Un cubrebocas mal puesto sirve de poco contra la COVID-19
A casi un año y medio de que inició la pandemia de COVID-19 en Coahuila, todavía se observa gente que no utiliza cubrebocas en espacios públicos del Centro Histórico, uno de los lugares más concurridos de Saltillo.
Aunque es una minoría, no deja de ser un problema, ya que hay espacios en las que se forman aglomeraciones, sobre todo a la espera del transporte público.
En un recorrido hecho por VANGUARDIA por la zona comercial más importante de la ciudad, se logró observar una buena afluencia de personas, en su mayoría con cubrebocas, pero difícilmente respetando la distancia de seguridad en las banquetas y otros espacios, algo que se repite de manera cotidiana a lo largo de la pandemia.
Las principales zonas de concentración de personas son los paraderos de autobuses en las afueras de locales y plazas comerciales.
Este problema se incrementó a raíz de la baja frecuencia de paso de las rutas urbanas, lo que además provocó que en horas pico algunos camiones fueran abarrotados, sin respetar la restricción del 50 por ciento de aforo.
En la Plaza Manuel Acuña y la Alameda fue más notorio el desdén por el cubrebocas, ya sea caminando o sentados en las bancas, principalmente porque estuvieron ingiriendo bebidas o alimentos, aunque también se vio a parejas y familias platicando.
COAHUILA Y LA MOVILIDAD
La disminución de la movilidad social es considerada una de las principales medidas sanitarias para evitar la propagación y contagio, junto con la aplicación de las vacunas y el uso obligatorio de cubrebocas; sin embargo, Coahuila su ubicó como el tercer estado con mayor movimiento.
Los desplazamientos dentro de la entidad, así como salidas y llegadas, reportaron un descenso de 0.64 por ciento el domingo 8 de agosto, cuando el número cero significa las condiciones normales antes de la emergencia, según información del Índice de Movilidad del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
