¡Ta-ta-ta-ta-ta! El profesor de Saltillo más famoso de América Latina
–Y tú, Chavo, te vas a quedar castigado y sin recreo.
–¡Todo yo, todo yo! Todo por culpa de la albóndiga que ni me deja ver el pizarrón.
De pie, detrás del escritorio, el profesor vestido de traje con su metro y 96 centímetros de altura. En el pupitre de enfrente está el alumno de gorra verde, playera rayada y pantalón caqui al que le da por interrumpir continuamente la clase.
–¿Puedo saber por qué causa, razón, motivo o circunstancias estás llorando, Chavo?
–No, Profesor Jirafales, me estoy lavando los ojos de adentro para afuera.
La nostalgia se asoma curiosa. Es Junio 17 y esta fecha les trae memorias de un reencuentro.
–Maistro Longaniza, ¿usted siempre fue maistro?
–Chavo, no soy maistro ni me apellido Longaniza. Soy Longaniza y me apellido Maistro, digo... no, también fui alumno. Pero esa historia se las he contado.
–Eso, eso, eso. ¿Y usted tiene papás? Yo sí tengo padres, nomás no me los han presentado.
La distancia se acorta. El profesor se sienta en la orilla del escritorio. A su espalda, la calavera que Don Ramón dibujó en el pizarrón tiempo atrás para explicar el significado de “peligro”.
–Ay, Chavo. Sí, claro que tuve papas. Se llamaron Rubén Aguirre Flores y Victoria Fuentes Villarreal. Nací en Saltillo, Coahuila el 15 de junio de 1934.
–¿En esa ciudad fue maistro?
–No, a ver. Te voy a contar. Cuando joven estudié para ser ingeniero agrónomo de la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar, en Chihuahua. Y como profesor, he tenido alumnos buenos, regulares, malos, pésimos... y Quico.
–¡Qué bruto, póngale cero! Bueno... si pudiera ponerle cero otra vez, porque aquí las calificaciones como que no funcionan. Oiga, maistro, ¿y usted fue famoso?
Una racha de viento frío le tira el sombrero negro de la cabeza al profesor. Él se levanta y cierra la ventana.
–Uuuy sí, Chavo. Antes de que Doña Florinda me invitara a tomar tacitas de café, era locutor y conductor de radio en la XESJ de Saltillo, en 1954. Luego trabajé en Monterrey y el entonces Distrito Federal.
-Bueno, pero no se enoje.
-¡Ta, ta, ta, ta, ta! –la voz del profesor se alza mientras él se acomoda el saco–. No me enojo, solo me acuerdo. De hecho, tuve la fortuna de participar en un evento histórico. Transmití vía satélite en 1970 y por primera vez en la historia, una corrida de toros desde la Plaza de las Ventas en Madrid para México. Era un fanático taurino.
La mirada de Jirafales recorre el salón vacío y aunque escucha el rumor de la voz de los demás niños, solo el Chavo está con él.
–Como yo le diría al Señor Barriga con la renta de Ron Damón: lo último que se pierde es la esperanza.
–Para nosotros ya no hay eso. Ya triunfamos, ya fuimos y allá abajo ya solo somos recuerdos...
–Oiga maistro, pero...
–¡Al próximo que interrumpa le dejo sin recreo!
–¿Otra vez? ¡Es que no me tienen paciencia! Además solo estoy yo, aunque los demás ya no tardan en llegar: Quico, Chilindrina, Ñoño, Popis y Patty.
–Sí, un día este salón volverá a estar lleno. A Don Ramón, Jaimito el Cartero, la Bruja del 71, Godinez y Gloria, la tía de Patty, los vi el otro día en la vecindad...
–Oiga, profesor Jirafales, ¿y usted extraña a Doña Florinda?
–¿Qué si extraño pasar a tomar una tacita de café? Para el reencuentro ya tengo preparado un humilde obsequio.
La mano de Rubén Aguirre va hacia el bolsillo interior de su saco. Se detiene en seco. La mirada le cambia. Algo se le atraviesa por la mente cuando entona con voz más clara:
–Oye, Roberto, a lo mejor no te lo he dicho, pero estoy contento de estar contigo aquí. Como en los viejos tiempos ¿Te acuerdas de cómo nos conocimos?
