Violencia entre pandillas de Saltillo no se ha ido; las riñas vienen de hace 40 años, señala especialista

Expresa que las rencillas entre jóvenes de barrio son tan añejas como el sentido de pertenencia que les da el entorno en el que se desarrollan, que es el mismo en el que vivieron sus ancestros, y aseveran que los grupos rivales actuales, desconocen el origen del conflicto

Coahuila
/ 1 julio 2023
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En los últimos 40 años, barrios y colonias de la ciudad de Saltillo donde las pandillas se han apropiado de las calles, y riñen, no ha sufrido cambios. El mismo entorno social, económico y cultural en que se desarrollaron los ancestros de los jóvenes que hoy protagonizan peleas, así como políticas públicas a medias y sin resultados, son la razón de la violencia.

“Ellos (los jóvenes de barrio) lo ven como parte de su identidad, como lo que debe ser, porque no han tenido otros medios, otras formas de vida”, explicó la catedrática investigadora de la Facultad de Trabajo Social, Martha Jasso Oyervides. “Lo único que saben es que hay que defender el territorio, que es parte de su identidad y que esto es generacional”.

La especialista en sociología aseguró que este contexto, sumado al de los amigos y la familia, dan como resultado la violencia que vemos reflejada cada fin de semana, la cual está edificada en la necesidad de pertenecer.

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“Es esta necesidad que tenemos todos los seres humanos de sentirnos pertenecientes, y de tener ese sentido de identidad, como no tenemos una visión más amplia, entonces nuestros adolescentes se quedan con lo que históricamente se les ha heredado, que es este nombre de pandilla, y estas razones de ser pandilla, y de actuar de una u otra forma”.

De acuerdo con la Comisaría de Seguridad Pública Municipal, en Saltillo hay cerca de 280 pandillas. Las colonias con mayores reportes de riña entre grupos de jóvenes son: Mirasierra, Landín, Universidad Pueblo, Satélite, El Tanquecito, La Minita, La Guayulera y Bellavista.

‘LAS RIÑAS SIEMPRE HAN ESTADO’

El activista Carlos Espinoza, “El Panda”, quien lleva 25 años trabajando con jóvenes de barrio para prevenir adicciones y erradicar violencias, aseguró que “las riñas no son algo que estén volviendo, es algo que siempre ha estado”.

“Siempre se ha tratado de que no se note tanto, porque si se nota dejamos de ser la ciudad más segura de la galaxia; entonces, nosotros tenemos que seguir siendo la ciudad más segura, aunque sea a puro número. Pero no, nunca han dejado de existir (las riñas)”.

El fin de semana pasado, la colonia Universidad Pueblo fue escenario de una riña campal entre pandillas que en su lucha se lanzaron piedras, palos, disparos y bombas caseras. No es la única registrada en lo que va del año, y al menos de la registrada el fin de semana, no hubo personas detenidas.

El activista aseguró que las riñas actuales tienen su origen hace 30 o 40 años atrás, se trata de rencillas heredadas de los ancestros de los jóvenes que hoy habitan los barrios y, asevera, los actuales miembros de pandillas, desconocen el origen.

“Así crecieron, así les inculcaron; el barrio hay que cuidarlo, y eso es algo de todos los barrios, de todas las bandas en cualquier lugar del mundo; la banda, la pandilla siempre va a estar protegiendo el barrio según sus creencias, según su forma de ver la vida”.

Considera que la movilidad en motocicletas a la que ahora tienen acceso los jóvenes de barrio recae en la creencia de propiedad de territorio que tiene cada pandilla y esto termina en violencia.

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“Antes era un poquito más difícil porque, pues, tenías que tener carro o algo para ir todos en la troca e ir a hacerla de tos a otro lado, ahora no, ahora pasa, si andas ahí picando la cresta en las motos, llega el punto en el que se sale el control”.

Carlos Espinoza dijo que así como la violencia no se ha ido de las calles de Saltillo, tampoco se ha ido el papel de observador de la autoridad municipal durante las riñas. “Dicen reacción inmediata y pasan con todos sus convoyes y como 20 patrullas, y a la hora de los trancazos no hay nadie ahorita, está una patrulla ahí, pero el fin de semana no va a estar”.

$!El Panda, activista, dice que las riñas actuales tienen origen hace 30 o 40 años.

