Los máximos responsables
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El futbol es de los futbolistas. Una obviedad del tamaño de Groenlandia, pero —en estos tiempos— parece necesario aclararlo. Y es que la cantaleta de que los entrenadores son los máximos responsables (de todo), cada vez es más común.
Es verdad que la preponderancia de los directores técnicos ha aumentado. El juego cada vez está más mecanizado y las estrategias y tácticas cada vez tienen más peso. Pero, sin buenos futbolistas, ni el mejor DT del mundo puede.
Por ejemplo, si Pep Guardiola hubiera dirigido al Burnley la temporada anterior, seguramente lo habría hecho jugar un poco mejor y, en una de esas, hasta un poco más bonito. Yendo más allá, tal vez lo hubiera salvado del descenso, pero hasta ahí. Con ese plantel, ni Pep como DT, con Jürgen Klopp y Julian Nagelsmann de auxiliares, habrían podido hacer más. La calidad de los jugadores siempre será la variable más importante.
Helenio Herrera, Rinus Michels, Arrigo Sacchi, sólo por citar tres casos, cambiaron la historia del futbol mundial con sus ideas. Pero la se habría quedado en eso, o en simple experimento, si no hubieran contado con los jugadores capaces de llevarla a cabo a la perfección. Por supuesto que existen excepciones, el Porto de Mourinho es el ejemplo perfecto. Pero no olviden que la excepción, confirma la regla.
El Real Madrid ganó esta Champions por su historia y su camiseta. Pero esa playera y toda la raigambre merengue estaba sustentada en un plantel de alta calidad. Si al Getafe le ponían el uniforme blanco, quizá ni la fase grupos habría superado. Los equipos de leyenda, los gigantes de este juego, se forjaron con el sudor, la clase y la calidad de esos fuera de serie que defendieron sus colores.
En nuestro país, el ejemplo perfecto tiene nombre y apellido: Nacho Ambriz. El ex mediocampista es hoy, quizá, el mejor entrenador mexicano. Pero mientras no contó con un plantel acorde a sus pretensiones, su Toluca era un desastre. Hoy, ese Toluca —más allá de que es líder— ya juega como un equipo de Ambriz y es contendiente al título de Liga. Ojo, esto no significa que el trabajo de un DT no sea importante. Lo es, y mucho.
Un excelente conjunto de futbolistas puede llevar a la gloria a un entrenador medianito. Un plantel de altos vuelos puede hundir al mejor de los entrenadores. Por eso, no hay que olvidar que los máximos responsables siempre serán los futbolistas, aunque siempre sea más fácil despedir al entrenador.
Adendum. Knut me escribió tras el baile que Pachuca le dio al Cruz Azul: “Mínimo nosotros sí metemos goles, no como Chivas”.