Sonata de Otoño
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Hoy es un día de fiesta para los cinéfilos de Saltillo por inaugurarse de forma oficial el ciclo homenaje al centenario del natalicio de uno de los más importantes cineastas del siglo 20: Ingmar Bergman.
Nacido el 14 de julio de 1918 en Upsala, Suecia, Bergman se convirtió en un referente para la cinematografía mundial de la segunda mitad del siglo 20 a partir de su trascendental filme “El Séptimo Sello”, de 1957, con el cual cierra de manera respectiva el próximo mes de noviembre el ciclo que hoy inicia en Cinemark Galerías con cuyos títulos cimentó una magnífica combinación de sus bases en el teatro con la poesía del lenguaje audiovisual que le proporcionaba el Séptimo arte que representa el cine.
El filme con el que se inaugura este festejo es “Sonata de Otoño”, filme del año de 1978 cuando Ingmar recién había llegado a las seis décadas de vida, pero si se tiene como antecedente que otro grande del cine del siglo 20 como el maestro Alfred Hitchcock realizó a sus 60 años de edad un clásico como “Psicosis” Bergman no se quedó atrás al demostrar que como los buenos vinos entre más edad mayor la madurez y la sabiduría en el oficio, y por si fuera poco dirigiendo a una de las actrices fetiche del mismo Hitchcock en su primera etapa hollyoodense de los años 40: la actriz compatriota del cineasta de origen sueco y curiosamente de apellido igual al suyo, Ingrid Bergman.
“Sonata de Otoño” inicia con la narración frente a la cámara de Víktor (Halvar Bjork), el pastor de una población rural de la historia que vamos a presenciar que gira alrededor de su esposa Eva (Liv Ullman, actriz fetiche y pareja sentimental por un tiempo del maestro Bergman), quien ansía el reencuentro tras siete años de no verse con su madre, Charlotte Andergast (Ingrid Bergman), una exitosa concertista de piano hasta que esta última hace un espacio en su apretada agenda para ir a verla.
La felicidad del encuentro terminará cuando Charlotte se encuentre en casa de Eva con su otra hija, Helena (Lena Nyman), quien padece una enfermedad degenerativa. Viejos resentimientos aflorarán, enfrentando a cada una de estas dos mujeres con la verdad detrás de sus sentimientos y de sus decisiones.
Aún y cuando “Sonata de Otoño” es previa a una de las obras cumbres del cineasta como lo fue “Fanny y Alexander”, de 1983, que extrañamente está fuera del ciclo que se estará exhibiendo en Cinemark a partir de hoy, no deja de enfrentar al espectador con algunos de los temas más recurrentes en la filmografía del realizador, desde el conflicto de los hombres (y en el caso de esta historia de sus protagonistas mujeres) con los demonios internos que llevan dentro, no por nada aquí representados por una artista como la concertista que interpreta en el último gran personaje de su filmografía la primera actriz Ingrid Bergman, quien se considera a sí misma una lisiada emocional porque músicos como Chopin se tocan con emotividad pero no sentimentalismo.
No deje la oportunidad de asistir a ver en la pantalla grande el legado de un ícono como Bergman.
Comentarios a: alfredogalindo@hotmail.com; Twitter:
@AlfredoGalindo