Michael Jordan cumple 62 años: el día que comenzó su grandeza ante México en 1983
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Antes de sus seis campeonatos con los Bulls, dejó huella en los Juegos Panamericanos, donde mostró destellos de su talento con la Selección de Estados Unidos
Cada 17 de febrero, el mundo del baloncesto recuerda el nacimiento de Michael Jordan, un jugador cuyo impacto en el deporte y la cultura trascendió sus seis campeonatos con los Bulls de Chicago, hoy la estrella de la NBA está cumpliendo 62 años. Su figura ayudó a globalizar la NBA y dejó una huella imborrable en la historia del basquetbol. Más allá de sus logros profesionales, su camino hacia la grandeza comenzó mucho antes, en competencias donde mostró su talento emergente.
Antes de convertirse en profesional, Jordan vivió un momento clave en su carrera a los 19 años, cuando representó a Estados Unidos en los Juegos Panamericanos de Caracas 1983. En ese entonces, era una promesa del baloncesto universitario con la Universidad de Carolina del Norte y ya captaba la atención de los ojeadores de la NBA. Este torneo fue una de sus primeras pruebas a nivel internacional y ofreció un vistazo del talento que lo llevaría a ser considerado uno de los mejores jugadores de la historia.
El torneo presentaba un reto importante para la selección mexicana, que quedó en el llamado “grupo de la muerte” junto a Estados Unidos, Brasil, Uruguay y el anfitrión, Venezuela. El primer partido de México fue contra la escuadra estadounidense, que partía como la gran favorita debido a la presencia de jugadores como Sam Perkins, Wayman Tisdale, Mark Price y el propio Michael Jordan.
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Sin embargo, México sorprendió desde el inicio con un juego sólido y efectivo. En el primer cuarto, los mexicanos tomaron una ventaja de 20-4, impulsados por la destacada actuación de José Luis “Satanás” Arroyos, uno de los mejores jugadores en la historia del baloncesto mexicano. La buena racha continuó en el segundo cuarto y al medio tiempo México mantenía una ventaja de 47-36.
El desempeño del equipo azteca tomó por sorpresa a Estados Unidos, lo que llevó al entrenador Jack Hartman a ajustar su estrategia. En la segunda mitad, el conjunto estadounidense aplicó una defensa de presión en toda la cancha, complicando la ofensiva mexicana y permitiendo que Jordan comenzara a demostrar su talento.
Portando el número 5 en su jersey, el joven jugador mostró su velocidad y capacidad de salto, elementos que serían característicos en su carrera profesional. Fue en ese momento que comenzó a cambiar el rumbo del partido, tomando mayor protagonismo en la cancha.
“Todos rotamos la posición, pero no fue suficiente, quise llegar a una ayuda y ya él (Michael Jordan) iba volando”, recordó años después José Luis Arroyos en una entrevista para ESPN, destacando la capacidad atlética del futuro ícono del baloncesto. Cada jugada de Jordan mostraba su habilidad natural para el deporte, lo que lo convertiría en una estrella en los años siguientes.
Con el cambio de estrategia y el liderazgo de Jordan, Estados Unidos logró remontar el marcador y se llevó la victoria por 74-63. A pesar de la derrota, México dejó una impresión notable y demostró que podía competir a un alto nivel internacional. Este partido quedó en la memoria de quienes lo vivieron como un enfrentamiento histórico en el que un joven Michael Jordan comenzó a demostrar su dominio en la cancha.
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El paso de Michael Jordan por los Juegos Panamericanos de 1983 fue un anticipo de lo que vendría en su carrera. Sus habilidades, ya evidentes en ese torneo, lo llevaron a la NBA en 1984, donde jugó 15 temporadas y marcó una era en el baloncesto.
Con los Bulls de Chicago, ganó seis campeonatos y fue nombrado Jugador Más Valioso (MVP) en cada una de las finales que disputó. Durante la década de los 90, su influencia en el juego y su capacidad de liderazgo lo consolidaron como una de las figuras más emblemáticas del deporte.
Su impacto no se limitó a la cancha. Con su asociación con Nike y la icónica línea Air Jordan, revolucionó el marketing deportivo y estableció un modelo seguido por estrellas como LeBron James y Stephen Curry. Su imagen trascendió el baloncesto y se convirtió en un referente cultural a nivel mundial, influyendo en la moda, la publicidad y la mercadotecnia deportiva.
Jordan también tuvo una participación destacada en la selección estadunidense en otras competiciones internacionales. En 1984, ganó el oro olímpico con un equipo universitario y, en 1992, fue pieza clave del legendario “Dream Team”, considerado el mejor equipo de baloncesto jamás reunido. Su legado en la selección de Estados Unidos se mantiene como un referente para futuras generaciones.
Cada 17 de febrero, su impacto en el baloncesto sigue siendo motivo de celebración. Desde sus primeros años en la NCAA, pasando por los Juegos Panamericanos y su dominio en la NBA, la historia de Michael Jordan es la de un jugador que redefinió el deporte y cuyo legado perdura en cada rincón del mundo del baloncesto.
Con información de Infobae