¿Cuáles son las supersticiones más random de Saltillo? Según investigación académica
El pensamiento mágico y las supersticiones sobreviven en la vida diaria de los coahuilenses. Desde tocar la madera para alejar la desgracia hasta no bañarse en semana santa para evitar que salga cola de pescado
El pensamiento mágico y las supersticiones trascienden las clases sociales, profesiones, edades y países. Una investigación realizada por Debanhi Verónica Zapata Estrada confirma que están presentes en la vida diaria de los coahuilenses. A continuación, te contamos cuáles son las más comunes y extrañas.
Es difícil no creer que sigan presentes entre los jóvenes, ya que estos son transmitidos desde antes de nacer.
Debanhi Zapata, egresada de la Licenciatura de Letras Españolas y estudiante de la Maestría en Metodología de la Investigación en la Universidad Autónoma de Coahuila, llevó a cabo una investigación sobre el pensamiento mágico y las supersticiones en la vida cotidiana.
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Explica que el pensamiento mágico se refiere a la creencia de decir o pensar algo para evitar situaciones malas o no deseadas, mientras que en la superstición, además de creer, se debe involucrar un objeto.
Por ejemplo, si decimos “no me quiero salar” para alejar la mala suerte antes de hablar de un hecho o situación no deseada, esto se cataloga como pensamiento mágico. Pero si se utiliza un objeto, como un collar, una pulsera o una fruta para alejar la mala suerte, esto se considera una superstición.
Algunas de las supersticiones más extrañas que sobreviven en Saltillo incluyen no bañarse en Semana Santa para evitar que aparezca una cola de pescado, poner una chicharra a los niños para que puedan hablar, colocar los zapatos en forma de cruz para evitar la muerte cuando un perro aúlla, o no poner espejos en la recámara para evitar abrir puertas al “más allá”.
Se dice que la cultura no se cuestiona, y la investigación realizada por Debanhi Zapata Estrada muestra que estos pensamientos y acciones están presentes desde el vientre: las mujeres embarazadas deben usar un seguro en la luna llena, o de lo contrario puede haber partos prematuros o malformaciones en el bebé.
Una vez que nace el bebé, las supersticiones continúan. Las personas entrevistadas por Debanhi Zapata indicaron que ponen sal en las ventanas y puertas, además de colocar unas tijeras debajo de la almohada del bebé para evitar que las brujas o los malos espíritus se lo lleven antes de que sea bautizado.
Luego, para que el niño hable, es necesario “ponerle una chicharra” (insecto), otra de las acciones recopiladas en la investigación, para la cual se utilizó el método de la entrevista con personas de 19 a 58 años.
Estas supersticiones persisten a lo largo de la infancia. Para evitar el mal de ojo, que se describe como un maleficio causado por mirar mal a alguien, se barre a la persona con un huevo.
“Si el niño se asusta, hay que darle un bolillo”, es otra superstición común que también se practica en adultos.
“Algunas mujeres no permiten que toquen a sus hijos para evitar que enfermen, pero esta creencia choca con la superstición de que hay que tocarlos para evitar el mal de ojo”, afirma Debanhi Zapata Estrada, a quien incluso, ya en su etapa adulta, una mujer la persignó con saliva en la frente para evitar este mal.
JÓVENES Y ADULTOS
En las entrevistas realizadas por Zapata Estrada, se observa que es común entre los jóvenes el uso de pulseras o collares para atraer la buena suerte.
“También me dijeron que usan ropa de color rojo o amarillo para atraer el amor y el dinero, o salen de casa con una maleta antes del Año Nuevo para atraer viajes en el próximo año”.
En el caso de personas de entre 20 y 40 años, las respuestas más comunes incluyen el uso de sal, limones y ajos para evitar las envidias.
“La cabeza de ajo se envuelve en una malla y se coloca en la bolsa”, menciona.
