Gentrificación conquista el centro de Monterrey
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La edificación de departamentos, con vista a La Macroplaza y el parque Fundidora, abrió la puerta a la gentrificación del centro de la ciudad
Con la construcción de la Torre La Capital, en la orilla del emblemático río Santa Lucía de Monterrey, en 2013, inició el boom inmobiliario que desplazó a pobladores nativos y casas antiguas del centro de la capital de Nuevo León, para dar paso a cientos de departamentos y habitantes de mayor poder adquisitivo.
La edificación de departamentos, con vista a La Macroplaza y el parque Fundidora, abrió la puerta a la gentrificación del centro de la ciudad, que en los últimos seis años registró un incremento del 46% en la construcción de torres multiusos.
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Un estudio del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León (Iinso) indica que en 2018 había 12 edificios en el centro de Monterrey, y este año ya son 32.
”Lo que observamos es una gentrificación que se ha denominado inmobiliaria, que sería esta idea de reconquistar el centro y algunas otras zonas ya muy consolidadas de las ciudades, por parte del poder económico”, indicó la investigadora de Iinso, Rebeca Moreno Zúñiga.
Dijo que “estas compañías inmobiliarias de alguna manera van de la mano de las diferentes órdenes de gobierno, pues buscan hacerse de espacios para los desarrollos y para la capitalización de viviendas”.
La también doctora en Sociología detalló que este conjunto de edificios podría albergar de 10 a 12 mil departamentos, proyecto que, por su alto costo de alquiler o venta, ha desplazado a pobladores nativos.
El Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi arrojó que el centro de Monterrey tiene cerca de 2 mil 500 viviendas antiguas abandonadas; indica también que la población en esta zona bajó en 80%, al pasar de 100 mil habitantes en 1990 a menos de 22 mil en 2024.
Moreno Zúñiga consideró que este tipo de gentrificación, orientado a la gente de cierto sector económico, podría ser más positivo si se ofrece vivienda a un costo más bajo.
La Sociedad de Urbanismo de Nuevo León informó que el centro de la capital alberga más de mil lotes baldíos, los cuales podrían ser aprovechados por empresarios inmobiliarios para construir más departamentos o plazas comerciales.
El empresario manda
Benjamín Valdés, quien durante tres décadas fue arquitecto en el Instituto Nacional de Antropología e Historia de Nuevo León, demostró que tanto el Congreso como el gobierno de Nuevo León están dispuestos a modificar las leyes y usos del suelo para que los empresarios lleven a cabo sus proyectos.
Advirtió que “respetan cinco casitas viejas, pero alrededor construyen edificios de muchos pisos, y es un pleito perdido porque el arranque ya está.
”Los reglamentos nunca estuvieron tan rígidos como para que evitaran eso, se fue soltando, soltando y ahorita es la gran pelea”, externó el especialista.
El objetivo, de acuerdo con los expertos, es la migración de personas de alto poder adquisitivo dispuesta a pagar rentas que, incluso, ya superaron a las de la Roma o la Condesa, en la Ciudad de México.
De acuerdo con reportes inmobiliarios, la renta de un departamento de un piso y dos recámaras en el centro de Monterrey oscila entre los 17 mil y 38 mil pesos mensuales.
Partiendo del mínimo, el costo es 32.8% superior al de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
En venta, un departamento de 60 metros cuadrados está en 2 millones de pesos, como mínimo.
Para la investigadora social Rebeca Moreno Zúñiga, estos costos obligan al desplazamiento de personas de clase media baja o baja, que se mudan a la periferia.
“Y no pueden pagar y entonces se mueven a las colonias Terminal o Talleres, que tienen rentas más bajas y que todavía están en una zona cercana al centro”, dijo la experta.
Respecto a la venta de propiedades, el documento de Inmuebles24 indica que el precio promedio de un departamento de 65 metros cuadrados (m2) es de 3.9 millones de pesos y uno de 100 (m2) alcanza los 5.4 millones de pesos.
La población idealLa población “bisagra” es el objetivo de los empresarios para comprar o alquilar inmuebles en esta zona.
Rebeca Moreno Zúñiga explica que la competencia por el alto poder adquisitivo llevó a parejas, jóvenes y microempresarios a querer vivir en el centro de Monterrey, una vez que ya luce remodelado.
“Entrevistamos a estos que se conocen como población bisagra, que es la población nueva que llega al centro, y muchos de ellos eran activistas, participaban en asociaciones civiles, artistas y estudiantes que llegaban con una idea muy romántica del centro”.
”Son jóvenes, profesionistas, solteros o en pareja, gente de clase media, media alta y muchos de ellos estudiantes de universidades privadas”, señaló Moreno Zúñiga.
Datos de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de la Vivienda (Canadevi) indican que entre 2021 y 2022, más de 15 mil jóvenes de entre 24 y 27 años se independizaron y optaron por la renta de departamentos.
El mismo fenómeno se presentó con las personas divorciadas que cambiaron la vivienda familiar por espacios más pequeños.
En el mismo lapso de tiempo, el Registro Civil de Nuevo León reportó más de 15 mil disoluciones de matrimonio. A esta población se suman los empleados que son enviados por sus empresas a trabajar a Monterrey y los hospedan temporalmente en departamentos del centro.
“También hemos localizado que en estas torres de usos múltiples hay gente que viene de turista a un Airbnb, de turismo médico o compañías que alquilan para sus trabajadores. También particulares que han comprado esos departamentos para su renta e inversión futura”, señaló la investigadora.
Transformación sin planeación
En 2022, durante la crisis hídrica de Nuevo León, la Secretaría de Medio Ambiente Estatal alertó sobre los problemas que implicaría la construcción de departamentos en el centro de Monterrey, pues se generaría un problema en el abasto de agua para todos.
Pese a la advertencia, los constructores continuarán sus proyectos y especialistas estiman que en los próximos años los más de 10 mil departamentos nuevos, que se prevén en la zona, podrían ocasionar una falta de servicios básicos.
“Va a ser un gran problema. Si estos edificios se llegan a habitar en su totalidad, va a ver una competencia por la luz, por el agua e incluso hasta por la vista o por el aire. Hay lugares donde hay casas de un piso con una torre muy alta a un lado que va a tapar el sol en invierno o la sombra en verano. No está preparado el centro para eso, puede haber un colapso”, estimó Moreno Zúñiga.
Por su parte, Benjamín Valdés demostró que los gobiernos deben reconsiderar la situación y tratar de que la gentrificación se lleve a cabo de una manera más ordenada.
”Donde había unas tres casitas en el barrio ahora habrá 300, ¿cómo les vas a dar agua si el drenaje no está capacitado, el estacionamiento y la salida en la mañana por las mismas calles? Es un reto a futuro, dijo. Advirtió que “lo que está pasando es lo que pasa en las grandes ciudades y también en donde manda el dinero”, concluyó el arquitecto.