SEGURIDAD... ‘PURA CARETA’

“Sigue habiendo pura careta”, refirió respecto de las publicaciones de la autoridad en redes sociales sobre proximidad y protección a la ciudad. “La policía no tiene la menor idea más que de reprimir, pero en este caso, solamente (última riña), se quedaron a observar, porque en las fotos se ven muchos elementos que bien pudieron haber replegado, al menos, pero ellos no se meten”.

El activista aseguró que revertir esta violencia de parte de las autoridades, es imposible, y advirtió que continuará, mientras la policía municipal actúe como fachada. “Sí, deberían de poner atención a los sectores que están poniéndose en rojo, porque eso va a seguir. Ahí donde se hace la riña, ahí había una caseta de policía, ya que la quitaron y empezó todo otra vez, porque en la caseta de policía no había nadie. Ahí la misma autoridad no está poniendo haciendo su parte”.

BRINDAR OTRO TIPO DE ESCENARIO A LOS JÓVENES

Martha Jasso difiere del activista y considera que brindarles a los jóvenes, otro tipo de escenarios, de posibilidades y mostrarles que hay alternativas de ver la vida sería ideal para que los chicos salieron un poco y cuando dejen la escuela, no vayan directo al barrio, donde se topan con formas de pensar y sentir que autoafirman lo que ya traen codificado.

La especialista apuesta por trabajar en la familia, como contexto inmediato de los jóvenes, y en la comunidad, pues es ahí donde todas las personas que la integran tienen un rol y una responsabilidad.

“La familia debería ser una red protectora por origen, por costumbre, por obviedad. Muchas veces no lo es, y entonces expulsa a los muchachos desde muy temprana edad, al grado de que encuentran su espacio en la calle”.

Aseguró que la responsabilidad de la juventud es de todos, “va muy de la mano con lo que puedan encontrar en la escuela, entonces en lugar de batallar con el muchacho en la escuela, muchas veces lo que hacemos las instituciones educativas, es expulsarlos en lugar de trabajar con la familia, procurar que vayan a asesoría, a apoyo, a terapia, para que puedan mejorar las relaciones y causar un impacto positivo en el adolescente desde que es niño”.

En cuanto a la responsabilidad de las autoridades, consideró que deben evitar la normalización de conductas estructuralmente relacionadas con la adolescencia. “Hay muchas organizaciones de la sociedad civil, hay instituciones, pero no ha sido suficientes. Se han visto rebasados porque, pues, hablamos de cotidianidades, que ven en el adolescente”.

$!La policía acude cuando hay riñas, pero debe haber programas con enfoque de apoyo a las familias, dice una socióloga.

URGEN POLÍTICAS PÚBLICAS DE APOYO

Urgió en la generación de políticas públicas, enfoque de apoyo a las familias, a los adolescentes y a los niños que viven en estos contextos. También consideró necesario propiciar espacios más seguros, donde se desarrollen en otro tipo de habilidades sociales a las que existen para la población infantil y adolescente.

“Hay políticas públicas en el discurso de que se van a procurar condiciones para el sano crecimiento de los niños, niñas y adolescentes, y a veces se quedan en una cuestión de salud física. Muy posiblemente haya algún programa, pero son esporádicos. Si tú revisas el Plan Nacional no hay algo concreto de apoyo a la infancia”.

Aseveró que no hay una política que opere efectivamente, “son letra muerta”, dijo, porque no se ponen en práctica. “Aquí la cuestión es que el contexto de violencia está en la colonia, hay que ir a la colonia, hay que ir al barrio”.

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Recordó que ha habido programas municipales en los que la confrontación se hace desde el deporte o la cultura, y que han impactado socialmente en el barrio, donde ni la policía ingresa. La socióloga instó actuar con acciones distintas, pues refirió que en estos sectores la lógica es, “si entras a agredir, te van a agredir”.

Una búsqueda hemerográfica de estas riñas reveló que en lo que va del 2023, han sido reportados y difundidos en redes sociales cuatro enfrentamientos. Al menos tres personas fueron reportadas como lesionadas. De estas riñas sobresale que fue reportado el estallamiento de bombas caseras y detonaciones por arma de fuego. No fueron reportadas personas detenidas.

Del año 2022, hay registro de siete peleas, con un saldo de dos personas sin vida, cinco lesionadas, y una detenida. En estas destaca el grado de violencia en los decesos.

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