Otra superstición común en este rango de edad es evitar tener espejos frente a la cama, ya que se cree que pueden abrir portales.
MÁS DE 40 AÑOS
En personas adultas, las supersticiones comunes incluyen tapar los espejos durante las lluvias, para evitar que caigan rayos.
En ocasiones especiales, como bodas, entierran cuchillos en el patio para alejar la lluvia y evitar que el evento se arruine.
“Personas de más de 50 años me comentaron que, cuando eran niños, les decían que si se bañaban en Pascua les saldría una cola de pescado”.
Otra superstición es persignarse al escuchar una ambulancia, con el fin de evitar que haya una muerte en la familia posteriormente.
A través de la investigación de Debanhi Zapata, se documenta que el pensamiento mágico y las supersticiones están presentes por igual en hombres y mujeres de todas las edades. Además, trascienden las religiones, ya que se observó que las personas entrevistadas profesaban diferentes religiones.
“Yo creo que no tiene nada que ver con la religión. Entrevisté a personas católicas que me contaron cosas como ‘de niña me decían que había que barrer a los niños con un huevo para evitar el mal de ojo, y ahora lo hago por si acaso’”, afirma Debanhi Zapata.
Otra respuesta interesante proviene de una mujer adulta, quien cree que su hijo, que tiene más de 30 años y aún no se ha casado, podría estar soltero porque una vez le barrieron los pies.
La investigación de Debanhi Verónica Zapata Estrada concluyó este año y logró demostrar que el pensamiento mágico y las supersticiones siguen presentes en Coahuila.
LAS SUPERSTICIONES EN FAMOSOS
Claros ejemplos de la diversidad de personajes y profesiones son el colombiano Gabriel García Márquez, con la rosa amarilla que concentra todas las malas suertes, y Elba Esther Gordillo, que buscaba la protección a través de objetos u animales para conservar el poder.
Como en el caso de los coahuilenses, las supersticiones han estado presentes a través de la educación familiar. Recordemos que el escritor Gabriel García Márquez no quería usar frac, prenda masculina de máxima etiqueta, para recibir el premio Nobel. Su argumento además de que era una prenda clasista, es que era de mala suerte.
“De todas maneras si me lo pongo, llevaré una rosa amarilla que es el conjuro de todas las malas suertes que puede haber, porque de todas maneras yo siempre he pensado que el frac es de mala suerte. La única vez que yo he visto con frac, era un muerto. Era un presidente de la Republica muerto”, contó en entrevista para la Corporación de Radio y Televisión Española antes de recibir el premio.
García Márquez vivió en un ambiente donde prevalecían estas prácticas.
En la misma entrevista, contó que su abuela era una mujer sumamente supersticiosa. “Daba la impresión de que tenía algún hilo secreto con ciertos poderes sobrenaturales”.
Contó que en su infancia era un asombre ver como ella creía adivinar las cosas, y hacía pronósticos y profecías que luego se cumplían.
En el caso de su madre, ella solía tener fe en las veladoras. Prendía una cada vez que sus hijos viajaban en avión.
“En una ocasión a un hermano, ingeniero, se le cayó un tractor en una cuneta y mi madre puso una vela para que saliera el tractor. Mi hermano le dijo ´¿cómo se te ocurre que una vela va a sacar un tractor de una cuneta?´ y mi madre le respondió ´hombre, si sostiene un avión en el aire, como no va a sacar un tractor”, contó entre risas García Márquez a la televisora española.
En México también tenemos ejemplos. Uno de ellos, ha sido tema de gran impacto mediático: la relación de la ex líder del SNTE, Elba Esther Gordillo, con el uso de magia.
El periodista José Gil, publicó el libro Los Brujos del Poder, en donde asegura que la maestra viajó a África y realizó un ritual que consistió en el sacrificio de un león, para ser envuelta en su piel desollada, con el fin de buscar fortaleza y evitar que el entonces Presidente de México, Ernesto Zedillo la dañara políticamente.
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