COVID-19 apaga sonrisa de payaso saltillense Kachuchín, pero no la esperanza
La pandemia dejó al colorido payaso un tanto demacrado, sin embargo espera tiempos mejores
El coronavirus se llevó su color, su alegría y por eso es que “Kachuchín Chirrín Chin Chin“, que siempre andaba contento y feliz, hoy está desmaquillado y triste.
Kachuchín es un payaso callejero, de esos que se mueven en combi, las plazas públicas y los cruceros, pero hace más de un mes que, por la contingencia, se quedó sin trabajo.
Los festejos que tenía agendados para este mes, que es el Mes del Niño, todos se los cancelaron.
“Dicen que nuestro aguinaldo es en abril. No hubo aguinaldo, con esta pandemia se nos fue. Tenía salidas a Monterrey, Zacatecas, todo se canceló”.
Tampoco lo dejan abordar el transporte colectivo para que cuente sus chistes y paliar un poco el mal humor de los pasajeros; ya no puede llevar su show a los parques ni bulevares de la ciudad, y todo por culpa del coronavirus.
“No podemos tener contacto con la gente, no podemos juntarla en las plazas públicas, por las medidas de seguridad para que esta pandemia no crezca más, lo cual nos quita trabajo”.
Kachuchín, que era el entusiasmo a flor de piel, hoy vive cabizbajo porque no tiene dinero para pagar la renta, el teléfono y la luz.
“Ahorita estamos decaídos. Los artistas vivimos del ánimo de la gente, de las inyecciones de risa, de buena vibra. Entonces estamos decayendo moralmente”.
No se trata de ningún chiste ni de ninguna rutina. Es la pura verdad.
Esta vez Kachuchín no está haciendo teatro ni escenas ni se está poniendo dramático.
Kachuchín forma parte de los más de 25 payasos callejeros que, tras la emergencia sanitaria, se quedaron sin chamba.
Dice que sus ingresos han bajado hasta en un 75 por ciento y nunca en los 27 años que tiene de payaso, globoflexista y animador, le había pasado algo como esto.
SINTIÓ QUE SE LO CARGABA EL PAYASO
Hace unos días y cuando sintió que ya no podía más, que se lo estaba cargando el payaso, Kachuchín, tuvo la idea de reunir a sus compañeros, escribir un oficio y mandarlo a las autoridades estatales y municipales solicitando ayuda.
Solo el municipio le ha respondido y parece que en estos días él y sus compañeros recibirán un apoyo.
“Nos están ayudando con despensas básicas, pero no es suficiente. Desgraciadamente hay mucha gente muy necesitada y entendemos que tienen que darle a todos, a la gente que pida…”.
Mientras, Kachuchín se mantiene elaborando figuritas de yeso o de hule espuma, mismas que vende a través de su página de internet.
Pero a apenas y saca para comer.
Con eso de que tiene… 15 hijos, y no es broma, debe aliviarlos a todos.
Kachuchín que hasta hace algunas semanas irradiaba alegría, optimismo, felicidad, hoy está alicaído.
“Esperemos que nos ayuden porque habemos gente que tenemos niños de pañales, de leche…Los compañeros han venido y les he visto lágrimas…”, cuenta.
Y responde con desgana cuando alguien le pregunta si ha inventado algún chiste sobre el coronavirus:
“No, lo que sí les digo es que odio mucho a los murciélagos”, dice y muestra una las figuras de “murciélago del coronavirus” que está fabricando para vender y así llevar algo de comer a su numerosa familia.
- El mensaje para los niños Kachuchín…
- Que no salgan de su casita, que nos esperen, que próximamente, primero Dios, estaremos con ellos otra vez…