Nueva Delhi, "capital de las violaciones"
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Sobre el papel, Nueva Delhi es la capital administrativa de la India, pero de forma extraoficial es también la "capital de las violaciones"...
Nueva Delhi, India.- El 16 de diciembre de 2012 Nueva Delhi fue testigo de un suceso que la consagraría como "la capital de las violaciones" a ojos del mundo: el atroz forzamiento en grupo de una joven estudiante de Fisioterapia, que poco después perdió la vida a causa de las heridas.
La brutalidad del caso hizo que diese la vuelta al globo y abrió un debate internacional acerca de las causas que motivan el elevado número de agresiones sexuales registrado en la capital de la India.
Un conductor de autobús, su hermano, un frutero, un ayudante de gimnasio y dos limpiadores de autocares fueron los culpables de este salvaje acto, según la Justicia.Â
Cuatro de los seis acusados habían abandonado sus remotas aldeas de los norteños estados de Uttar Pradesh, Bihar y Rajastán para emigrar a barrios de chabolas delhíes.
La procedencia de estos seis jóvenes reforzó la opinión de muchos dedos que apuntaban a la inmigración masiva y al consecuente crecimiento descontrolado de los barrios de chabolas como unos de los principales causantes de los crímenes sexuales en la gran urbe.
En la capital del gigante asiático conviven más inmigrantes de los que acoge ningún estado del país, la mayoría procedentes de los vecinos Uttar Pradesh y Bihar.Â
El psiquiatra Neelesh Tiwari, en declaraciones a Efe, indica que "los hombres originales de pequeños pueblos se sienten sexual y económicamente con desventajas en las ciudades, donde encuentran a las mujeres "inaccesibles".
A los obstáculos que han de enfrentar en su nueva vida, se une la distancia con una familia a la que deben enviar dinero periódicamente, indica el psiquiatra.
"En este contexto, su deseo oculto crece hasta que un día explota al encontrar en la violación una forma de expresar su frustración con la sociedad", explica Tiwari.
RAVI DAS CAMP, BARRIO TRANQUILO DONDE VIVÍAN LOS DELINCUENTES
La colorida barriada Ravi Das Camp, situada en el sur de Delhi, se despierta temprano.Â
Es primera hora de la mañana y los niños corretean por sus estrechas callejuelas, salpicadas de tradicionales saris de tonos vibrantes que, colgados de cordeles, se secan al sol aquí y allá.
Un corro de mujeres mantiene una animada charla a la puerta de una vivienda y una de ellas destaca a Efe con una sonrisa la "buena relación" que existe entre los vecinos del lugar, "casi todos inmigrantes".
"Todos los que vivimos aquí somos familias. La gente es educada y hay un par de chicos que fueron elegidos para trabajar con el Gobierno", afirma con orgullo la mujer del sari rojo, que prefiere mantenerse en el anonimato.
Ravi Das Camp se hizo famoso en la India por ser la morada de cuatro de los acusados en el caso del 16 de diciembre.
Su comportamiento parecía ser una excepción a la norma en el día a día de este barrio de chabolas, donde la mayoría de vecinos coinciden en señalar la violencia que caracterizaba a estos hombres, bebedores habituales.
Ram Singh, el principal inculpado y conductor del autobús en el que fue perpetrado el crimen, "no tenía buena relación ni con su familia", según dice a Efe el joven de 19 años Vishwanath Sharma.
El chófer tenía en su poder "una espada y una pistola" y "había tenido muchas peleas", algunas de las cuales finalizaron con sus oponentes "medio muertos".
Quizás la práctica le ayudó a perpetrar su suicidio en la cárcel, mientras estaba a la espera de un juicio que se presentaba como poco esperanzador.
La mujer del sari rojo insiste en que nada ha cambiado desde entonces: "No tenía miedo antes ni lo tengo ahora".
Hace ya dos décadas que abandonó su Patna natal, en el estado de Bihar, para emigrar a Delhi, donde comparte una diminuta casa con sus tres hijos estudiantes.
Asegura que, desde entonces, el de diciembre es el único caso de violación que se produjo en su entorno.
SOLO SE DENUNCIA EL 10 POR CIENTO DE LAS VIOLACIONES
En la entrada de otra casa una chica lava vasos en una tina. Cada tarde sale de Ravi Das para asistir a clase en la Universidad de Delhi, pero a sus 18 años asegura que aunque en su barrio se siente "muy segura", la ciudad no le reporta la misma tranquilidad.
"Es que todos los días pasa algo en este país y tenemos muy mala fama fuera. Tenemos que hacer algo. Tenemos que juntarnos todos y hacer algo para cambiar nuestra imagen", masculla la madre de la joven, mientras ella mira tímidamente hacia otro lado.
Históricamente, el elevado número de violaciones en la India (el tercer país del mundo con más casos) se explicó a través de la discriminación de la mujer, la falta de educación sexual y la violencia presente en la sociedad.
Sin embargo, al menos en "la capital de las violaciones", el problema parece entrañar una mayor complejidad, ya que sólo un 28 por ciento de los casos registrados se corresponden con lo que comúnmente se entiende por violación.
El diario local The Hindu publicó recientemente un análisis en profundidad de los 583 casos que llegaron el pasado año a los juzgados de los distritos delhíes, el primer nivel en el que son tratados judicialmente.
El 30 por ciento de ellos tenían como protagonistas a jóvenes que presuntamente se habían fugado con sus parejas en el marco de una relación desaprobada por sus padres, quienes atajaron la situación con una denuncia por secuestro y violación.
Otras 109 mujeres -19 por ciento de los procesos- mantuvieron relaciones sexuales con hombres que habían convenido casarse con ellas y los denunciaron por violación cuando éstos retiraron su promesa.
Finalmente, un 21 por ciento de los casos tuvieron que ser descartados de los juzgados porque los denunciantes no se presentaron al juicio, admitieron que la querella era falsa o se volvieron violentos.
Si el mosaico dibujado por The Hindu no es de por sí lo suficientemente complejo, a ello se suma que en el gigante asiático solo se denuncian un 10 por ciento de las violaciones, según calculan los expertos.
La sociedad india repudia a las mujeres que han sufrido este tipo de crímenes convirtiendo a las víctimas en la principales acusadas, por lo que la gran mayoría de los sucesos no salen nunca a la luz.
"Las adolescentes piensan que el haber sido violadas les traerá problemas a la hora casarse y, además, el estigma social les supondría un problema todavía mayor", argumenta el psiquiatra Tiwari.
Por eso el 16 de diciembre de 2012 la sociedad india rebautizó a una joven que en su lecho de muerte escribió una última petición en un papel: "Tienen que ser castigados".
Le pusieron "Nirbhaya". En hindi, "la que no tiene miedo".Â
DESTACADOS:
+++ El psiquiatra Neelesh Tiwari indica que "los hombres originales de pequeños pueblos se sienten sexual y económicamente con desventajas en las ciudades, donde encuentran a las mujeres "inaccesibles". En este contexto, su deseo oculto crece hasta que un día explota al encontrar en la violación una forma de expresar su frustración con la sociedad".
+++ La sociedad india repudia a las mujeres que han sufrido este tipo de crímenes convirtiendo a las víctimas en la principales acusadas, por lo que la gran mayoría de los sucesos no salen nunca a la luz.
+++"Las adolescentes piensan que el haber sido violadas les traerá problemas a la hora casarse y, además, el estigma social les supondría un problema todavía mayor", argumenta el psiquiatra  Neelesh Tiwari.
Por Noemí Jabois/EFE-Reportajes