Tres de los cinco crímenes más violentos de Saltillo, se cometieron en el centro
Desde asesinatos múltiples hasta fratricidios, la ciudad ha sido testigo de trágicas historias de violencia en los últimos años. ¿Cómo se relacionan estos casos con la ciudad? ¿Qué nos dicen estos casos de nosotros?, ¿podemos aprender algo?
En los últimos 15 años, Saltillo ha sido testigo de crímenes violentos. Algunos quizá no podrías ni imaginarlos. Pero este tipo de actos también forman parte de la ciudad.
Este es un recuento de 5 hechos diferentes que marcaron con tragedia la rutina de la capital. Destaca que 3 de ellos ocurrieron en la zona centro.
Recordarlos, olvidarlos, conmemorar a las víctimas, exigir justicia o condenar a los culpables, ya dependerá de quien lea estas historias que destacan por su alto impacto y grado de violencia.
No escribimos esto desde el morbo, tampoco para glorificar a victimarios, sino porque la historia de las ciudades también tiene esta cara. Una que no siempre nos gusta reconocer. Una que quizá vale la pena no olvidar y quizá hasta haya algo que aprender. Una que en entregas futuras ahondará en crímenes cada vez más enterrados décadas pasadas.
El multihomicida de la colonia Latinoamericana
Rogelio Flores Cruz, conocido como el “homicida multifacético de la colonia Latinoamericana”, cometió un asesinato múltiple el 2 de junio de 2019, en el que acabó con la vida de cuatro de sus familiares: José Antonio N, de 71 años; Hermelinda N, de 70 años; María Aurelia N, de 91 años; y Virginia N, de 61 años. Entre las víctimas se encontraban sus abuelos, su bisabuela y una tía abuela. Los cuatro fueron encontrados muertos en la calle Montevideo, en la colonia Latinoamericana, y en el ataque, Rogelio utilizó repetidamente un cuchillo para apuñalar a sus víctimas, así lo mencionó el reporte policiaco.
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Verónica, la hija del matrimonio, fue quien descubrió los cuerpos en el hogar y llamó a las autoridades. Al no recibir respuesta de su madre a través de llamadas y al confirmar su ausencia en el trabajo, decidió ir al domicilio. Allí, se encontró con la impactante escena de sus familiares asesinados.
Luego de cometer los crímenes, Flores Cruz intentó huir, pero fue detenido por las autoridades el 13 de junio de 2019 en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Un año después de los hechos, fue condenado a 45 años de prisión por tres delitos: parricidio, matricidio y robo.
En 2022, Rogelio confesó los hechos, relatando cómo llegó a la casa de su abuela Hermelinda la mañana del sábado uno de junio. Simuló estar dormido hasta las 10 de la noche, esperando a que todos se durmieran. Luego, bajó a la cocina, tomó un cuchillo de 25 centímetros y se dirigió a la habitación de su bisabuela, María Aurelia. La despertó y le cortó la garganta. Después de cometer el crimen, regresó a su habitación y esperó hasta la mañana del día siguiente para continuar asesinando a sus otros familiares.
En su declaración, Rogelio mencionó como al despertar, observó a su abuelo ingresar a su estudio, mientras su abuela se dirigía al patio. Aprovechó la oportunidad para entrar al estudio y asesinar a su abuelo. Luego, bajó a la cocina, preparó un cereal y regresó a su cuarto. Más tarde, recorrió la casa y vio cómo su abuela entraba a la lavandería, momento que aprovechó para clavarle el cuchillo en el cuello. A las 11 de la mañana, esperó a que Virginia saliera de bañarse y la mató frente al espejo, de la misma forma en que había asesinado a los demás.
“La Hiena de Saltillo”
Rocío Hernández, conocida como “La Güera”, tenía solo 25 años cuando, en la madrugada del martes 24 de marzo de 2009, causó la muerte de sus dos hijos menores, Saúl y Fátima, de 11 y 5 años, respectivamente, las autoridades a través de las investigaciones, concluyeron que la mujer habría provocado el incendio en su hogar. El siniestro ocurrió en la vivienda ubicada en el número 410 oriente de la calle Melchor Múzquiz, en el centro de la ciudad. Los vecinos alertaron rápidamente al número de emergencias (066 en ese entonces), y cuando los bomberos llegaron al lugar, encontraron a los niños casi completamente calcinados. Tanto los menores como la madre sufrieron graves heridas y fallecieron días después en el hospital.
Este crimen, de acuerdo a las autoridades, se vinculó a un episodio psicótico de “la Güera”, quien trabajaba en un bar llamado La Jirafa. El dueño del establecimiento, Jesús Mata, con quien mantenía una relación amorosa, tenía un profundo cariño por los hijos de Rocío, Saúl y Fátima. Sin embargo, la relación entre Rocío y Jesús no era buena, ya que ella no seguía las reglas del trabajo, lo que generaba constantes confrontaciones entre ambos.
Testigos declararon a las autoridades que la mañana del incidente, Rocío tomó un taxi y pidió al conductor que se detuviera en una ferretería para comprar veneno para ratas. Al no encontrarlo, se mostró desesperada y le solicitó al chofer que la llevara a su casa, donde le pidió que la esperara mientras ella salía con dos garrafones, los cuales llenó de gasolina.
