Es un aspecto menor, tal vez la prueba más sencilla que le tocó soportar a DiCaprio a lo largo de la enorme épica, pero es uno de esos detalles que revelan el compromiso general de la producción con la autenticidad.
“Es una historia del primitivismo, del hombre en el mundo natural”, dijo DiCaprio en entrevista telefónica, “es casi bíblica”.
En una era de imágenes cibernéticas y otros recursos de posproducción, el rodaje fue desde el comienzo uno nada convencional.
Iñárritu y su equipo viajaron a Calgary, en el norte de Canadá, y de allí a la Argentina cuando la nieve canadiense se derritió antes de lo previsto. A las dificultades del rodaje en el ambiente se sumó que Iñárritu y su director de cinematografía, Emmanuel Lubezki, optaron por filmar exclusivamente con luz natural.