Si crees que puedes, puedes, y si crees que no puedes, no puedes
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¡Qué razón tuvo Henry Ford, cuando dijo estas palabras! Sabias palabras de este gran hombre que convirtió al planeta en un mundo motorizado.
Acortó distancias, acercó familias, provocó más negocios, generó riqueza para muchos, y logró retos, que nadie se hubiera imaginado que los lograría, si se los hubieran comentado en su tiempo. Y tú, ¿crees que puedes?
¡Hola! ¿Cómo te va, mi distinguido y amigo lector? Espero que el día de hoy sea excelente y maravilloso. Según me informan, parece que ya tengo dos lectores. ¡Qué gratificante noticia!
Hoy te quiero narrar una historia fascinante de un ser humano extraordinario. La historia empieza así.
Teniendo poco más de un año y medio, debido a una enfermedad, Helen se queda ciega, sorda y muda. Ella, a su corta edad, empezó a descubrir el mundo que le rodeaba, con sus otros sentidos. Todo lo tocaba y olía. Era muy inteligente. Además, tenía una asombrosa actitud ante la vida, nunca se desanimaba.
Si me permites, amigo y distinguido lector, al final te hago una reflexión acerca de su actitud. Vale la pena que la leas.
Te decía que a los 7 años, inventó un “idioma” de 60 signos diferentes, para poder comunicarse con su familia. Pero ella se desesperaba al no poder expresarse, y su frustración la convirtió en una niña malcriada, muy agresiva, y exageradamente inquieta.
Por lo que, la familia Keller decidió contratar los servicios de una tutora privada, y aquí es donde entra en escena Ann Sullivan.
Hizo un trabajo fuera de serie. Convirtió a Helen, en una muchacha con un carácter distinto. La enseñó a leer, a hablar con sonidos, al principio. Le mostraba objetos y le iba diciendo cómo se llamaba cada uno. Le ponía los dedos índice y medio en la garganta, para que identificara los sonidos por vibración.
Finalmente logró, que Helen Keller, escribiera dos libros: “La Historia de mi Vida”, y “Luz en mi oscuridad”. Helen se graduó con honores, gracias a su extraordinario poder de concentración, y por su magnífica memoria.
Por causa de la ceguera, muchos que padecían este mismo mal, vivían en la pobreza. Por lo que creó la Fundación Americana para los Ciegos, con el objetivo de ofrecer beneficios a otras personas ciegas.
Su fama se extendió por todo el mundo. Fue invitada por muchos países para que dictara conferencias, y recibió títulos de Honor por distintas universidades extranjeras.
¡Qué mujer tan extraordinaria, Helen Keller! Yo te pregunto, amigo amiga, ¿que no sería un pretexto suficiente, el que dijera que estaba ciega, sorda y muda, como para que no le exigieran que fuera a la universidad?
Ahora te pregunto yo, ¿cómo andas? Porque he de decirte, que tú no tienes ninguna disfunción. ¿Qué esperas? Anda, ve, inscríbete, empieza ese nuevo proyecto, desarrolla esa nueva idea, conquista esa nueva cumbre, haz lo que tengas que hacer para cumplir tu sueño, y échale todas las ganas para que lo logres.
No te olvides, si crees que puedes, puedes. Si crees que no puedes, no puedes.