Así fue la primera semana de Elon Musk en Washington

Internacional
/ 30 enero 2025

El multimillonario y sus aliados de Silicon Valley aterrizaron en la capital y se movilizaron para reducir el tamaño del gobierno federal, retomando la estrategia que usaron tras comprar Twitter en 2022

NUEVA YORK- El viernes por la tarde, la persona más rica del mundo se presentó en lo que parece ser una de las agencias más aburridas del mundo para exigir una lista.

Elon Musk había llegado a la Oficina de Gestión de Personal, una agencia que suena mundana pero con un vasto poder para supervisar la fuerza de trabajo civil federal. Durante su primer mandato, el presidente Donald Trump utilizó la agencia para imponer la lealtad a su agenda. Durante su segundo periodo, parece que Musk podría utilizar la oficina para imponer la lealtad a su propia agenda.

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Musk ha irrumpido en Washington con una multitud de amigos y empleados, decidido a dejar rápidamente su impronta. Nunca antes en los tiempos modernos alguien tan rico había desempeñado un papel tan activo en el gobierno estadounidense. Musk se ha hecho omnipresente en Washington desde que voló para la toma de posesión de Trump. Su avión no se ha movido de allí.

En su primer día, Trump le dio poderes a Musk al crear el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental, una iniciativa de reducción de costos que lidera el multimillonario tecnológico. Trump facultó al grupo para trabajar, entre otras cosas, en un plan para reducir el tamaño de la plantilla federal.

Al tomar Washington con la determinación y bravuconería que le caracterizan, Musk está retomando las tácticas que implementó en Twitter, cuando compró esa compañía en 2022. Ha hecho valer todo el peso de su red de Silicon Valley, instalando a algunos de los mismos ejecutivos que recortaron el 80 por ciento de la plantilla de la red social, e incluso utilizando los mismos términos en el campo de “asunto” en los correos electrónicos. Ha prometido “reducciones masivas de personal en toda la burocracia federal”, y ahora se apresura a hacer precisamente eso.

$!En su primer día, Trump le dio poderes a Musk al crear el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental.

El planteamiento de Musk de recortar primero y arreglar después ha sido intencional a lo largo de toda su carrera. Y algunas de las primeras medidas del gobierno de Trump para congelar la financiación de los programas federales e incitar a los trabajadores federales a dimitir han provocado una confusión masiva o están siendo impugnadas legalmente. (El miércoles, la Casa Blanca revocó una orden que congelaba billones de dólares en subvenciones y préstamos federales).

Pero Musk quiere un cambio radical, y está avanzando en ello.

Este artículo se basa en entrevistas con una decena de personas informadas de cómo Musk ha pasado su primera semana en Washington, todas las cuales insistieron en mantener su anonimato porque no estaban autorizadas para hablar de sus actividades.

ALIADOS DE MUSK PARA SUPERVISAR LA PLANTILLA LABORAL

El viernes, Musk se presentó en el Edificio Federal Theodore Roosevelt y pidió al personal de la Oficina de Gestión de Personal que elaborara una lista de los directores federales de información. La petición reflejaba cómo los planes de Musk parecen implicar en gran medida a la agencia, que será dirigida por un partidario suyo, Scott Kupor, un capitalista de riesgo de Silicon Valley en la empresa Andreessen Horowitz, quien está a la espera de ser confirmado por el Senado.

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Musk, sin embargo, no pierde el tiempo antes de la llegada de Kupor.

Varios de los principales colaboradores de Musk han conseguido puestos de asesores principales en la Oficina de Gestión de Personal. Entre ellos se encuentra Brian Bjelde, un ejecutivo de recursos humanos de SpaceX que se ha identificado como el empleado número 14 de la empresa y que desempeñó un papel en la adquisición de Twitter, donde ayudó a Musk en el proceso de realizar despidos generalizados. Otro que ha llegado es Riccardo Biasini, ejecutivo de Boring Company, la empresa de construcción de túneles de Musk, quien también se unió al equipo en Twitter.

