La Tierra vivió 3.000 millones de años sin núcleo interno

Vida
/ 7 octubre 2015

La esfera de hierro sólido que ocupa el interior del planeta forma parte del mecanismo que crea su campo magnético, una protección frente al espacio con un papel clave para la vida

El espacio es un lugar infernal. Por suerte, la Tierra cuenta con un escudo magnético que desvía parte de la radiación espacial y protege a los seres vivos en su interior. El origen de esa magnetosfera está enterrado a más de 3.000 kilómetros de distancia bajo nuestros pies. A partir de esa profundidad se encuentra el núcleo terrestre, una bola de hierro que, funcionando como una dinamo, genera una barrera protectora para los terrícolas.

Conocer la edad de su núcleo es muy relevante para comprender la historia de la Tierra y de los animales que viven en ella, pero acceder a las profundidades terrestres es más difícil que viajar a millones de kilómetros de distancia para fotografiar las superficies de otros planetas. Para circunvalar estos problemas, los científicos aprovechan las marcas que los cambios en ese mundo subterráneo dejan sobre el que tenemos a la vista.

Eso es lo que ha hecho un grupo de investigadores de la Universidad de Liverpool que hoy publica sus resultados en la revista Nature. Analizando los registros magnéticos de rocas ígneas, formadas al enfriarse las rocas fundidas del magma, han calculado que el núcleo interno de la Tierra tiene entre 1.000 y 1.500 millones de años de edad. En esas rocas se ha detectado un intenso incremento de la fuerza del campo magnético terrestre en esa época de la vida de nuestro planeta.

El nucleo interno de la Tierra es la capa más profunda del planeta. Es una pelota de hierro del tamaño de la Luna que está rodeada por otra capa, también de hierro, pero en estado líquido. Se sabe que esa región apareció en una etapa relativamente reciente si se tienen en cuenta los 4.500 millones años de edad de la Tierra. El cambio magnético indica, según los autores, que en ese periodo se formó la bola sólida a partir del enfriamiento de la gran esfera de hierro líquido que ocupaba el interior terráqueo. Aunque parezca una horquilla de tiempo amplia, y siempre que el dato sea aceptado por la comunidad científica, supone reducir la incertidumbre del debate actual en 1.000 millones de años. Hasta ahora, las estimaciones sobre la edad del núcleo de la Tierra llegaban desde los 500 millones de años hasta los 2.000.

Los investigadores de Liverpool también indican que según sus cálculos el nucleo terrestre se está enfriando con mayor lentitud de la que se creía, y que está creciendo a un ritmo de un milímetro por año, dos datos que ayudan a comprender mejor el campo magnético terrestre. Este rasgo diferencia la Tierra del planeta más parecido que se le conoce. Marte, en sus inicios, contaba con un intenso campo magnético probablemente causado por un nucleo de hierro que desapareció en 500 millones de años. Esta distinción en su historia magnética podría explicar en parte por qué los organismos vivos prosperan en la Tierra y no lo hacen en Marte o lo hacen de una forma mucho más discreta.

Por Daniel Mediavilla / El País

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