Historiadores afirman que a Hidalgo le gustaban las mujeres, además, se le conocía por jugar a la baraja, apostar en peleas de gallos, disfrutar del alcohol
Usufructuada después por particulares, la Nación volvió a tomarla en la época de la Reforma, cuando el presidente Juárez, obligado por la Intervención Francesa a abandonar la capital de la República, y de camino hacia el norte, se refugió en ella.