Pero el más poderoso de los aliados de Musk en la Oficina de Gestión de Personal ha sido Anthony Armstrong, un importante banquero tecnológico de Morgan Stanley que trabajó en la adquisición de Twitter por parte del multimillonario en 2022.

$!El planteamiento de Elon Musk de recortar primero y arreglar después ha sido intencional a lo largo de toda su carrera.

Parece que Musk se ha apoderado incluso de las comunicaciones internas. El martes por la noche, un correo electrónico de la Oficina de Gestión de Personal ofrecía a unos dos millones de empleados federales la opción de dimitir y cobrar hasta finales de septiembre, con el asunto: “Bifurcación en el camino”. Ese fue exactamente el asunto que Musk utilizó para animar a los empleados de Twitter a dimitir en noviembre de 2022.

La mayoría de las personas que Musk ha llevado a Washington son jóvenes ingenieros que no lo conocían, pero que se han apuntado a jornadas de 80 horas semanales y han sido designados en agencias federales.

Pero no confía fácilmente en la gente nueva por lo que, en gran medida, recurre a su círculo íntimo.

Entre sus confidentes en su vasta guerra contra la burocracia figuran el inversor Antonio Gracias, antiguo miembro del consejo de Tesla, y Terrence O’Shaughnessy, general retirado de cuatro estrellas de las Fuerzas Aéreas, quien es uno de los principales asesores de Musk en SpaceX. Musk ha presionado para que O’Shaughnessy ocupe puestos gubernamentales, y el general le comentó a otras personas que se le estaba considerando como posible sustituto de Pete Hegseth durante su turbulenta pero exitosa candidatura para dirigir el Pentágono.

Una nueva persona que se ha ganado la confianza de Musk es Baris Akis, un dirigente de origen turco de una empresa de riesgo de Silicon Valley, quien se licenció en Stanford en 2016.

Akis no tenía ninguna relación significativa con Musk hasta hace apenas unas semanas. Pero se implicó a fondo en la transición de Trump —quizá dedicando más horas que cualquier otro líder tecnológico, aparte de Musk— y gracias a ese esfuerzo se convirtió en la mano derecha de Steve Davis, un lugarteniente de Musk que ha supervisado el Departamento de Eficiencia Gubernamental.

Davis y Akis han estado muy implicados en la Oficina de Gestión de Personal en las últimas semanas. Pero ninguno de los dos trabaja realmente allí. En la actualidad, Davis dedica gran parte de su tiempo a la Administración de Servicios Generales, que ayuda a gestionar los organismos federales y que probablemente sea el próximo objetivo de la guerra de Musk contra la burocracia.

En la Administración de Servicios Generales, Musk ha designado a un ingeniero de software de Tesla, Thomas Shedd, como director de “Servicios de Transformación Tecnológica”.

Otra aliada de Musk, Amanda Scales, quien trabajó para el multimillonario y antes laboró para Akis, ha desempeñado un papel especialmente orientado hacia el exterior en la Oficina de Gestión de Personal. Se pidió a las agencias federales que le enviaran a Scales una lista de los trabajadores que aún están en período de prueba, y que por tanto son más fáciles de despedir.

Scales ha sido nombrada jefa de personal de la agencia en un momento en que ese ente no tiene un director a tiempo completo, y se ha enfrentado a muchas iras en internet como la cara de las reducciones de personal federal propuestas por Trump.

Huellas dactilares en movimientos clave

En Washington, Musk es una celebridad y un burócrata, a veces de manera simultánea.

En un momento dado, él y varios de sus amigos multimillonarios, incluido Gracias, se mezclaban con miembros de la clase dirigente de Washington en la cena anual del Club Alfalfa, donde varios asistentes rompieron la política no escrita de no usar teléfonos y le acosaron para hacerse selfis. En otra ocasión, se le vio en el comedor de la Casa Blanca, donde los veinteañeros miembros del personal comen bocadillos entre reunión y reunión pero, a diferencia de Musk, la mayoría no regresan a un despacho del ala oeste para ayudar a supervisar lo que Trump dice que es un equipo de 40 personas que lleva a cabo sus órdenes ejecutivas.

