Posible cierre de librería Monsiváis se considera ‘derrota social’ y ‘un golpe brutal’ por escritores locales

Saltillo
/ 28 septiembre 2024

Autores como Arturo Recio Dávila y Eugenia Flores Soria han expresado la importancia de las librerías como espacios culturales, instando a la sociedad a luchar por su permanencia y a no depender únicamente del apoyo gubernamental

El posible cierre de la librería Carlos Monsiváis en el Centro Histórico de Saltillo fue calificada como una “derrota social”, “una lástima” y un “golpe muy duro” por parte de escritores locales.

Arturo Recio Dávila, quien hasta hace poco gestionaba una librería, comentó que la capital coahuilense es una ciudad en constante retroceso en materia de ofertas culturales y de llegar a concretarse el cierre de la Monsiváis, sería una derrota social.

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Agregó que el cierre comprobaría la indolencia de las autoridades para impulsar y mantener espacios dignos para la promoción de la lectura.

“Demostraría el tipo de sociedad que somos. Las librerías deben existir como una política de Estado, no bajo la premisa de ser una opción de negocio, sino como cumplimento de necesidades primordiales del ser humano, como es instruirse y entretenerse”, comentó el escritor.

VANGUARDIA informó el pasado miércoles 28 de agosto que la inmobiliaria Remax ya oferta el inmueble de la calle Ramos Arizpe, donde se alberga la librería.

Personal de dicha empresa confirmó que el contrato con los propietarios de la casa no se renovó, por lo que si bien no se cerrará la librería en los próximos días, ya se busca un nuevo arrendatario.

Hasta este jueves, tanto la librería del Fondo de Cultura Económica como la cafetería El Estanquillo operaron con normalidad, mientras que su personal afirmó no tener novedades respecto al futuro de ambos negocios.

Asimismo, VANGUARDIA buscó sin éxito vía telefónica a Martha Loera Arámbula, coordinadora general de Bibliotecas, Publicaciones y Librerías de Coahuila.

Recio Dávila añadió que los centros culturales como las librerías y las bibliotecas -que también han sufrido dolorosas mermas- son acervos vivos de autores, géneros, corrientes y editoriales que permiten construir ciudadanía, alimentar la identidad y fomentar el aprendizaje lúdico desde las edades tempranas.

“Mantener espacios así implica una visión conjunta de intereses, en la que también debe intervenir la iniciativa privada y la misma sociedad, porque nuestros niveles de consumo de lectura son bajísimos y también debemos asumir nuestra responsabilidad en la pérdida de estos centros culturales”, expresó.

NO HAY QUE ESPERAR AL GOBIERNO

Para la escritora Eugenia Flores Soria, las librerías han pasado a ser lugares que cumplen con otras funciones, además de la compra de libros que se puede realizar vía internet.

Consideró que a diferencia de otros años, ahora es mucho más fácil conseguir libros, aunque los espacios significan para un gran porcentaje de la población tener acceso no solo al libro, sino a la oportunidad de adquirir todo lo que representa esta cultura, sigue que siendo inaccesible y hay que pelear porque realmente todas las personas puedan acceder al libro.

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“Yo pienso que lo valioso de estos espacios es ese punto de encuentro y más porque la librería Carlos Monsiváis mantuvo una postura muy abierta de recibir a todo tipo de personas que iban a presentar su libro, a dar una charla”.

“A mí me invitaron muchas veces, fueron muy amables conmigo y con muchas personas. Eso me gustaba, que la librería no tenía esta postura elitista, de solo vamos a hacer cierto tipo de eventos aquí, sino que era una puerta abierta”, comentó.

Además, comentó que en caso del cierre de la librería, que sería una “lástima”, se deben abrir más espacios de diversidad sin esperar que sea el gobierno el que abra una nueva librería.

Agregó que como maestra en la licenciatura en letras, percibe a mucha gente joven haciendo cosas y buscando espacios en favor de la literatura.

“Sé que es difícil por la cuestión del dinero y todo lo que implica, pero ojalá hubiera más facilidades y si no las hay, pues hay que pelearlas para tener más espacios. La comunidad la hacemos nosotras las personas y yo pienso que hay que pelear también porque existe, más allá de si eso sucede en una librería subsidiada por un gobierno o no”, consideró.

ASPECTO MATERIAL GANA AL ESPIRITUAL

Para el autor y colaborador de VANGUARDIA, Jesús R. Cedillo, el posible cierre de la librería es un ejemplo de que el aspecto material y económico tiene más peso que el aspecto espiritual.

“La arrendadora está decidiéndose más por el lado comercial, un buen usufructo del inmueble y no está viendo naturalmente la aportación espiritual, cultural, social que hace una entidad de este tipo”, expresó.

No obstante, también indicó que la sociedad en general ya no está interesada totalmente en las librerías o en los centros culturales o en los teatros.

Cedillo comentó que el interés en medios impresos en general se ha ido reduciendo, como es el caso de los periódicos y las revistas, además de los libros.

Además, comentó que en el mercado de la compra-venta de libros ha sido clave el comercio electrónico a través del cual se pueden adquirir los ejemplares.

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