Si Damián le llama “inaugurar un aeropuerto” al AIFA, que no tiene ni tendrá espacio para carga -que es el factor que representa el 75% de los ingresos en TODOS los aeropuertos del mundo-; que no tiene ninguna certificación de las que requieren los aeropuertos de calidad internacional; que no es reconocido como tal por las reglas aeronáuticas mundiales; que para poder operar obliga a las aerolíneas a volar por ese lugar construido en medio de la nada, demorando deliberadamente el carreteo de los aviones por las pistas del Benito Juárez y demora hasta por dos horas la entrega de equipaje a los pasajeros; que no tiene servicio regular de transportación terrestre; que no registra operación comercial de negocios dentro, a no ser por la vendimia montada en la “inauguración” por la exitosa oaxaqueña de las tlayudas; entonces -también- ya valió madres, Damián y el País.