Según relatos de la época, se dice que el mismo día en que Jesús enterraba a los niños, Rocío perdió la vida en el Hospital Universitario de Monterrey. En cuanto se confirmó su fallecimiento, se informó a su madre, Marta Rivera, quien colapsó durante el sepelio de sus nietos.
La leyenda cuenta que en la casa ubicada en el número 410 de la calle Múzquiz, en el centro de Saltillo, su alma permanece, lamentando la locura que llevó a la muerte de sus hijos. Aquellos que visitan el lugar aseguran sentir escalofríos y miedo debido a su presencia.
Matricidio en la Zona Centro
El 19 de octubre de 2020, Édgar Osiel mató a su madre, Julieta Hernández de León, de 60 años, proporcionándole siete puñaladas, así lo dio a conocer el informe policial. Este crimen ocurrió después de que Édgar sufriera una crisis debido a un trastorno mental. Los hechos se desarrollaron en su hogar, ubicado en el número 1327 de la calle de la Fuente, en el centro de la ciudad.
Ernesto en su declaración mencionó como, al llegar a la casa de su madre, se encontró con una escena aterradora: el cuerpo de su madre yacía en un charco de sangre en la cocina, mientras su hermano Édgar, con las manos cubiertas de sangre, rezaba a su lado. Al escuchar los gritos durante un forcejeo por desarmarlo, los vecinos alertaron a las autoridades.
Tras cometer el crimen, Édgar fue arrestado y vinculado a proceso, con un período de tres meses de investigación adicional. Durante este tiempo, fue sometido a una serie de evaluaciones psiquiátricas para determinar si su esquizofrenia era de carácter ocasional o persistente. El 28 de agosto de 2021, debido a su estado mental, se declaró culpable de los hechos y fue condenado a recibir tratamiento psiquiátrico durante más de 12 años en el Centro de Salud Mental (Cesame), así lo dieron a conocer las autoridades.
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Asesinato de una tía y ocultamiento del cuerpo
José de Jesús Serna, integrante de una banda de rock, asesinó a su tía, la docente Norma Aracely Serna Espinoza, estrangulándola. El crimen ocurrió después de que la víctima arrojara algunas de sus pertenencias, incluida su guitarra. Los hechos sucedieron el 12 de septiembre de 2017, en su hogar, ubicado en el número 544 de la calle Nicolás Bravo, en la Zona Centro.
Consumido por la furia tras el daño a su querida guitarra, José de Jesús se lanzó contra su tía, golpeándola y estrangulándola hasta causarle la muerte. Al comprobar que había fallecido, cavó una fosa de 96 centímetros debajo de su cama. Posteriormente, informó en su perfil de Facebook sobre la desaparición de su tía, así lo dio a conocer el peritaje realizado por las autoridades correspondientes.
Aunque no se sabe cómo las autoridades lograron obtener la confesión, semanas después José de Jesús admitió su crimen cuando los olores nauseabundos del cadáver comenzaron a generar sospechas entre los peritos que realizaban tareas de exhumación en su hogar. En 2021, fue liberado bajo libertad condicional después de que una tía, quien fue considerada víctima indirecta, le otorgó el perdón. Una jueza modificó su medida cautelar, sustituyéndola por una orden de restricción que le prohíbe acercarse al domicilio de la familia de la maestra.
Fratricidio en la colonia Guayulera
El 14 de agosto de 2023, una riña que comenzó como una discusión entre hermanos terminó en tragedia en la colonia Guayulera. La disputa, aparentemente alimentada por el alcohol y las drogas, resultó en la muerte de uno de ellos. El fatal incidente ocurrió en la casa ubicada en el número 708 de la calle Bustamante, donde Víctor Santana, conocido como “Zapata”, perdió la vida a manos de su hermano Luis, apodado “Chiquilín”.
El conflicto entre los hermanos Víctor, Luis y Candelario Santana rápidamente escaló a violencia. Las autoridades creen que, en un arranque de furia, Luis tomó un cuchillo y propinó múltiples puñaladas mortales a su hermano Víctor.
Candelario, el tercer hermano, aparentemente alterado, salió a las calles cercanas pidiendo ayuda. Su huida lo llevó a chocar con una patrulla de la Policía Municipal en el cruce de Felipe Berriozábal y Miguel Negrete. Sin mostrar signos de delirio, Candelario les informó a los oficiales sobre el asesinato ocurrido en su hogar, esto según datos del informe policial.
Cuando los oficiales llegaron al lugar, se encontraron con una escena devastadora: Luis arrastraba el cuerpo sin vida de su hermano Víctor, quien estaba atado de pies y manos. La disputa que llevó a este trágico suceso se originó por una pelea por la herencia que su madre les había dejado, incluida la casa donde ocurrió el asesinato. Tras las declaraciones recabadas, la Fiscalía determinó la detención de dos individuos más, William y José Alejandro, sobrinos e hijos de Luis, por su implicación en el homicidio.
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