–Sí, Rubén. Te vi con una carrera prometedora y te propuse varios personajes, como el Profesor Jirafales. Fue en los 70’s. Y luego hiciste también a Lucas Tañeda, Sargento Refugio Pazguato, El Shory. Todo éxitos de la televisión mexicana.
–Quién diría que solo dos años después de que te despedimos, yo vendría a alcanzarte por culpa de una neumonía. Tres años más joven que tú, a mis 82. Fue bueno reencontrarnos aquel 17 de junio del 2016.
–Oye, Aguirre: primero muerto antes que perder la vida.
–Bolaños, solo los idiotas no cambian de opinión, y eso no cambiaré nunca. Por cierto...¿no será mucha molestia volver a lo que estábamos?
–Ah, sí. ¡Se me chispoteó, maistro Longaniza!
–¡Ta, ta, ta, ta, ta!
*El actor saltillense Rubén Aguirre dejó una huella imborrable en la ciudad y en México. Falleció el 17 de junio de 2016, a los 82 años, en Puerto Vallarta, Jalisco. En agosto de 2018 su amada esposa, Consuelo de los Reyes Medellín, también partió de este mundo. Le sobreviven sus hijos e hijas Victoria, Consuelo, Rubén, Gerardo, Arturo, Verónica y Carmen.
Esta recreación de una plática entre Rubén Aguirre y Roberto Gómez Bolaños es un homenaje. Pocos serán quienes no recuerden al profesor más famoso, no solo de México, sino de América Latina. Aquel que aparecía en el programa número uno de la televisión humorística...
Cómo olvidar los sketches que tenían lugar en un salón de clases. Ese sitio que nos recuerda cuando cursamos primero o segundo de primaria.
Sus padres fueron Rubén Aguirre Flores y Victoria Fuentes Villarreal. Nació en la capital coahuilense el 15 de junio de 1934.
Si sus primeros balbuceos fueron ¡ta, ta, ta, ta, ta!, eso solo sus padres lo supieron.
En la vida real no fue maestro, se graduó como ingeniero agrónomo de la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar, en Chihuahua.
Mucho antes de que Doña Florinda lo invitara a tomar tacitas de café, era locutor y conductor de radio en la XESJ de Saltillo, allá por 1954.
En 1960 llegó a Monterrey, donde fue cronista taurino, conductor de programas infantiles, además de escribir y actuar en productos radiofónicos.
Como más arriba, el mismo Jirafales le dice al Chavo, tuvo el privilegio de participar en un evento histórico: transmitió vía satélite, en 1970, por primera vez en la historia, una corrida de toros desde la Plaza de las Ventas en Madrid para México.
En ese momento Roberto Gómez Bolaños, el mítico Chespirito, vio en Rubén una carrera prometedora y le propuso varios personajes.
Entre ellos el Profesor Jirafales, en los 70’s, además de otros conocidos en la televisión mexicana como Lucas Tañeda y Sargento Refugio Pazguato. En el mundo imaginario de Chespirito, en su rol del Profesor Jirafales, fue el guía y mentor del grupo de niños que vivían en la vecindad.
Al Chavo, a la Chilindrina, Quico, Ñoño, Popis y a Godinez, les inculcó valores, enseñó lecciones y hasta fue su coach de fútbol americano. Con Don Ramón, se disputaba el honor y aprecio de Doña Florinda.
Aunque profesor, Jirafales también llegó a ser juez, en aquel caso para encontrar al responsable de la muerte de un perro.
Como actor, Rubén fue clave en los programas de Roberto Gómez: Super Genios de la Mesa Cuadrada, Chapulín Colorado, Chespirito y el Chavo del 8.
Fue su patiño en segmentos como Los Caquitos y estuvo presente hasta las últimas emisiones del programa.
Y si de cine hablamos, participó en películas como El Chanfle, además de acompañar a Antonio Aguilar en varias de sus películas.Bueno, Rubén Aguirre hasta llegó a tener su propio circo. ¡Imagínense al Profesor Jirafales rodeado de leones y elefantes recorriendo América Latina!.
Fue el 17 de junio del 2016 cuando el Profesor Jirafales dejó de dar lecciones. Pero permanece su legado, como el arquetipo de maestro que todos quisiéramos tener, aunque sea para que nos calle con un... “¡SI-LEN-CIO!”.
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