En su primera semana, Musk se ha centrado en maniobras burocráticas.

Su equipo le ha dado prioridad a encontrar la manera de enviar correos electrónicos a los 2,3 millones de empleados civiles federales a la vez, algo que es fácil de hacer en una empresa como Tesla, pero que es mucho más complicado en la vasta fuerza de trabajo federal, en la que las agencias normalmente solo pueden enviar correos electrónicos a sus propios empleados. La Oficina de Gestión de Personal pudo utilizar esa lista para enviar su memorándum del martes por la noche.

Todo ello en pos de lo que Musk dijo inicialmente que supondría un ahorro anual de costos de 2 billones de dólares mediante el uso de la tecnología, la desregulación y los recortes presupuestarios (más recientemente ha rebajado su estimación a cerca de 1 billón de dólares). En varias publicaciones que ha hecho en X desde la toma de posesión de Trump, el Departamento de Eficiencia Gubernamental ha presumido de más de 500 millones de dólares de ahorro inmediato mediante la reducción de las iniciativas DEI y la renegociación de los arrendamientos de oficinas no utilizados, que los funcionarios calificaron como el “objetivo inicial” del grupo.

El primer día del gobierno de Trump, el equipo de Musk se hizo cargo del Servicio Digital de Estados Unidos, una unidad de la oficina ejecutiva del presidente que ha sido rebautizada como “Servicio DOGE de Estados Unidos”. Los aproximadamente 200 empleados del servicio esperan despidos sustanciales, y otro ejecutivo de Silicon Valley, Tom Krause, ha realizado algunas entrevistas a los empleados. Entre otras cuestiones, Krause le preguntó a los empleados qué les hace excepcionales y quiénes son los mejores trabajadores de la agencia.

El equipo de Musk también ha asumido diversas funciones, como miembros del personal informático y detectives. Trump ha dicho que el trabajo de Musk incluye llevar a cabo sus órdenes ejecutivas. Y por eso Musk ha intentado desplegar a sus ingenieros para encontrar maneras de cerrar el flujo de dinero del Departamento del Tesoro a las cosas que Trump quiere desfinanciar.

Los aliados de Musk en el Departamento de Eficiencia Gubernamental y en la Casa Blanca dicen que sofocaron un intento de algunos empleados federales de enviar dinero a toda prisa a la Organización Mundial de la Salud, justo después de que Trump dijera que iba a retirar al país de la agencia mundial. Sus afirmaciones no pudieron verificarse inmediatamente.

Y, según al menos un asesor de Trump, Musk también desempeñó un papel en la amplia concesión de clemencia del presidente a los acusados del atentado contra el Capitolio del 6 de enero de 2021.

La noche de la liberación de los presos, Paul Ingrassia, enlace de la Casa Blanca con el Departamento de Justicia, afirmó ante una multitud en una cárcel de Washington que “Elon Musk sabía mucho de esto y era el cerebro que estaba detrás”.

Junto a Ingrassia estaba un colaborador de Musk: Christopher Stanley, quien ha trabajado como ingeniero de seguridad en SpaceX y X y recientemente se ha trasladado a un puesto “en la Casa Blanca”, dijo Ingrassia. Stanley se ha quejado en las redes sociales de la ética laboral de los empleados federales y de la rapidez con que devuelven los correos electrónicos desde que llegó a Washington.

Es posible que Musk sea una especie de supercolaborador, pero en general cae bien en el círculo íntimo de Trump, enviándose mensajes de texto e intercambiando información con miembros del personal que tienen muy poca influencia en comparación con la suya. Pero no lo encuentra indigno: en una conversación con un amigo, Musk parecía casi asombrado de su fortuna.

Kirsten Grind y Ryan Mac colaboraron con reportería.

Theodore Schleifer es un periodista del Times que cubre la financiación de las campañas y la influencia de los multimillonarios en la política estadounidense.

Madeleine Ngo cubre la política económica estadounidense y cómo afecta a la gente de todo el país. c. 2025 The New York Times Company.

Por Theodore Schleifer y Madeleine Ngo, The New Yorl Times.

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