La escultura olvidada de Dios Padre que se asoma en la Catedral de Saltillo

“¿Alguna vez ha visto al señor que ‘se asoma’ en la cúpula de la Catedral de Santiago?”, le pregunté al obispo de Saltillo, Hilario González García. Para mi sorpresa, su reacción fue de asombro.

Monseñor, escéptico, me llevó hasta el centro de la catedral, frente al atrio. Volteó a lo más alto del inmueble, cuya edificación comenzó en 1745, y su expresión de asombro se acentuó.

Observó que, efectivamente, una figura con características humanas se aprecia en el punto interior más alto del sitio.

En mi caso, esto desató una serie de preguntas: ¿desde cuándo se encuentra ahí?, ¿cuándo fue la última vez que se le dio mantenimiento? Y si se trata de la figura de Dios Padre Todopoderoso; ¿por qué pocas personas la han visto?

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Así comenzó el viaje de entrevistas con expertos en diversas áreas, quienes colaboraron con sus perspectivas sobre esta escultura, que bien pudo haber sido creada por manos de los tlaxcaltecas que arribaron junto con los conquistadores portugueses y españoles.

TESORO ARQUITECTÓNICO Y ESPIRITUAL

La estatua de Dios Padre en la linternilla de la cúpula, es una de las esculturas arquitectónicas más antiguas del estado de Coahuila. Su valor trasciende lo meramente ornamental; representa un símbolo teológico y artístico que une la tradición cristiana con la herencia de los talleres virreinales.

Pese a su importancia, la escultura ha sufrido el paso del tiempo y requiere de restauración y mantenimiento, en calidad de urgente. ¿Por qué se ha olvidado?

De acuerdo al arquitecto Arturo Villarreal Reyes, la cúpula de la Catedral de Santiago es “una de las primeras muestras de escultura arquitectónica en Coahuila”.

La estructura de la catedral representa un viaje simbólico desde la tierra hasta el cielo: “el crucero, un cubo terrenal; las pechinas triangulares que sostienen el tambor octagonal, donde resuenan los coros; la bóveda celeste, también de ocho lados; y finalmente, la imagen de Dios Padre, situada entre la cúpula y la linternilla”.

Esta ubicación es clave, pues marca “el paso de lo visible a lo invisible, de lo material a lo inmaterial”.

La simbología en la disposición arquitectónica es crucial para entender el propósito de esta estructura.

La cúpula y la linternilla no solo cumplen una función estética, también refuerzan la idea de una jerarquía celestial en la que Dios Padre se sitúa en la cúspide, recibiendo las alabanzas y oraciones que ascienden desde la base de la catedral.

Este concepto, presente en la arquitectura religiosa europea, fue adaptado en América con un fuerte sincretismo cultural.

ICONOGRAFÍA PERDIDA Y RESTAURACIÓN

La doctora en historia del arte, Ana Isabel Pérez-Gavilán Ávila, señala que, debido a la falta de mantenimiento y la pérdida de elementos decorativos, “la lectura iconográfica de la estatua se ha visto afectada”.

La presencia de coros y arcángeles en el tambor de la cúpula, con sus característicos faldellines, refuerza la idea de “una alabanza continua que asciende hacia Dios Padre”.

La imagen ha sufrido daños estructurales y refuerzos improvisados, lo que subraya la urgencia de una restauración integral.

Asimismo, la iconografía de la cúpula presenta una serie de elementos teológicos que refuerzan su significado. Los arcángeles, que tradicionalmente simbolizan la comunicación entre lo divino y lo humano, juegan un papel clave en la composición visual del conjunto.

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”Los arcángeles yo digo que son muy coquetos porque siempre están enseñando las rodillas”, menciona Pérez Gavilán, haciendo referencia a la vestimenta representada en estas figuras. Pero como algunos detalles se han perdido con el tiempo, se dificulta la interpretación completa de la iconografía original.

