Saltillo: reflexiones sobre mi Tarjeta de Donador en el Día de la Donación de Órganos

Hoy, 14 de octubre, el Día Mundial de la Donación de Órganos nos recuerda el poder transformador de este acto.

La donación de órganos es un tema que siempre me ha resultado de suma importancia y, honestamente, incomprensible lo baja que sigue siendo la tasa de donación. Me parece increíble que, con el enorme potencial que tiene para salvar vidas, aún haya tan poca voluntad o disposición para donar.

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Quizás, y me atrevo a decirlo, este debería ser un deber ético: que todos, al fallecer, permitamos que nuestros órganos continúen su función en otro cuerpo, en otra vida.

LA TARJETA DE DONADOR

La celebración de esta fecha me ha hecho revisar, literalmente, mi compromiso personal con esta causa. Recordé que tengo una tarjeta de donador que obtuve hace años. A veces, pese a las intenciones de quienes deciden donar, los deseos no se cumplen. Los familiares, muchas veces en un momento de duelo y bajo influencias de creencias religiosas o personales, pueden oponerse, y sin una declaración formal del difunto, ese último deseo suele quedar sin cumplir.

La tarjeta de donador de la Secretaría de Salud existe para contrarrestar esto: es una declaración pública, respaldada legalmente, que puede ayudar a que la voluntad de la persona se respete, incluso si su familia tiene dudas o reticencias.

Revisé mi guantera y ahí estaba mi tarjeta de donador, algo maltratada por los años y el uso, pero aún clara, fechada el 13 de noviembre de 2017, con las firmas de mis amigos Yolis y Chuy como testigos de esta decisión. Verla me trae a la mente lo que significa esta pequeña pieza de papel: la promesa de que, si llega el momento, mis órganos podrán ser aprovechados para salvar vidas, para dar esperanza.

Esa tarjeta representa no solo una declaración de mi parte, sino un compromiso personal de que, cuando yo ya no esté aquí algo de mí seguirá ayudando a alguien más.

NO HAY CULTURA DE LA DONACIÓN DE ÓRGANOS EN MÉXICO

Es una ironía trágica que, en México, un país con una de las tasas de mortalidad por enfermedades crónicas más altas, la donación de órganos siga siendo una práctica minoritaria. De acuerdo con la Gaceta de la UNAM, en 2022 solo se realizaron 6,067 trasplantes en todo el país, lo que representa apenas 25 trasplantes por millón de habitantes.

En contraste, España, Estados Unidos y Canadá superan los 100 trasplantes por millón. Esta disparidad deja a miles de personas en nuestro país en una situación angustiante, en listas de espera interminables. Para muchos de ellos, un solo órgano, un solo donador, podría ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Juan Pablo García Acosta, un profesor de la UNAM y especialista en medicina, lo dijo claramente en un artículo reciente titulado “La cultura de donación de órganos, limitada en México”: la fuente principal de estos órganos somos los seres humanos, y sin nuestra disposición a donar, los pacientes que los requieren quedarán sin opciones.

García Acosta explica que la falta de donantes en México tiene mucho que ver con el desconocimiento, el temor y las creencias que rodean el proceso.

“Tenemos más de 20,000 personas en espera de un trasplante”, subraya García Acosta, “y sin una cultura de donación fortalecida, esa cifra no hará más que aumentar.”

La Organización Mundial de la Salud (OMS), consciente de la necesidad urgente de crear conciencia en todo el mundo, estableció esta fecha, 14 de octubre, como un recordatorio de que, a través de la donación de órganos, el acto de dar vida puede continuar incluso en la muerte.

En hospitales, instituciones y comunidades de distintos países, esta fecha se conmemora con actividades de sensibilización, desde pláticas educativas hasta encuentros con familias que, en el momento de mayor dolor, decidieron donar los órganos de sus seres queridos.

Las historias de quienes han dado y recibido vida nos demuestran que este es un acto de solidaridad extrema.

Esta fecha es, en el fondo, una invitación para que reflexionemos sobre la posibilidad de ser donantes. Si no lo hemos considerado antes, el Día Mundial de la Donación de Órganos es el momento perfecto para hacerlo, para informarnos, para hablar con nuestra familia y, si estamos listos, para plasmar nuestro deseo en una tarjeta de donador.

Mi propia tarjeta me recuerda que nuestra decisión de donar es, quizás, una de las formas más puras de altruismo. Al ver este pequeño trozo de papel, pienso en lo importante que es no solo expresar nuestro deseo, sino compartirlo con quienes más nos quieren, porque, al final del día, ellos también serán parte de esta decisión.

¿Quieres tener tu tarjeta de donador? Da clic aquí y podrás descargar el formato y llenarlo.

La donación es un acto de vida, una posibilidad de trascender, de ofrecer un respiro, un latido, un aliento, a alguien más. Hoy, el 14 de octubre, el Día Mundial de la Donación de Órganos, es un recordatorio de que todos, sin excepción, podemos ser parte de esa cadena de esperanza.