Usar el GPS nos vuelve 'tontos'
Apaga zonas del cerebro, dice universidad de Londres
Utilizar el Sistema de Posicionamiento Global, mejor conocido como GPS, para conseguir llegar a un destino apaga zonas del cerebro, de acuerdo con una investigación realizada por un equipo de científicos del University College de Londres (UCL).
De no valerse de este sistema de navegación por satélite, se activarían esas zonas para simular diferentes rutas, según el estudio publicado en la revista Nature.
A finales de 2011, un equipo de científicos del UCL señalaba que el hipocampo (una región del cerebro involucrada en la memoria y la navegación) de los taxistas londinenses crecía a medida que estos aprendían la distribución y el sentido de las calles de la capital británica.
Memorizar todos los caminos era parte del examen para obtener la licencia y este conocimiento tenía un efecto cuantificable en el cerebro.
Ahora, el nuevo estudio establece que utilizar un GPS para guiarse por las laberínticas calles de Londres “apaga” partes del cerebro.
La investigación, encabezada por el doctor Hugo Spiers, involucró a 24 voluntarios que debieron conducir en una simulación del Soho londinense mientras eran sometidos a exploraciones cerebrales.
La investigación se centró en particular en la actividad del hipocampo y la corteza prefrontal (otra región encargada de la planificación y la toma de decisiones).
También estudiaron el mapa de las calles para comprender cómo ambas regiones cerebrales reaccionaban ante ellas.
Los resultados mostraron que cuando los participantes conducían basándose en su memoria y su conocimiento, el hipocampo y la corteza prefrontal tenían picos de actividad al entrar en nuevas calles, sobre todo si las opciones eran más numerosas.
Esta actividad cerebral se incrementaba aun más cuando el numero de opciones aumentaba, en cambio, no se observó ningún cambio en la actividad cerebral cuando los voluntarios se guiar por el GPS.
"Entrar en un cruce en el que se reúnen hasta siete calles –explica Spiers– aumenta la actividad en el hipocampo, mientras que un callejón sin salida la reduce”.
“Nuestros hallazgos coinciden con los modelos en los que el hipocampo simula un destino con varios trayectos posibles. Cuando la tecnología que nos dice a dónde ir, sin embargo, estas partes del cerebro simplemente no responden”, agregó.