Joaquín Amaro, afortunado en el juego de las apuestas
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Tal vez este relato se parezca más a una leyenda urbana y se acerque a una historia de ficción. Los hechos ocurrieron en 1921 en la casa número 20 de la calle del Lerdo de Tejada en esta ciudad. Los protagonistas: un militar revolucionario que en 11 años pasó de soldado raso a General de División y una bella mujer.
LOS PRIMEROS AÑOS
Joaquín Amaro Dominguez nació en la Hacienda Corrales de Ábrego en el municipio de Sombrerete, Zacatecas en el año de 1889. Hijo mayor de diez hermanos del matrimonio formado por Antonio Amaro y Ángela Domínguez. De ascendencia indígena de piel muy, muy morena. Su padre se desempeñó como peón de hacienda. Durante los años de su infancia, la familia se trasladó a la Hacienda del Saucillo, propiedad de la familia Curvelo en el estado de Durango. Se cree que fue el padre quien enseñó a leer a Joaquín, nunca se supo de haber asistido a alguna escuela.
Su primer trabajo fue como tenedor de libros en una hacienda en Fresnillo, Zacatecas. Tiempo después en plena gestación de la Revolución, regresó a la hacienda de la familia Curvelo. En 1911 huérfano de padre, decidió enlistarse como soldado raso en las filas de los hermanos Arrieta en el estado de Durango. El crecimiento de Amaro se debió principalmente por su talento nato, capacidad, valentía y un poco de suerte.
INFLUJO DEL MADERISMO
Después del licenciamiento de las tropas revolucionarias, se incorporó al veintiochoavo cuerpo rural bajo las órdenes del general saltillense Gertrudis Sánchez. En 1911 el grupo de Sánchez fue enviado a combatir a las tropas zapatistas al estado de Guerrero. En Coyuca de Catalán se enamoró de una bella chica, como promesa de amor se perforó el lóbulo de la oreja izquierda, desde entonces empezó a lucir una arracada. Muchos recuerdan el contraste que producía el color de su piel y la brillante joya, sin embargo, en la cima de su carrera negó haber usado la joya.
EN PLENA REVOLUCIÓN
Al derrocamiento de Madero, el general Gertrudis Sánchez y tropas se trasladaron a Michoacán, Sánchez no dudó en llevarse a Amaro, para entonces hombre de todas sus confianzas. En Michoacán, se definió el carácter y personalidad de Amaro. Austero, no se embriagaba, no fumaba, enérgico, muy estricto dentro y fuera del servicio. Respetado y sobre todo temido por sus subordinados. En Tacámbaro por su forma de pelear, buen jinete y buen tirador, se le conoció con el apodo de “El Indio”.
Ante el avance de las fuerzas constitucionalistas y el derrocamiento de Victoriano Huerta, Gertrudis Sánchez ocupó el puesto de Gobernador de Michoacán y designó a Joaquín Amaro, ya general brigadier, Jefe Militar de Zamora. A su arribo hizo un manifiesto anticlerical, apoyó las confiscaciones de las haciendas, impuso préstamos al clero.
RECONOCIDA VIOLENCIA
Sus desordenadas tropas cometieron infinidad de excesos, acciones que le ganaron la animadversión de todos los zamoranos. En esta población su conducta le creó tal fama que se ganó otros tres apodos: “El Indio de la Arracada”, “El Azote de Dios” y “el Atila de Huaracha”. Famosa hacienda cercana a Zamora, Michoacán.
Para 1915 el general Amaro decide romper con el constitucionalista Gertrudis Sánchez y se incorpora a las fuerzas de Álvaro Obregón, quien pronto nota en Amaro a un militar valiente, capacitado.
Después de la derrota de Francisco Villa, Obregón ordenó que las fuerzas michoacanas pasaran a formar parte de la Quinta División del Cuerpo del Ejército del Noroeste. El general Amaro fue designado como jefe en los estados de Michoacán, Guanajuato y Querétaro. La relación de Amaro con Obregón siempre fue de subordinado a jefe, la cual duró hasta la muerte de Obregón en 1928.
La fama de buen militar del general Amaro fue acompañada por la mala conducta de sus tropas, abusos, robos e indisciplina. Hombre de pequeña complexión y con tono de voz delgada, en contraste era muy violento y anticlerical. Solía aplicar correctivos a sus hombres azotándolos con su fuete.
LA INFLUENCIA
DEL ATENAS DE MÉXICO
Poco después de la muerte de Venustiano Carranza fue ascendido a General de División y designado Jefe de Operaciones Militares de la Tercera Zona Militar con sede en Saltillo, la tercera zona abarcaba los estados de Coahuila, Nuevo León y San Luis Potosí.
En esta ciudad estuvo al frente del Treceavo Batallón de Infantería, agrupación de más de 300 hombres, bajo las órdenes de un anti carrancista, el general Heliodoro Charis Castro, quien hablaba con dificultad español.
La totalidad de los integrantes del batallón, eran indios juchitecos, ninguno de los oaxaqueños hablaba español cuando llegaron a Saltillo. En esta ciudad Amaro empezó una reorganización y transformación de sus tropas. Inició un proyecto de educación y disciplina, contrató a profesores para que enseñaran a leer y escribir español, dotó al cuartel militar de mobiliario y biblioteca y se suscribió a los principales diarios de la ciudad de México.
En tiempos de relativa paz, los años que pasó en Saltillo los dedicó a superarse, buscó en el estudio la superación, sabedor de sus limitaciones académicas y culturales tomó clases personales con Ignacio Richardai, se instruyó en equitación, esgrima, gimnasia, tiro de pistola, contrató como asesor al maestro Vázquez Santana, quien le sugería lecturas de todo tipo, sobre todo literarias.
El mismo maestro lo nombró encargado de la biblioteca del cuartel ubicado en la calle de Juárez, donde después se construyó el cine Royal. En 1923 Joaquín Amaro, orquestó el plan para asesinar a Francisco Villa, supo actuar desde el anonimato y acatar las órdenes de Obregón y Calles.
ENTRE MILITARES
Amaro había logrado ascender en lo político y económico: era jefe militar, vestía bien, vivía en una casa grande por la calle de Manuel Acuña, tenía dos automóviles, sabía que eso no bastaba. Una noche en casa del general Manuel C. Izaguirre, miembro de su estado mayor, para terminar un desacuerdo y parar la discusión, decidieron apostar.
El general Amaro, ganó la apuesta, finalmente había obtenido lo que le hacía falta, Elisa hija del general Izaguirre, una bella mujer de 20 años, blanca de ojos azules y bien preparada, fue entregada a Joaquín Amaro por haber sido el ganador de la apuesta, no se sabe qué apostó Amaro.
EL ENLACE
Joaquín Amaro Dominguez y Elisa Izaguirre Jurado contrajeron matrimonio en Saltillo, el 3 de septiembre de 1921. La educación de Elisa ayudó a pulir y refinar a Joaquín.
Tres años después del matrimonio se trasladaron a la ciudad de México, donde Amaro se desempeñó como Secretario de Guerra y Marina durante los periodos presidenciales de Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil y Pascual Ortiz Rubio. También fue Secretario de Educación Pública.
Se hizo de grandes extensiones en lo que hoy es la colonia Polanco, donde construyó una mansión de más de dos mil metros con caballerizas. Murió de cáncer en 1952 a los sesenta y dos años, días posteriores aparecieron varios hijos que tuvo fuera de su matrimonio, los cuales reclamaban parte de la fortuna del general. Su esposa murió en 1993 a los noventa y dos años.
Con información del trabajo de Martha Beatriz Loyo Camacho. saltillo1900@gmail.com