Además, la catedral enfrenta problemas de conservación en general, con “humedad en los muros, piezas deterioradas y la presencia de palomas que agravan el deterioro”. La intervención de especialistas es imperativa para evitar la pérdida de elementos históricos valiosos.

También es fundamental que las futuras restauraciones respeten los materiales originales y se realicen con técnicas que permitan recuperar la esencia de la obra sin alterar su autenticidad.

HISTORIA E INFLUENCIA INDÍGENA

El historiador Carlos Recio destaca que la escultura de Dios Padre, que data de finales del siglo XVIII, sigue la iconografía tradicional: “un anciano con barba, vestido con túnica y sosteniendo el ‘orbis terrarum’, símbolo del poder divino sobre el universo”.

Su colocación en la linternilla refuerza la idea de que “las oraciones de los fieles ascienden hacia él, tal como el humo de las chimeneas en los hogares europeos”.

El análisis estilístico sugiere una mezcla entre arte indígena y cristiano. Aunque no existen registros precisos sobre los autores de la escultura, se presume que “fue elaborada por manos indígenas, posiblemente tlaxcaltecas, quienes participaron en la construcción de la catedral”.

El uso de colores como el azul y el violeta, “difíciles y costosos de conseguir en la época”, refuerza la teoría de que “la escultura fue pintada en algún momento posterior a su creación”.

Estos colores eran altamente valorados en la cultura prehispánica, lo que sugiere una posible intervención de artesanos indígenas que incorporaron técnicas y materiales propios a la tradición cristiana.

Otro elemento que acrecienta la presencia indígena en la manufactura de la escultura, es la semejanza que presenta con otras figuras exteriores de la catedral, como los dragones o gárgolas.

”Si comparamos con las figuras del exterior y con los dragones o gárgolas, no tienen el aspecto escultórico de las imágenes europeas. Entonces hay una mezcla entre el arte indígena y la iconografía cristiana”, explica Recio.

Este mestizaje artístico es un reflejo del proceso de evangelización en la Nueva España, en el cual se fusionaron creencias y tradiciones locales con la doctrina cristiana.

URGE CONSERVARLO

Francisco Aguilar, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Coahuila, confirma que “la Catedral de Santiago está registrada como monumento histórico y ha sido objeto de estudios y levantamientos arquitectónicos”.

Sin embargo, el mantenimiento sigue siendo un desafío. “Eventos climáticos recientes, como una granizada, han dañado la estructura, y la falta de intervenciones adecuadas pone en riesgo su conservación a largo plazo”.

La falta de mantenimiento ha provocado que muchas partes de la catedral sufran un deterioro acelerado. “El que la hayan fabricado manos tlaxcaltecas son buenas especulaciones porque se generaban en talleres con maestros, pero no sabemos de dónde venían los canteros”, menciona Pérez-Gavilán.

Esta incertidumbre sobre el origen de los artesanos refuerza la necesidad de estudios más profundos, que permitan identificar con precisión las influencias artísticas y culturales en la abandonada escultura de Dios Padre.

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Además, el olvido de ciertas áreas del templo ha generado problemas adicionales, como la proliferación de palomas, cuyos ácidos, entre ellos úrico, fosfórico y nítrico, afecta la piedra de la cúpula y otros elementos decorativos.

”Hay muchísimas piezas que se están perdiendo y las palomas afuera son un gran problema”, enfatiza Pérez-Gavilán. Esto subraya la necesidad de una intervención urgente que garantice la preservación de este patrimonio para las generaciones futuras.

Su restauración permitirá recuperar su esplendor y preservar “un símbolo arquitectónico y espiritual que ha formado parte de la identidad de Saltillo por más de dos siglos”.

En un contexto donde el patrimonio cultural enfrenta múltiples amenazas, la conservación de esta escultura se vuelve una prioridad no solo para los especialistas, sino para toda la comunidad saltillense.

¿Qué tanto demorará el rescate de la escultura de Dios Padre? No se trata solo de un acto de fe, sino también de acción para sacarla del olvido.