La narrativa y el discurso juegan su parte, más ahora con los proyectos disruptivos. López Obrador conectó con las mayorías... Lo mismo ocurre con Trump
Buena parte de las observaciones, o todas, se centran en la persona de Donald Trump, hoy presidente del país más poderoso del mundo, vecino nuestro, principal mercado y lugar de residencia irregular de millones de mexicanos que huyen del país por la falta de oportunidades y la violencia en sus lugares de origen.
La reforma judicial del obradorismo no conduce a la solución; al contrario, el problema se acentuará, no sólo por la consecuente pérdida de independencia y autonomía de los juzgadores o la destrucción de la carrera judicial y el reconocimiento al mérito o la capacidad en la asignación de cargos o su promoción.
En estos tiempos todo lo que no se somete queda en la condición de adversario, como si el periodismo independiente fuera un partido o un proyecto opositor
No la habrá porque la fortaleza del actual gobierno está en el proyecto que suscribe, no en la persona que ejerce la presidencia, a pesar de su singularizada identidad como ser la primer mujer presidenta con sólidas credenciales académicas, de formación política en la ortodoxia de la izquierda y no en el pragmatismo del nacionalismo revolucionario.
No es tema de doctrina que va de la mano de los dogmas, sino de forma de ser, de una personalidad que requiere más del sicólogo que del sociólogo o más bien del psiquiatra por su desapego de la realidad y su narcisismo.
El régimen ha referido a la pobreza y a la desigualdad; no necesariamente es el caso, más bien parece ser que la falta de oportunidades lleva a muchas personas, no necesariamente los más pobres, a optar por la vía de la delincuencia, proceso que no es tan simple, caso de la leva de los criminales en comunidades y zonas marginadas.
Se recupera el poder presidencial vertical y articulador de todo lo público. Pero no es el regreso al pasado no democrático; el país ingresa a un terreno inédito hacia el autoritarismo
La realidad es que la estrategia de los abrazos no balazos ha expuesto la soberanía del país y de materializarse la decisión de considerar a los narcotraficantes como terroristas abriría la puerta para la aventura militarista.
Es un error subestimar a Trump y todavía más suponer que no actuaría de acuerdo a su dicho, que lleva implícito que Trump 2 es igual a Trump 1, sin considerar el cambio radical en la situación, como es contar con mayoría en el Congreso y que no ha habido ninguna moderación en sus palabras y en la designación de sus colaboradores, más allá de las cordiales expresiones hacia la presidenta Sheinbaum.