Ban cierra año difícil en la ONU con acuerdo imcompleto en su mayor apuesta

Internacional
/ 3 marzo 2016

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, cierra el año más difícil desde su llegada al organismo mundial con una acuerdo imcompleto y modesto en su mayor apuesta, la lucha contra el cambio climático.

El acuerdo político alcanzado el pasado sábado en Copenhague por EEUU, China, India, Brasil y Sudáfrica, y del que los demás países se limitaron a "tomar nota" después de dos semanas de intensas y difíciles negociaciones, ha sido sólo un tanto a medias para Ban en el asunto que ha sido la principal bandera de su gestión.

El secretario general de la ONU calificó el pacto de mínimos con que se cerró la cumbre sobre el cambio climático de la capital danesa como un "inicio esencial" con progresos en sus principales frentes, pero también subrayando que la atención debe dirigirse ahora a lograr que el pacto entre unos pocos se convierta en un tratado internacional legalmente vinculante.

"Tenemos las bases del primer acuerdo verdaderamente global para limitar y reducir las emisiones de los gases contaminantes, apoyo para la adaptación de los más vulnerables y el lanzamiento de una nueva era de crecimiento verde", dijo Ban terminada la cumbre.

Pero no le quedó más remedio que admitir que el acuerdo de Copenhague "no es lo que todos querían".

Pocos días antes de ese modesto resultado, Ban subrayaba ante la prensa en Naciones Unidas que desde que asumió el cargo, "hace casi ya tres años, me han escuchado decir que el cambio climático es el reto que va a definir nuestra era, que es el principal asunto económico y político de nuestro tiempo".

Pero aunque más de un ministro, como el de Exteriores francés, Bernard Kouchner, no dudó en felicitarle este mismo mes "por su preocupación y liderazgo en el cambio climático. Su lucha viene de lejos", los países no le han dado en la cita danesa el espaldarazo que necesitaba para avanzar en ese asunto.

Si bien el acuerdo alcanzado en Copenhague está por debajo de las expectativas iniciales de la ONU, también es visto como un paso adelante teniendo en cuenta que hace sólo unas semana se auguraba que terminaría en fracaso total, señalaron varios analistas.

El director de la organización Global Policy Forum, James Paul, resaltó, durante una entrevista con Efe, la gestión de Ban en la reunión de alto nivel sobre el cambio climático celebrada el pasado septiembre coincidiendo con la Asamblea General, en la que logró un amplio respaldo a los esfuerzos de la ONU.

Más de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno, incluido el presidente de EEUU, Barack Obama, asistieron al encuentro celebrado el pasado 22 de septiembre en la sede de Naciones Unidas.

"Hay que darle crédito por la reunión de septiembre, que ha resultado ser un momento importante en el camino hacia Copenhague", dijo el responsable de este centro de análisis internacional especializado en la supervisión de la actividad de Naciones Unidas.

Paul señaló que posiblemente el factor clave en estas últimas semanas de negociaciones ha sido la voluntad de los líderes de EEUU, China e India de ofrecer medidas concretas para reducir o moderar sus emisiones, más que el papel desempeñado por la misma ONU.

Resaltó también que Ban ha mantenido una fuerte presión sobre la comunidad internacional desde su llegada al cargo, y no ha desfallecido ni en los momentos en que los intentos de lograr un consenso global parecían destinados al fracaso.

Ban cierra así un año difícil, no exento de tensiones, como las que él mismo y su equipo vivieron a mediados de año a causa de la pobre evaluación dada a su trabajo por algunos medios de prensa.

Con probabilidad, la que más dolió fue la filtración de un memorándum de la embajadora adjunta de Noruega ante la ONU, Mona Juul, que ofrecía una descarnada crítica de la gestión del ex ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Sur.

La representante de uno de los países más defensores del multilateralismo dijo que Ban "carece de carisma" y se muestra "débil" e "indeciso" ante crisis como la del pasado mayo por la sangrienta ofensiva final del Gobierno de Sri Lanka contra los rebeldes tamiles.

También lo acusó de ser un "observador pasivo" en el proceso de la líder opositora birmana, Aung San Suu Kyi, y habló de que tiene tendencia a protagonizar "airadas rabietas" que desconciertan incluso a sus más cercanos colaboradores.

Estas críticas, sumadas a otras de la misma naturaleza recibidas en medios de prensa reconocidos como Financial Times, The Economist o The Wall Street Journal, supusieron un golpe para Ban y su círculo de colaboradores, que las encontraron sesgadas por no mencionar "triunfos" como el despliegue de una misión de paz en Darfur tras superar años de negativas del Gobierno de Jartum.

En su última conferencia de prensa, antes de partir a Copenhague, Ban evitó hacer un balance de su gestión y se limitó a decir que quiere seguir "trabajando duro" para contribuir a resolver los problemas globales que afronta el organismo.

"Mirando hacia atrás a estos tres últimos años, y con el apoyo de los estados miembros, la comunidad internacional y muchos cooperantes humanitarios, la ONU ha conseguido ponerse al frente de muchos asuntos importantes", señaló.

Ban, que admitió que "se necesita hacer más" en muchas áreas, consideró que "es un poco temprano para definir en qué, cómo y dónde he conseguido éxitos".

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