Año 33 y un hombre muerto. Que si lo asesinaron por celos, mujeriego, por peleonero o porque debía dinero. Esta es la historia (con sus múltiples versiones) de un saltillense al que se le compuso un corrido
Mes de noviembre, sin día específico, pero del año 1933. Eso dice el corrido que compuso Eulalio Ramírez González, mejor conocido como “Piporro”, para contar la historia de Agustín Jaime, un habitante del Saltillo antiguo cuya muerte se rodea de misterios.
Si bien la versión de “Piporro” es la más conocida, fueron los hermanos Bernardo y Estanislao Molina quienes propusieron la primera historia. Aunque en realidad, a Agustín y lo que pasó con él lo rodean, al menos, seis posibilidades diferentes.
Todas tienen detalles coincidentes y todas han sido expuestas en canciones o textos históricos. En lo que empiezan a diferir es en la identidad de Agustín, en qué hacía en la calle, en por qué murió y quién fue el asesino.
Una última versión, la más reciente e investigada y detallada por el historiador local Ariel Gutiérrez, desenmaraña los detalles apoyándose en un expediente judicial al cual tuvo acceso.
Sin más, aquí las versiones de la leyenda que han estado en boca de la comunidad en distintos tiempos. Importante mencionar que el orden no refiere mayor trascendencia o credibilidad.
VERSIÓN 1: EL CORRIDO
“Agustín bajaba a caballo a ver a su chata”. Dice la letra de “Piporro”, es decir, iba por Bravo en dirección de sur a norte.
“Murió Agustín Jaime porque supo amar”, continúa diciendo la canción. Entre los detalles, se cuenta que el caballo era bonito y que Agustín esperaba a su chata bajo la sombra de un Huizache.
Sin embargo, fue en una cantina donde lo mataron. Luego, a siete pasos de donde estaba, ahí lo dejaron.
Más adelante se revela que la chata se llamaba María García y que ella habría sido la causa de su deceso. Según esta primera versión, el móvil fue un enamoramiento, pero no se sabe quién le quitó la vida.
¿Quizá un hombre celoso? ¿alguien más que pretendía a María? ¿lo habría mandado a matar alguna mujer despechada?
VERSIÓN 2: EL RESTAURANTE
Otra historia, que descarta la idea de que una cantina fue el escenario de la muerte, dicta que Agustín iba acompañado por María García, su novia, y que paseaban por Bravo mientras se dirigían a cenar en el restaurante La Ciudadela. De pronto, lo mataron. Más dudas que respuestas.
VERSIÓN 3: EL POLICÍA
Por otro lado, se dice que Agustín era policía y que fue su empleo el que le trajo problemas fatales.
Haciendo rondín se habría presentado un pleito con un compañero suyo llamado Antonio Ballesteros. Aquí sí se menciona a la cantina y hasta nombre se le nombre: “El Columpio”. También se sabe que el establecimiento se ubicó en la calle de Múzquiz, entre Centenario y Matamoros.
Aunque se descartan piezas clave del corrido y de la versión dos, tales como María y la calle de Bravo, esta historia afirma que varias personas vieron cómo Ballesteros se fue sobre Agustín con un puñal en la espalda.
Posteriormente, Ballesteros huyó con rumbo al sur de la calle Matamoros y de él no se supo más. En tanto, a Agustín lo atendieron en el Hospital de los Ferrocarriles, donde hoy se encuentra el Archivo Municipal de Saltillo, en el cruce de las calles Leona Vicario y Benito Juárez.
VERSIÓN 4: LA VENGANZA
Si de discordancias hablamos, en esta historia se dice que Agustín no murió en noviembre, ni en el año 33. Es más, se da hasta un día específico.
La tragedia se dio la noche del 25 de diciembre de 1931, Pedro Arredondo era un asesino a sueldo que fue contratado por un militar indignado. El móvil: venganza.
Aquí se retoma la versión de que Agustín era policía, y como parte de su labor, en cierta ocasión arrestó a un militar en una taberna. Aquel uniformado quedó ofendido por la exposición pública, y en su rencor, optó por mandar asesinar a Agustín.
VERSIÓN 5:
Otra narración detalla que a Agustín lo atacaron a balazos al salir de la cantina llamada “El Huizache”, ubicada en la calle Matamoros.
La causa, mujeriego enamoradizo. Se cuenta que tenía varias novias de distintos barrios de Saltillo. Una de Topo Chico, otra de San Luisito y una más de por el Once.
Entre lo que se supo de sus mujeres, destacaron los nombres de Hortensia y otra de apellido García, ¿se tratará de la María García del corrido?
Como dato adicional, aunque no se tiene mucha más información. Una sexta versión expone que el asesinato pudo darse por una herencia que le dejó una tía a Agustín Jaime.
VERSIÓN 6: EL EXPEDIENTE
El pasado mes de septiembre el historiador local Ariel Gutiérrez publicó un texto en el que narra los detalles encontrados en un expediente judicial al cual accedió, en el que se destraban algunas dudas sobre la muerte de Agustín.
Antes de morir, Agustín trabajó en la Tesorería Municipal de Saltillo. En cuanto a la noche de los hechos, se afirma que fue el 25 de diciembre, y que todo comenzó en una cantina donde se acompañó de su amigo Juan Vélez, en la esquina de Múzquiz y Matamoros.
La bebida predominante era el mezcal, y pasaba ya la medianoche. En un momento los amigos salieron del lugar generando escándalo, al rato llegaron Pedro Arredondo y Manuel Cardona, impartidores del orden, para calmar el argüende que traían los amigos.
Una vez que se toparon civiles y policías, al intentar desarmarlos de una daga y una pistola, los ánimos se tensaron y comenzaron las peleas. Arredondo disparó contra Agustín.
De ahí, llevarlo al hospital sin éxito, que Arredondo estuviera en la cárcel por homicidio hasta quedar en libertad al año siguiente.
Basándonos en los documentos disponibles, la versión ofrecida por Ariel Gutiérrez es, hasta ahora, quizá no la más popular, pero sí la de mayor veracidad.
Como Agustín, en el Saltillo antiguo existieron otros personajes con finales desafortunados, como Rosita Alvirez, de quien hemos de platicar en otra ocasión.
*Con información de Eulalio Gutiérrez, Juan Vázquez, Carlos Recio, Juan Marino Oyervides, Ariel Gutiérrez y Archivo Municipal de Saltillo.