Alan Pulido, el pésimo negocio de Chivas
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Comprar a un futbolista en 17 millones de dólares y venderlo —como campeón de goleo— en 7.5, es un pésimo negocio. La historia de Alan Pulido no tiene desperdicio. Fue el objeto del deseo de Chivas durante años, pero cuando lo tuvo no lo pudo controlar, aprovechar y sólo hubo chispazos, como en 2017, cuando fueron campeones con un gol del tamaulipeco contra los Tigres.
Antes de eso, pasó por todos los obstáculos habidos y por haber para estar con el Guadalajara; incluso, fue afectado por el Pacto de Caballeros y por eso tuvo que emigrar a Europa a jugar en equipos intrascendentes de Grecia. Todo porque, al terminar el Mundial de Brasil, no quiso seguir jugando en Tigres, por lo que el club lo separó y se demandaron mutuamente. Pulido mostró un supuesto contrato con una firma falsificada, pero Controversias de la Femexfut y el TAS fallaron en favor de los felinos. Aun así fichó por el Levadiakos de Grecia, importándole tres reverendos pepinos lo impuesto por los organismos oficiales.
Chivas siempre quiso tenerlo y fue en 2015 cuando compró el 50 por ciento de sus derechos federativos a Tigres, pero no contaba con que Olympiacos lo había adquirido —a su vez— al Levadiakos, por lo que no pudo en esa primera ocasión llegar a Guadalajara, que lo veía como el salvador de todos sus problemas. Un año más tarde, por fin pudieron tenerlo, convirtiéndolo en el fichaje más caro en la historia del futbol mexicano: 17 millones de dólares.
Ha vivido de todo desde que inició su carrera profesional en 2009, con los Tigres. Muchos escándalos, como aquel en donde Multimedios le transmitió un video con el llamado Baile de la Ametralladora, donde aparecía en calzones y sombrero norteño, o bien, el secuestro que tuvo en Ciudad Victoria y donde algunas crónicas de medios locales aseguraron que él mismo logró su rescate.
Chivas perdió mucho con Pulido, dinero y prestigio. Su actual director deportivo no pudo colocarlo en algún equipo al precio deseado. Kansas City ha pagado muy poco con relación a lo que desembolsaron por él. Eso sí, el gran ganador de la historia es Alan Pulido, quien llegará a una ciudad de 500 mil habitantes, donde el 9 por ciento es de origen latino y las presiones no existen.
Recién casado y con un contrato anual de cuatro millones de dólares, libres de polvo y paja, convirtiéndolo en el tercer mexicano mejor pagado en la MLS, solamente por detrás de Carlos Vela (6.3 millones anuales) y Giovani dos Santos, quien cuando estuvo con el Galaxy ganaba 4.7 millones de dólares.
Este pésimo negocio del Guadalajara tiene una simple razón: prefiere perder dinero y deshacerse de la toxicidad que representaba Pulido para el vestuario. Ricardo Peláez está armando un equipo a futuro, con promesas del futbol mexicano como Cristian Calderón, Jesús Angulo, Alexis Peña, Víctor Guzmán, Uriel Antuna, José Juan Macías (aunque sea de paso y por sólo algunos meses) y algunos más grandes de edad como José Juan Vázquez y José Antonio Madueña; por eso, no puede poner en riesgo una contaminación en el vestuario. Así que mejor perder dinero que prestigio.
@gvlo2008