¿Te gustan los cómics? Podrían ser buenos para tu cerebro y tú no lo sabías

Vida
/ 4 enero 2020

Podríamos pensar que los cómics están llenos de superhéroes, animales fantásticos e historias de ficción, y no estaríamos del todo equivocados. Pero estudios recientes podrían demostrarnos que el lenguaje visual de dichos libros podría servirnos más que para nuestra diversión...

No es una mentira, todo niño o joven mataría por conseguir el último número de “Superman”, “The Amazing Spiderman” o “Teen Titans”, es una realidad, los cómics los enloquecen. Pero, así como hay fanáticos de las historietas, hay padres que se molestan por esta afición, y terminan pensando: "Bueno, al menos están leyendo algo".

Los cómics y las novelas gráficas han llegado a ser considerados como un medio de entretenimiento simple y decadente. Sin embargo, los académicos literarios han comenzado a estudiar el lenguaje único de las narrativas visuales y cómo influyen e informan la forma en que los lectores entienden las historias, y cómo nuestros cerebros desarrollan y entienden los códigos y el lenguaje.

En la cultura occidental, tendemos a pensar en la lectura como memorizar palabras, aprender sus significados y luego unir las palabras en oraciones e ideas. En otras palabras, definimos la alfabetización como el proceso de traducir conceptos abstractos desde y hacia el lenguaje textual y verbal. Excepto que no toda la alfabetización es textual, incluso aunque esté basada en un lenguaje verbal.

LA PSICOLOGÍA DE LOS CÓMICS

Según el teórico del cómic Dale Jacobs, los cómics y las novelas gráficas cuentan historias sofisticadas a través de señales multimodales que estimulan procesos similares al mapeo del cerebro humano del mundo que lo rodea. Las combinaciones de palabras, imágenes, color, diseño espacial, canales, efectos de sonido, composición de paneles, lenguaje corporal y expresiones faciales se utilizan para transmitir significados.

Gracias en parte a la popularidad duradera de los cómics y los personajes de historietas, sin mencionar las franquicias de éxitos de cómic que se están reproduciendo, internet está inundado de artículos que alientan a los padres y educadores a permitir que los niños lean cómics. La mayoría se enfoca en el argumento de que debido a que los niños disfrutan los cómics, estarán motivados a leerlos y, sin darse cuenta, se beneficiarán de sus herramientas y propiedades de aprendizaje. Algunos han señalado correctamente que leer narraciones visuales mejora la alfabetización general. Pero pocos se toman el tiempo para considerar que los cómics están haciendo más que simplemente entretener o educar.

Neil Cohn, teórico de los cómics, profesor asistente de la Universidad de Tilburg y autor de un estudio titulado “Narrativas visuales y la mente”, señala que los cómics pueden servir como una ayuda de aprendizaje poderosa y efectiva.

Si bien a los niños muy pequeños a menudo se les presentan por primera vez las historias a través de libros ilustrados llenos de colores brillantes, expresiones exageradas y muy pocas palabras, la educación convencional alienta a los niños a graduarse en libros de lectura temprana más avanzados y, finalmente, libros de capítulos con mucho texto.

MÁS ALLÁ DE LAS IMÁGENES

Leer, interpretar y crear cómics también puede ser una forma de fortalecer las vías responsables de otros tipos de procesamiento. Los estudios sugieren que los niños a los que se les dificulta la lectura, a menudo lo hacen porque tienen dificultades para integrar nueva información en un contexto que puedan usar. Pueden reconocer las palabras en una página, pero luchan por evaluar correctamente qué piezas de información son relevantes para la narración. Esto puede hacer que leer textos largos e interactuar en entornos naturales complejos sea abrumador.

El lenguaje visual estructurado de los cómics ofrece pistas destacadas y confiables sobre qué información es importante y relevante. Las expresiones faciales exageradas y las señales visuales consistentes que componen el lenguaje de los cómics y las novelas gráficas ayudan a entrenar al cerebro a reconocer cuándo y cómo utilizar esas vías de empatía.

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