Imaginemos un mundo donde los juegos, los experimentos y la curiosidad son las herramientas más poderosas para que nuestros hijos e hijas descubran el mundo. Aquí no hay lugar para la memorización tediosa, sino para la emocionante aventura de jugar y aprender.
En este viaje, el juego con propósito se convierte en el gran aliado de nuestros pequeños y pequeñas. Nos lleva a aprender colaborando e interactuando, donde sus respuestas y conductas florecen, superando incluso nuestras propias expectativas. Es aquí donde comienzan a brillar, mostrando todo su potencial.
Como guías en esta travesía, es importante que nosotros, junto con los maestros y maestras, conduzcamos a nuestros hijos e hijas por caminos llenos de conocimiento, asegurándonos de que todo fluya naturalmente sin estrés, ni presiones. Los docentes saben que el secreto está en usar las palabras correctas, aquellas que los llenan de entusiasmo y alegría, desatando su curiosidad y ganas de aprender.
Recuerden, en estos años dorados, la clave es aprender jugando, sumergiéndolos en experiencias que ni siquiera notan que son lecciones. Esta etapa de los Early Years es perfecta para saciar su sed de explorar, experimentar y saborear el mundo con toda su energía y alegría.
Al caer la noche, aunque estén exhaustos de tanta diversión, sus mentes han estado tejiendo hermosas y poderosas conexiones. Cada risa, cada juego, cada descubrimiento abre la puerta a procesos cognitivos que se convertirán en los pilares de su aprendizaje futuro. Así, en medio de la alegría y el juego, están construyendo las bases de su propio universo de conocimiento.