Nuestro cerebro se nutre de experiencias pasadas para mejorar

Vida
/ 28 octubre 2018

Una persona, al encontrarse en un espacio que no conoce y oscuro, en el que no puede ver nada, tratará de alcanzar el interruptor utilizando los recuerdos y las experiencias previas.

Un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y publicado en la revista de divulgación Nature ha revelado que el cerebro humano utiliza las experiencias previas para adaptarse a situaciones de incertidumbre.

Los científicos han defendido durante décadas que el cerebro no reproduce exactamente lo que los ojos ven o lo que los oídos escuchan, si no que en ese proceso de pensamiento existe una gran cantidad de ruido, es decir, fluctuaciones de actividad eléctrica que surgen de la ambigüedad y la incertidumbre de ciertas situaciones.

Esta incertidumbre también sale a la luz en las interacciones sociales con otras personas cuando, por ejemplo, se trata de interpretar las emociones de la gente.

Este nuevo estudio entiende que, ante esa imprecisión, el cerebro confía en experiencias del pasado para tratar de sobreponerse a la dificultad de lo desconocido.

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"Si intentas hacer algo que requiera de un gran esfuerzo mental y que además cree incertidumbre y variabilidad, confías en tus creencias previas y te diriges hacia lo que sabes hacer bien, para poder compensar esa aleatoriedad", explicó Mehrdad Jazayeri, autor del informe y miembro del Departamento de Investigación Cerebral del MIT.

Como ejemplo práctico para explicar esta teoría, la investigación destaca el momento en el que estando a oscuras en una habitación desconocida, se trata de buscar el interruptor de la luz.

El sujeto, al encontrarse en un espacio que no conoce y oscuro, en el que no puede ver nada, tratará de alcanzar el interruptor utilizando los recuerdos y las experiencias previas.

De este modo, acercará la mano a la pared e intentará pulsar el interruptor a una determinada altura, fijada en torno al resto de habitaciones con interruptor para la luz que conoce.

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El "ruido" del que habla el estudio también puede ocurrir en situaciones en las que se trata de convertir la información sensorial en un movimiento motor.

Así, agrega el texto, lo más habitual es que un ser humano tenga dificultades a la hora de escribir su nombre de manera que pueda leerse correctamente en un espejo.

Pese a que la persona posee la información adecuada para ello, ya que sabe escribir y conoce su nombre, el hecho de que sea una tarea desconocida le causa problemas.

Los descubrimientos de este estudio permiten a los científicos generar hipótesis sobre cuándo las personas mejoran en una determinada tarea que requiere un complejo esfuerzo mental, el ruido se reduce y es menos recurrente en el rendimiento general.

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