Eloísa: dos décadas de calidad que enamora

El legado de esta marca crea en los clientes una expectativa clara: revivir repetidamente la gratificante experiencia de encontrar un producto que coincide perfectamente con la imagen que ya tienen en mente al entrar en cualquiera de sus sucursales

Coahuila
/ 6 junio 2024
COMPARTIR

De la vista nace el amor... pero no basta para mantenerlo vivo. De eso está convencida Melva Ornelas, quien tiene a su cargo la administración de Eloísa, una pastelería tradicional de Saltillo que, con la complicidad de los sentidos de la vista y el gusto, ha logrado mantener el romance con su clientela a lo largo de dos décadas.

Y es que, en el núcleo de su éxito, explica Gaby del Moral, responsable de la producción y el desarrollo de productos, se ubica la combinación exacta entre una apariencia seductora y un sabor extraordinario. “Nosotros tenemos las dos cosas: el pastel se ve bonito por fuera, pero también sabe rico. No está separada una cosa de la otra”, dice con una sonrisa que refleja seguridad; la seguridad de una científica que ha probado repetidamente su hipótesis en el laboratorio.

TE PUEDE INTERESAR: Restaurante Arcasa, 54 años poniéndole sabor al Centro Histórico de Saltillo

$!La vitrina de Eloísa muestra pasteles irresistibles, mezcla perfecta de belleza y sabor.

Pero el secreto de su éxito envuelve, a su vez, otro secreto: la obsesión por la calidad. Y es que solo hay una forma de que un pastel se te antoje a primera vista y, después, cada bocado confirme que la fachada cautivadora era solo el preludio de una deliciosa experiencia: utilizar en su elaboración ingredientes de la mejor calidad y ejecutar la receta con rigor y esmero hasta en el mínimo detalle.

Así, explica Gaby, el embrujo de sus pasteles comienza realmente en la pantalla donde, como si de una partitura se tratara, aparece la receta con las instrucciones para ensamblar los elementos que se convertirán en una promesa de sabor que entra primero por los ojos y explota luego en la boca.

Es como preparar una poción para seducir: los ingredientes no solamente deben mezclarse en la proporción correcta, sino agregarse en un orden riguroso, en los momentos precisos, a la temperatura adecuada, ni antes ni después de alcanzar la densidad requerida... justo cuando provocarán la reacción que se persigue.

$!Los pasteles de Eloísa son sinónimo de celebración y felicidad en cada evento.

Así, los elementos materiales que integran cada pastel -la harina, los huevos, la leche, la mantequilla, los emulsionantes, el endulzante, el color- ejecutan una danza de ritmo y sincronía perfectas con los elementos inmateriales que producen la magia. Al final, un cúmulo de elementos que, vistos por separado y de forma individual, resultan inexpresivos, se han combinado de forma que el resultado es poesía para los sentidos.

Y es que, en este proceso, a diferencia de las matemáticas, el orden de los factores sí altera el producto.

UN LEGADO DE CALIDAD

“Básicamente, cuando tú escuchas Eloísa, piensas en pasteles de alta calidad, que son siempre frescos, que son artesanales y que se hacen a partir de recetas originales. Sabes que no vas a encontrar imitaciones de lo que ves en otras pastelerías. Tampoco vas a encontrar un producto lleno de conservadores y, sobre todo, vas a encontrar pasteles y postres que saben rico”.

$!Los Postres de Eloísa, un ícono de calidad y tradición en la ciudad.

De esta forma resume Gaby del Moral el significado de una palabra que ya es icónica de Saltillo. Porque Eloísa, además de ser un nombre propio femenino, que cuenta entre sus virtudes la eufonía, es una marca que ha conquistado el gusto del público porque se ha conservado fiel a las características esenciales con las cuales la concibió su fundadora, Eloísa Cantú.

El legado de esta marca se traduce, en el lado de los clientes, en una expectativa: repetir una y otra vez la satisfactoria experiencia de encontrarse con un producto que empata perfectamente con la idea que ya habita en la mente cuando se cruza el umbral de cada una de sus sucursales.

En el lado de la administración, dicho legado constituye un compromiso constante: “Estamos orientados a atender una clientela que espera una cierta calidad de nosotros”, puntualiza Gaby. “No podemos defraudar a nadie. Nuestros clientes llegan buscando un producto específico o con la intención de probar algo nuevo, pero siempre con la misma expectativa: llevar a su casa, a su lugar de trabajo, a su escuela o al salón de fiestas, un producto que coronará de forma única el motivo de la reunión”.

“Tenemos casos de clientes que regresan por algo en específico... tenemos un cliente que va todas las semanas por un pastel en particular. Es un pastel que le lleva a su familia y lo ordena todas las semanas. No es para él, es para alguien más, pero todas las semanas ordena el mismo. Pero también tenemos infinidad de clientes que están decididos a probar todos los pasteles porque no han encontrado uno que no les guste”, abunda.

COMPARTIR FELICIDAD

El mítico cineasta británico Alfred Hitchcock solía decir que el cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel, una metáfora que invita a considerar cómo nuestros órganos visuales se encuentran, de alguna forma feliz, conectados con las papilas gustativas.

Pero también evoca el disfrute sensorial que el cine nos entrega a través de la vista y el oído, que nuestro cerebro complementa con el gusto. De aquí, la analogía entre el cine y los pasteles permite asegurar que ambas experiencias provocan sensaciones y estados de ánimo. Concretamente, provocan felicidad, asegura Gaby del Moral.

“El pastel es un elemento importante en nuestras vidas porque significa una celebración, es simbólico en una celebración, sobre todo en nuestro país. Si vamos a celebrar algo, la celebración solo está completa si hay un pastel”, asegura, para enseguida explicar de forma sintética la razón por la cual esto es cierto: “cuando compartes un pastel, compartes felicidad”.

$!Eloísa celebra 20 años de mantener su compromiso con la calidad y el sabor inigualable.

Justamente por eso, puntualiza, ningún detalle puede -ni debe- dejarse de lado en la elaboración de ese objeto comestible que llega al final de cualquier comida, de cualquier celebración, porque ocupa el lugar de honor en el orden del día: el pastel, el postre, debe coronar en grado magnífico la reunión... es un allegro vibrante que cierra la sinfonía en medio de una explosión.

Ese es el compromiso que Eloísa refrenda al llegar a su vigésimo aniversario: preservar el legado de calidad con el cual nació y reproducirlo en cada nuevo producto con un solo objetivo: seducir a primera vista y convertir a esa impresión inicial en una promesa de amor eterno.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM